Es la primer vez que me dirijo a vosotros, leí una respuesta por aquí, en religión y me encantó a si que me he animado a preguntaros algo. Según tengo entendido los evangelios apócrifos son los que no esta acepetados por la iglesa, y m i pregunta es ¿por qué no están aceptados? Por conveniencia para la iglesa, por que no son fuentes diables o por qué.
Muchas gracias.
Respuesta de aaug
1
1
aaug, Instalador electricista, con 30 años de experiencia en...
Ninguno de los "expertos" que pululan, evangélicos casi todos, se mojara para contestarte. Si lo hacen sera para hablarte del evangelio de Juan o cosas así, largas explicaciones que nada apotaran . La verdad es que los primeros cristianos disponían de un sinnúmero de relatos, cada congregación poseía los suyos. Hasta que en el siglo segundo, uno de los patriarcas, el de mayor fuerza política del momento, un tal Atanasio, decidió cuales evangelios se podían leer y cuales no. Los que no, los llamaron apócrifos, fueron destruidos y prohibidos. Algunos textos se salvaron, ocultos por siglos, otros son los manuscritos del Mar Muerto, que aparacieron en la década de los cuarenta del siglo pasado, pero que recién ahora, se están estudiando y traduciendo. La Iglesia no tiene el menor interés que se divulguen. Son tanto o más fiables qie los que se han elegido. Si leemos los cuatro que nos premiten leer, veremos las gruesas incongruencias que tienen entre ellos, las discrepancias entre si y con el Antiguo Testamento. El Evangelio Armenio de la Infancia de Jesús, no interesa que se divulgue, explica la educación que tubo de la escuela escenia. El Evangelio de María Magadalena, por ejemplo, nos haría ver que una mujer, fue el apóstol elegido, cosa impensable para una religión en que la mujer, es la representación del mal y no puede participar en las altas esferas del mando. El Evangelio de Felipe, nos muestra un escrito que tiene grandes posibilidades, de haber sido escrito por uno de los los doce Apóstoles. En cambio, todos defiende por ejemplo al Evangelo de Juan, escrito alrededor del año 102, imposible que lo haya escrito el Juan que fue uno de los doce.