¿Qué es el concepto de la angustia de Kierkegaard?

Me explicas por favor el concepto de la angustia de Kierkegaard es urgente gracias

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El concepto de la angustia se ocupa de la sexualidad, tomada como el elemento constituyente en el concepto de pecado original.
¿La angustia es el sentimiento que aferra y domina al hombre cuya síntesis se ve amenazada por el hecho de que un aspecto? ¿El cuerpo, lo temporal, lo necesario? Está tomando el control. La angustia es una voz de alarma, aunque puede ser también la tentación para un nuevo pecado.
"El hombre no es consciente de la culpa porque peca, sino que peca porque es consciente de la culpa" dice con palabras muy cercanas a Freud.
El hombre que, a través de la voz de la angustia, se ha dado cuenta de la ineficiencia de la esfera estética y sensual, ha alcanzado la madurez para elegir algo más e ingresar en la esfera ética. Pero ocurre lo mismo en la esfera ética: debemos distinguir entre distintos estadios.
En el más bajo el hombre todavía piensa que solo encontrará las exigencias de la eternidad en el mundo temporal. En el estadio más alto, el hombre ético ha descubierto qué poco puede lograr por sus propios esfuerzos. El hombre que se had dado cuenta de esto se ha convertido en suficientemente maduro como para cruzar de la esfera ética a la religiosa, que está basada en este reconocimiento de la ineficiencia del esfuerzo humano.
La paradoja y el salto para llegar a la fe
La encarnación es ella misma una paradoja; en parte porque significa la aparición de lo infinito en el tiempo que ninguna mente humana puede terminar de comprender, y en parte porque Dios, libre de culpa, debe ser absolutamente diferente del hombre, cuyo destino yace en la falsedad desde que vive en el pecado.
Y una vez que nos encontramos ya ante la paradoja, surge necesariamente un nuevo elemento, la fe. Kierkegaard desarrolló un concepto de veras extremado de la fe: la fe en Dios es una obediencia que exige dejar a un lado todos los conceptos humanos.
El hombre se encuentra entre dos polos: la nada (el pecado) y lo absoluto (Dios). El hombre debe elegir entre la nada y lo absoluto. El hombre decide de su ser, de su vida mediante su libertad. El ser del hombre oscila entre la nada de la cual viene, la nada y el pecado que lo tira para abajo, que lo conduce a la desesperación (por apartarlo de su fin) y la opción por lo absoluto, que es Dios (tensión dialéctica). En cada instante de su vida, el hombre vive dentro suyo esta cierta oposición de optar por Dios. La angustia es el resultado de esa tensión, de tener que elegir.
Esa tensión dialéctica que tiene el hombre encuentra su cauce en Jesucristo, que es hombre y es Dios. En Jesucristo se sintetizan tiempo y eternidad. Entonces, en el seguimiento de Jesucristo está la solución para la existencia humana.
Lo que cada persona es depende de su libertad, de lo que quiere hacer. El hombre no se salva si no es pegando el salto de la fe, salto por el cual opta por Dios. Acá Kierkegaard dialoga con Hegel: dice que no es una misma cosa religión y filosofía. Hay una cierta ruptura entre ambas y por eso hace falta un salto. Salto cualitativo entre lo que entiende la inteligencia humana y lo que acepta por fe. El punto de Arquímedes de la libertad es la opción por el absoluto, desde allí se mueve todo.
En Temor y temblor (1846), Kierkegaard se centra en el mandamiento de Dios sgún el cual Abraham ha de sacrificar la vida de su hijo Isaac (Gén. 22, 1-19), un acto que viola las convicciones éticas de Abraham. Éste da muestra de su fe al someterse al mandato de Dios, incluso aunque no lo pueda comprender. Esta "suspensión de la ética", como lo llamaba Kierkegaard, permite a Abraham alcanzar un auténtico compromiso con Dios. Para evitar la desesperación última, el hombre tiene que dar un salto de fe similar en una vida religiosa, que es en sí misma paradójica, misteriosa y se halla plagada de riesgos. Uno está llamado a ello por el sentimiento de la angustia que, en última instancia, es un temor a la nada.
Los hombres que realizan el salto, escogen la fe al placer estético y al llamado de la razón al deber. Y aunque puede ser "terrible saltar en los brazos abiertos del Dios vivo", como Kierkegaard dice, "es el único camino a la redención."
Para Kierkegaard el mal es la nada, la opción por la nada, el no ejercer la propia libertad, el quedarse distraído con los placeres, con el divertimento, con lo mundano. El mal es quedarse sólo en un deber humano, en lo que hay que hacer según una ética de los hombres. Por eso la necesidad del salto, el mal es no constituirse como persona frente a Dios, no confirmar la propia existencia.
En cierta forma, al pensar el hombre como síntesis de nada y absoluto, Kierkegaard está pensando un maniqueísmo. La nada y el absoluto son en alguna medida dos principios opuestos en el hombre. La diferencia radica en que el hombre cuenta con una voluntad, con una libertad que lo lleva a la angustia y a la desesperación o a la redención. ¿Está en el hombre definirse por alguno de esos? ¿Llamémosle? Principios. Si el hombre ignora el llamado de lo absoluto, sentirá angustia y más adelante desesperación. Si el hombre se da cuenta de su situación, entonces y sólo entonces realizará el salto y vivirá en la vía religiosa.
De esta manera, combatir el mal es ser más fuerte que esa nada, es llenar con la fe esa muestra de lo absoluto que tenemos en nosotros que es la angustia. Y con este concepto, la libertad cobra un valor gigantesco porque es ella misma la que nos puede hacer avanzar en los estadios de la vida: nos puede hacer escalar del simple estado hedonista, de ese estado de animales, al de la fe, al religioso. Y es notable que la base de la salvación del hombre radica en el hecho de elegir, no cualquier cosa sino esto o aquello con compromiso, porque cada acto nos constituye, cada acto nos hace quedarnos o no en estadios inferiores, nos hace avanzar hasta los brazos de Dios.

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