El Cristo y el Buda
En esta semana Santa y tras ver cómo nuestro Papa se quiere subir con Jesús a la cruz, agobiado por tanta apología del dolor, el sufrimiento y sacrificio, me he sumergido en la lectura de algunos textos budistas del canon Palí, escritos un siglo antes del nacimiento de Cristo, pero transmitidos oralmente desde la muerte de Buda en el siglo V a. C. Me ha sorprendido que la madre de Buda soñara con un elefante que se le entroducía en un costado dejándola encinta del Bienaventurado. También que fuera virgen tras esta concepción milagrosa. Y que una vez nacido Sidharta, naciera sin pecado. Igualmente es asombroso que se considere a Buda una encarnación (avatar como la llaman los hindúes) del dios Visnú, que tenía por costumbre encarnarse en seres humanos para ayudar a la humanidad ante un peligro.
La leyenda cuenta que Sidharta, el futuro Buda, era un príncipe, pero que dejó a los treinta años el palacio para buscar la verdad de la vida y su camino. Como el Cristo, aunque éste humilde carpintero, inició su perigrinaje por toda la India. También se cuenta que durante un periodo largo de tiempo, cuando Sidharta se sentó a meditar para encontrar la iluminación, Mara, el señor de la muerte, el pérfido diablo, intentó tentarle, ofreciéndole reinos si le adoraba y suntuosos placeres. Pero Sidharta resistió y venció a Mara.
Cuando alcanzó la Iluminación fundó una congregación de monjes que le seguían a todas partes, y uno de ellos fue el conocido Ananda, ese Pedro budista. Buda hizo muchos mmilagros, muy bonitos, como pasearse por el arco iris o multiplicar su figura miles de veces, y algo que hasta ahora sólo pensaba que lo había logrado Jesús: calmar una tormenta.
Siendo ya Buda, el Iluminado, empezó a predicar su doctrina para librarse del dolor, del sufrimiento, de la muerte y del ciclo de reencarnaciones. Y curiosamente utilizaba parábolas para llegar a los oídos de la gente, como por ejemplo la del grano de mostaza (Jesús también tenía predilección por esta simpática semilla) o la del sembrador que simboliza la siembra del dharma o doctrina entre las gentes... Famoso fue el episodio en el que Ananda junto a un pozo le pide un poco de agua a una joven paria y ésta se niega. Anada le dice que le de agua pues a él no le importa su casta social. No sabemos, sin embargo si le dio de beber agua viva... En sus parábolas el Nirvana, el reino de los cielos budistas, era semejante a un tesoro o a una perla que se encuentra de improviso. Y el Buda se presentaba así como el Camino y la luz del Mundo, y decía que su doctrina era una lámpara que nos alumbraba...
En cuanto a moral, el budismo no tiene nada que envidiar al cristianismo: hay que amar a tus semejantes y tratarlos como te gustaría que te tratasen a ti.
Pero la vida no fue un camino de rosas, sino que en muchas ocasiones su integridad física corrió peligro porque su primo Devadatta, discípulo suyo, quiso matarlo en innumerables ocasiones, aunque no lo consiguió. Este Judas budista fue tragado por los infiernos entre llamas pavorosas...
Al final de su vida, el Buda contrajo una enfermedad angustiante, y en varias ocasiones predijo su muerte a sus discípulos. Ananda, el Pedro de Sri Lanka, sufrió ante la idea de que el Buda dijera que iba a morir, pero el Maestro le dijo que el morir era natural y tenían que aceptarlo, sin necesidad de insultos, sin llamar Satanás o Mara a nadie, y más cuando ese alguien se preocupa por nosotros...
Buda se reunió en una última comida con sus discípulos y allí les habló sobre algunos aspectos de su doctrina antes de morir. Después se retiró con sus discípulo amado Ananda a un huerto y allí postrándose por el cansancio inició su entrada en el Nirvana plácidamente, sin violencia, sin corona de espinas, sin clavos en las manos ni en los pies. Muchos discípulos lloraron amargamente, pero otros, como ya habían alcanzado la santidad no se inmutaron porque sabían que la muerte es algo irremediable para el hombre: ¡Cómo es posible que las cosas compuestas no se desintegren! Decían resignados.
Se dice que a la muerte de Buda, Ananda empezó a enseñar oralmente la doctrina que recordaba de buda, pues éste nada dejó escrito, y durante cuatrocientos años pasó de boca en boca, hasta que en el siglo I a. C. Se pusieron estas tradiciones por escrito en hojas de palma que se guardaban en cestos. El canon budista se llama tipitaka (cuatro libros curiosamente), que significa "las tres cestas", cestas que contenían las hojas escritas. Estos textos llegaron al Mediterráneo (hasta Egipto) y se extendieron por toda Así, especialmente China y Japón.
Y ahora viene mi pregunta: ¿Copiaron los evangelistas de estos textos para crear la vida de Jesús el Cristo? ¿O todas las las coincidencias que hemos visto son fruto de la casualidad?
La leyenda cuenta que Sidharta, el futuro Buda, era un príncipe, pero que dejó a los treinta años el palacio para buscar la verdad de la vida y su camino. Como el Cristo, aunque éste humilde carpintero, inició su perigrinaje por toda la India. También se cuenta que durante un periodo largo de tiempo, cuando Sidharta se sentó a meditar para encontrar la iluminación, Mara, el señor de la muerte, el pérfido diablo, intentó tentarle, ofreciéndole reinos si le adoraba y suntuosos placeres. Pero Sidharta resistió y venció a Mara.
Cuando alcanzó la Iluminación fundó una congregación de monjes que le seguían a todas partes, y uno de ellos fue el conocido Ananda, ese Pedro budista. Buda hizo muchos mmilagros, muy bonitos, como pasearse por el arco iris o multiplicar su figura miles de veces, y algo que hasta ahora sólo pensaba que lo había logrado Jesús: calmar una tormenta.
Siendo ya Buda, el Iluminado, empezó a predicar su doctrina para librarse del dolor, del sufrimiento, de la muerte y del ciclo de reencarnaciones. Y curiosamente utilizaba parábolas para llegar a los oídos de la gente, como por ejemplo la del grano de mostaza (Jesús también tenía predilección por esta simpática semilla) o la del sembrador que simboliza la siembra del dharma o doctrina entre las gentes... Famoso fue el episodio en el que Ananda junto a un pozo le pide un poco de agua a una joven paria y ésta se niega. Anada le dice que le de agua pues a él no le importa su casta social. No sabemos, sin embargo si le dio de beber agua viva... En sus parábolas el Nirvana, el reino de los cielos budistas, era semejante a un tesoro o a una perla que se encuentra de improviso. Y el Buda se presentaba así como el Camino y la luz del Mundo, y decía que su doctrina era una lámpara que nos alumbraba...
En cuanto a moral, el budismo no tiene nada que envidiar al cristianismo: hay que amar a tus semejantes y tratarlos como te gustaría que te tratasen a ti.
Pero la vida no fue un camino de rosas, sino que en muchas ocasiones su integridad física corrió peligro porque su primo Devadatta, discípulo suyo, quiso matarlo en innumerables ocasiones, aunque no lo consiguió. Este Judas budista fue tragado por los infiernos entre llamas pavorosas...
Al final de su vida, el Buda contrajo una enfermedad angustiante, y en varias ocasiones predijo su muerte a sus discípulos. Ananda, el Pedro de Sri Lanka, sufrió ante la idea de que el Buda dijera que iba a morir, pero el Maestro le dijo que el morir era natural y tenían que aceptarlo, sin necesidad de insultos, sin llamar Satanás o Mara a nadie, y más cuando ese alguien se preocupa por nosotros...
Buda se reunió en una última comida con sus discípulos y allí les habló sobre algunos aspectos de su doctrina antes de morir. Después se retiró con sus discípulo amado Ananda a un huerto y allí postrándose por el cansancio inició su entrada en el Nirvana plácidamente, sin violencia, sin corona de espinas, sin clavos en las manos ni en los pies. Muchos discípulos lloraron amargamente, pero otros, como ya habían alcanzado la santidad no se inmutaron porque sabían que la muerte es algo irremediable para el hombre: ¡Cómo es posible que las cosas compuestas no se desintegren! Decían resignados.
Se dice que a la muerte de Buda, Ananda empezó a enseñar oralmente la doctrina que recordaba de buda, pues éste nada dejó escrito, y durante cuatrocientos años pasó de boca en boca, hasta que en el siglo I a. C. Se pusieron estas tradiciones por escrito en hojas de palma que se guardaban en cestos. El canon budista se llama tipitaka (cuatro libros curiosamente), que significa "las tres cestas", cestas que contenían las hojas escritas. Estos textos llegaron al Mediterráneo (hasta Egipto) y se extendieron por toda Así, especialmente China y Japón.
Y ahora viene mi pregunta: ¿Copiaron los evangelistas de estos textos para crear la vida de Jesús el Cristo? ¿O todas las las coincidencias que hemos visto son fruto de la casualidad?
4 Respuestas
Respuesta de grdesign
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Respuesta de natha990
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Respuesta de dospreguntas
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Respuesta de lagm
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