Lo que te ocurre a ti, le ocurre a muchísima gente. Que yo sepa esto viene dado por tres posibles causas:
La primera que puedas temer un sistema digestivo delicado o sensible, de tal modo que tu flora intestinal, por ejemplo, pueda verse alterada al tener que procesar ciertos alimentos. Esto no tiene porque implicar una intolerancia alimenticia, pero tener una flora intestinal vulnerable, puede producir estos episodios de diarrea.
En segundo lugar, la causa podría estar motivada por uno o varios ingredientes de la pizza: la salsa. A pesar de que hoy en día las salsas en los restaurantes se elaboran con ingredientes no perecederos para prevenir enfermedades como la legionelosis, en muchos restaurantes pretenden "alargar" tanto la vida de las mismas que al final éstas se corrompen y, al ingerirlas, sientan mal causando cuadros gastroentéricos. También hay que tener en cuenta que en todos estos establecimientos se rompe la cadena de frío continuamente, ya que las salsas permanecen durante todo el día expuestas a la alta temperatura de la sala de elaboración (que se debe alta por el calor que desprenden los hornos 220°-320°) y luego por la noche se guardan en la nevera; y esto se repite durante dos o tres días normalmente.
Y finalmente, la tercera causa y no por ello la menos importante, en muchos de estos establecimientos les preocupa mas ahorrar en gasto que la seguridad de sus comensales, excediendo la fecha de caducidad de los ingredientes que llevará la pizza (estos se conservan en recipientes de plástico, la mayoría cubiertos con papel transparente). Evidentemente, aunque no sufrieras ninguna intolerancia a los ingredientes que lleva la pizza, el ingerir ingredientes en mal estado, puede provocar también un cuadro gastroentérico agudo como poco. Esto es algo que lamentablemente para nosotros ocurre en muchos sitios, y puede ser francamente peligroso, por lo que hay que tener mucho cuidado con qué pedimos cuando comemos fuera y dónde lo hacemos. Algo parecido ocurre con la masa para las pizzas, que suele prepararse uno o dos días antes de que se cocine. En estos casos debe guardarse en cámaras frigoríficas y conservarse en ellas hasta el momento de cocinarlas, pero muchas veces se acaba rompiendo también la cadena de frío.
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