Soy escritor de filosofía y busco opiniones sobre mi sitio web www.nardovittorio.tk

He leído con atención y deleite la poesía que escribes. Es bella y personal, y me hubiese gustado haber podido disfrutar de algún texto más.
¿Fue el amor lo que te despertó ese fuerte impulso de convertir en palabras tu sensibilidad y emociones? La poesía es un hermoso medio para conocerse a uno mismo y mirar hacia la esencia y el significado profundo de las cosas que nos rodean. Te animo a que sigas cultivando, explorando, penetrando, tocando, alcanzando, bebiendo y volando el camino poético. Te llevará hacia ti mismo, expandirá tu percepción y tu sentimiento del mundo y de la vida, te llenará de intensas emociones a través de las cuales es posible otra comprensión, no materialista, no económica, no lógico-matemática, de las cosas. Es un enriquecedor camino, y además también una manera de transmitirle a otros tus hallazgos y despertarles a una realidad más amplia.
Desde un punto de vista estrictamente literario, dejando aparte el significado y las implicaciones de lo que expresas, es decir, si yo formara parte de un jurado literario, te haría algunos comentarios. Escribes en versos libres, sin una estructura prefijada en métrica ni rima, y empleas la técnica del caligrama jugando con la distribución de las palabras sobre el papel. Ambas técnicas, versos libres y caligramas, se complementan estupendamente y aportan, por sí solos, elementos al texto provocando sensaciones y remarcando palabras o versos. Gerardo Diego es un poeta que escribe de este modo y con unas temáticas, en ocasiones, similares a las tuyas. Al leerte, me ha recordado a él. En general el ritmo y la sonoridad resultan adecuados, y algunas metáforas son muy creativas y transmiten lo que pretenden. Sin embargo, es posible pulir y afinar algunos pasajes. Algunas de las palabras o expresiones que utilizas evocan sensaciones que no acaban de acompañar el sentido del conjunto del poema; por ejemplo "marciano" en el precioso texto "El Azul". En mi opinión falta madurar un poco la expresión y el uso de los recursos literarios, ya que hay altibajos: en cuatro versos es posible encontrar preciosas metáforas al lado de otras más comunes o, incluso, algún término que no acaba de cuajar. Pero es absolutamente normal. Dices que hace poco que has comenzado a entrar en este terreno ¡Uno no comienza escribiendo como Neruda, cuesta años llegar ahí! A nivel sintáctico, la estructura de las oraciones, correcto. A nivel ortográfico, debes prestar atención al uso de las tildes: estas, trate, transforme etc. llevan tilde (estás, traté, transformé); ti ("Hoja de Ti"), tras etc. no llevan (ti, tras); respecto a los signos de puntuación, los versos libres proporcionan mucha libertad en su uso y lo que sería incorrecto en otro tipo de composiciones, se admite en este formato. Respecto a las temáticas y su tratamiento (el amor, la palabra, la exaltación de un objeto ordinario -el color azul-), son bastante usuales en la literatura poética. Pero claro, todos los poetas son personas y todas las personas sienten, sentimos, acerca de más o menos las mismas cosas. La diferencia es que los poetas lo hacen con una intensidad y perspectiva, a veces, abrumadoras y clarificadoras. Pedro Salinas tiene maravillosos poemas de amor que, en algunos puntos, se asemejan a lo tú que escribes. Sobre todo en los inicios, el camino poético recorre senderos similares y paralelos a los de quienes alguna vez han comenzado ese mismo camino. Quizá alguno de los compañeros expertos de la sección de filología o literatura puedan aportarte más ideas o críticas constructivas en estos aspectos estilísticos y formales de tus textos, ya que, aunque tengo algunos conocimientos al respecto, no es un área específica de mi especialidad y ellos están más cualificados que yo en este sentido.
Desde un punto de vista filosófico-existencial, después de leer tus poemas, en un análisis preliminar, yo resaltaría, aunque hay otros, el siguiente aspecto: a través de tus poemas se percibe una marcada percepción del "yo", ya sea respecto a un "tú" (la persona amada), o bien respecto al mundo exterior, o incluso respecto al mundo interior (el surgir de los pensamientos).
Esta concepción del "yo" como algo separado, una entidad autónoma dentro de nuestra psique, que observa, siente y reflexiona acerca de todo "lo otro" (personas, objetos y sucesos psicológicos internos) proviene de varias tradiciones: empezando por Descartes en la historia moderna, pasando por la concepción romántica occidental del mundo en el siglo XIX, la percepción freudiana del sujeto y el individualismo de las filosofías anglosajonas extendidas posteriormente junto al sistema económico capitalista. Esta manera de sentir el mundo y a nosotros mismos, aunque tiene cierta base biológica y se ve apoyada por determinadas estructuras y dinámicas de la psique humana, tiene un muy importante y determinante componente cultural e histórico. Vemos así el mundo no porque el mundo sea así, sino porque nuestra cultura nos hace (algunos dirían que nos impone) vivirlo así. La primera cuestión importante a este respecto es que esta manera de ver el mundo tiene algunos efectos secundarios importantes: la persona puede llegar a sentirse profundamente separada o aislada de todo y experimentar una honda (y a veces desoladora) soledad. Esto puede dar lugar a una tristeza difusa de base en la vida, a una falta de sentido vital, a épocas de desánimo existencial o a actitudes en las que nos sentimos víctimas del mundo. Por otra parte, esta cosmovisión también favorece la conflictividad y el enfrentamiento, ya que parte desde un individualismo competitivo posesivo. Conviene ser consciente de que este tipo de sensaciones (y otras similares) nacen de nuestra manera de vivir la vida, que a su vez es producto de una construcción sociocultural histórica determinada, pero no la única ni tampoco necesaria. La segunda cuestión importante es saber que hay otras alternativas para ver el mundo y vivir la vida. No sólo hay maneras de equilibrar (o, según el caso, sanar) y expandir esta forma centrada en el "yo" de sentir el mundo, sino que hay cosmovisiones completas diferentes capaces de transformarnos profundamente. A través de la poesía se puede penetrar en estas cosas, preguntarse por la vida, explorar ese "yo" e intentar averiguar qué es y cuál es su lugar, encontrar las raíces existenciales que unen a cada ser humano, más allá del "yo", con todo el universo, experimentar la colaboración y la entrega... La poesía puede transportarte, en sus alas, hacia todas estas respuestas descubriéndote en el camino paisajes de desbordante belleza.
Espero haber podido aportarte algunos pensamientos útiles. Gracias por tu confianza.
Álex.
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