Bien, las causas pueden ser dos. O bien está controlando mal la demanda de frío, o bien le falta refrigerante y no es capaz de llegar al punto de consigna fijado en el controlador.
Necesitamos comprobar si el aparato arranca y para el compresor de forma periódica, o por el contrario el compresor permanece arrancado continuamente. Otra verificación que hay que hacer es en el compresor. Tocando con cuidado el compresor verificamos que cuando está arrancado se encuentra muy caliente, mucho. Observando los tubos de cobre que se conectan con el compresor, verificamos que el de menor diámetro se encuentra muy caliente, y el de mayor diámetro se encuentra fresco. No debe haber hielo en el tubo de mayor diámetro, como mucho algo agua condensada o escarcha suave.
Si el compresor se encuentra tibio o caliente. Si hay hielo en el tubo de mayor diametro, si el compresor no para nunca o los tiempos de parada son muy cortos, si encontramos restos de aceite en alguna zona o en el suelo donde se ubica el aparato, son señales de que el equipo tiene una fuga de refrigerante.
Por supuesto, las juntas de goma de las puertas deben estar en condiciones de cerrar completamente la paso del aire fresco a los compartimentos.
Si no encontramos nada de esto, podemos pensar en que el controlador no gestiona bien la demanda de frío y tendremos que actuar sobre las sondas y la placa electrónica.