Déficit atencional-autismo

Tanto el déficit de atención y el autismo son enfermedades que afectan notablemente el proceso atencional y por consecuencia, el normal desenvolvimiento del niño que los padezca en todo su ambiente (escuela, hogar, juego, etc.), aunque entre estos dos trastornos existen diferencias extremadamente marcadas.
En el caso del déficit de atención, que desde la infancia se puede identificar con facilidad, se trata de niños que son sumamente inquietos, hiperactivos, siempre buscando novedades, a quienes les resulta difícil focalizarse y poner su atención en un solo aspecto y profundizar en el; cuando comienzan a realizar alguna actividad, inmediatamente pasan a otra, y después a otra. No soportan concentrarse en algo, y pareciese que actúan sin pensar, y aunque en algunos casos pudiera ser cierto esto, lo que realmente sucede es que procesan la información con gran rapidez, llegan a comprender algo perfectamente y así deciden pasar a otra cosa que les llame la atención.
En el caso de el autismo, y como también es un problema atencional, suele perjudicar el sano desarrollo del niño. Tratándose de el autismo, solo se inicia durante la infancia y puede perdurar hasta la edad adulta. Quienes padecen esta enfermedad, son niños, contrario a los deficitarios atencionales, sumamente tranquilos, callados, reservados, tímidos, les resulta difícil socializar y se ensimisman con gran facilidad (cosa realmente difícil en los casos de déficit de atención). Su ensimismamiento puede ser tal, que para ellos no existe mundo exterior. Este padecimiento se puede relacionar más directamente con una deficiencia en la corteza cerebral: ya que su sistema integrador (lo que organiza la información del mundo exterior en su cerebro), no trabaja correctamente, y todas sus percepciones son una lluvia de estímulos sin sentido, decide ailsarse de la realidad. En el déficit atencional, se está en constante búsqueda de estimulación, pPor lo que se podría decir que el déficit de atención y el autismo son lo contrarios uno de otro.
En ambos casos, tratándose de síntomas leves (en niños), basta con que los padres reciban entrenamiento de como tratarlos y educarlos, más si el síntoma es severo, o estamos hablando de adultos, y dependiendo la severidad del síntoma, es necesario asistencia y cuidados profesionales.
Los tratamientos que se les pueden diseñar varían tanto de la gravedad del trastorno, del enfoque teórico que se aplique, y de la disponibilidad económica con la que se cuente, aunque sin duda el requisito más importante es la paciencia y el amor.
Hasta pronto.