Dudas existenciales

Estimado teologomeno, acudo a usted con una duda, creo en la existencia de Dios por mi educación pero viendo los males del mundo me asaltan dudas como esta.. Si Dios es todopoderoso como permite los males de este mundo y si es todomisericordioso, lo mismo, no lo acabo de comprender, espero pueda orientarme.
También me interesaría saber cual es la postura eclesiástica sobre temas como cielo, infierno, purgatorio y el tema de la existencia del demonio.
Gracias, un saludo.

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Continuemos un poco más.
Habíamos quedado en contestar, en el caso que sea factible, las preguntas como:
¿Por qué hizo Dios un mundo que tenía que contar con el mal inexorablemente? ¿Valía la pena crear un mundo defectuoso? ¿Dios es cómplice del mal?.
Aclaro antes que, indudablemente la respuesta adecuada rebasa las posibilidades de la filosofía estricta y se sitúa en otra clase de saber. Pero cabe siempre una justificación racional del dato revelado y de las afirmaciones teológicas. Tampoco hay que olvidar que el mal no es sólo un problema especulativo. Comporta además elementos vitales de acción y de transformación que implican directamente a Dios mismo. Veámoslo entonces:
Había dicho que la existencia del mal es compatible con la existencia de Dios, pero entiéndase que esta compatibilidad de Dios con el mal no significa convivencia y pacto mutuo; tampoco permisión o visto bueno. Dios es la oposición radical y respuesta personal al mal. Por eso, más que ver en éste un impedimento de la existencia de Dios, habrá que afirmar lo contrario: Dios es la objeción contra el mal. El discurso justificativo (permisión, castigo, armonía) queda reducido a un segundo lugar, mientras que la oposición y la lucha, capitaneadas por Dios mismo, ocupan el primero.
Sólo un mundo sin historia, cuyo único protagonista fuera el ser infinito, estaría exento de mal. Pero un mundo de esta índole sería, como dije, una redundancia de Dios, una copia o réplica del mismo. Nuestro mundo no es así. Es realidad finita.
Dios creando, NO elige entre un mundo con mal y otro sin mal, sino que opta por el «ser» (o la existencia) o la nada. Aunque el resultado temporal de su acción esté cuajado de negatividades y carencias, no es para instalarse definitivamente en ellas, sino para superarlas.
Desde la perspectiva cristiana podemos decir, Cristo crucificado no simboliza el fracaso de Dios ante el mal. Por el contrario, representa su victoria definitiva y anuncia la posibilidad cierta de una trasformación del mal en bien.
En todo este contexto, es donde hay que interpretar la afirmación tomasiana que considera buena la permisión del mal por Dios: «Dios... quiere permitir que se haga el mal, y esto es bueno» (Lee la cuestión I, q.19, a9 ad 3, también I, q.2, a.3 ad I; en su Summa Theologica. Si no tienes la Summa de Esto. Tomás, lo puedes leer en www.dominicos.org).
Lo mismo que la enseñanza de San Agustín, para quien Dios no permitiría el mal, si su omnipotencia y su bondad no fueran capaces de obtener el bien incluso del mal.
Hasta aquí, entonces he completado los tres puntos prometidos
1) El hecho del mal (o sea, fenomenología y concepto),
2) La necesidad del mal en el mundo (justificación racional), y
3) Compatibilidad de Dios con el mal (razón de ser del mal).
Espero que estas explicaciones hayas servido para orientarte mejor ante el problema del mal.
Sobre el infierno, el cielo, y el purgatorio, podemos tratarlo en otra pregunta y te podré responder desde la teología dogmática.

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