Como bien comenta el compañero no existe una cosa mejor que otra. Estoy también de acuerdo en que es de vital importancia el maestro que lo imparta. Sobre el kárate no puedo hablar pero, por lo que he entendido, ha sufrido una bifurcación similar a la del judo. Originariamente, el judo, fue concebido por su fundador Jigoro Kano como un método pedagógico y educativo. Literalmente Judo significa JU=Flexibilidad (adaptabilidad) y DO= Camino. Camino a la flexibilidad. Es una pedagogía que busca siempre la suavidad en la forma y la seguridad para los practicantes. Es el primer arte marcial que incorporó el aprendizaje de los ukemis (formas de caer) para minimizar al máximo el riesgo de lesión de la persona que es proyectada. El objetivo del verdadero judo es la formación moral a través del deporte.
Aquí cobra importancia el apunte anterior sobre el maestro. Tanto el kárate como el judo, en su vertiente deportiva y competitiva están regidos por los resultados (medallas). Esto hace que muchos discentes no sean maestros sino exclusivamente entrenadores. Esto, si estamos hablando de niños de esa edad, es una tragedia. No obstante, no todos los entrenadores que buscan resultados en la competición dejan de lado el "gran judo", como lo llamaba su fundador; ese que tiene como objetivo primero y último la formación de personas para consolidar hombres y mujeres sanos, educados y socialmente integrados. Si consigues encontrar un maestro que combine la faceta competitiva con la moral la competición se convierte en una herramienta muy motivadora e instructiva.
Para terminar decirte que el judo está reconocido por la UNESCO como el mejor deporte para niños/as entre 4 y 12 años por dos motivos, a saber: el gran y compensado trabajo físico que exige de todas las capacidades y cualidades físicas (resistencia, fuerza, flexibilidad, equilibrio, coordinación, orientación espacial...) y por los valores que inculca (respeto, cortesía, coraje, honor, amistad, sinceridad, control de uno mismo, humildad).