La dificultad del ser humano actual para creer en Dios
En ser humano que, por ejemplo, vivía en tiempos del Antiguo Testamento tenía más facilidad para creer en Dios que el ser humano actual.
Una de las pruebas para creer en Dios está en la naturaleza creada por él. El ser humano antiguo vivía inmerso en ella, se sentía parte de ella y podía reconocer que Dios lo había creado todo.
Actualmente el ser humano está inmerso en la ciudad, ve apenas unas muestras de la naturaleza y no puede ver la obra de Dios, sino la obra del ser humano. Se olvida de Dios.
Cuando un ser humano antigua se levantaba por la mañana y abría la puesta de su tienda, choza o casa, se encontraba impactado por montañas, árboles, flores, peñas, cielo, tierra, animales, frutos, insectos, aves... él se podía ver como algo insignificantes el esa naturaleza, como una pieza más del puzzle. Las cosas construidas por el hombre eran pocas: chozas, herramientas, pobres vestidos.
El ser humano actual cuando se asoma a la ventana ve otros edificios, calles, un cielo sucio, vehículos, comercios, tecnología... La ciudad es el símbolo del poder del ser humano. Al estar continuamente en la ciudad contempla la obra del ser humano, que también es abundante y se puede olvidar de Dios. En la ciudad hay muchas muestras de las obras del ser humano y menos de la obra de Dios.
El ser humano actual no tiene casi nada que le recuerde a Dios, el ser humano antiguo estaba casi siempre contemplando la obra de Dios.