Aunque es cierto que los niveles de contaminación pueden ser debidos a la situación económica resultado de sus prácticas en materia de política económica, creo que es importante mencionar que la contaminación en un país no depende únicamente de su sistema político y económico.
Vamos a poner unos ejemplos: los hábitos de consumo de los ciudadanos cambian mucho entre países. En los países con una economía industrializada posiblemente se consuman más productos envasados y procesados que en los países primordialmente agrícolas, cuyas familias consumirán productos de primera necesidad que puede que, incluso, hayan conreado y cosechado ellas mismas; por lo tanto, la huella ecológica de los ciudadanos de países industrializados será mayor. El fotógrafo Peter Menzel, con su libro “Hunger World” ilustró muy bien este hecho.
El mismo problema puede darse entre países o en un mismo país pero con personas de diferente clase social: obviamente no gastará lo mismo un rico que un trabajador de clase media.
Por lo tanto, a pesar de que es cierto que el hecho de que un país sea rico (entendiendo como “rico” una economía altamente tecnificada y una renta per cápita elevada) o pobre (todo lo contrario) es debido a unas circunstancias históricas concretas (en términos económicos, políticos, culturales…), lo cierto es que estos países ricos contaminan más que los pobres, por lo que nos podemos encontrar que un país pobre con gobierno socialista contamina menos que un país capitalista rico, y a la inversa, un país pobre con prácticas capitalistas puede contaminar menos que un país socialista rico, como China (he puesto China porque no hay países con gobiernos socialistas con tanto potencial industrial, pero el modelo de este país difiere bastante del llamado “socialismo real” que practicaba la antigua Unión Soviética, hasta el punto que muchas personas no lo consideran un país socialista en términos económicos; aquí un vídeo muy interesante que habla del tema).
Otro factor que puede hacer que un país pueda contaminar sin importar el sistema político es el tipo de energía que consume. Continuando con el ejemplo de China, ésta depende bastante del carbón, uno de los combustibles fósiles más contaminantes. Eso no significa que el gobierno chino no haya hecho nada para mejorar la situación climática en su país, pues ha invertido mucho en energías renovables, pero la contaminación es tal (y concentrada en la zona costera, la más industrial), que no es suficiente.
Entonces, podemos ver que las cosas no son tan sencillas, y no nos podemos simplemente basar en listas y datos superficiales para sacar conclusiones. Dicho esto, vamos directamente a por la pregunta ¿qué es más contaminante: el capitalismo o el comunismo?
Creo que la pregunta puede responderse desde dos puntos de vista: el teórico-ideológico y el práctico. En el primer punto de vista, quiero dejar claro que no he leído la obra íntegra de liberales clásicos como Adam Smith o David Ricardo; y de la obra de Karl Marx y Friedrich Engels tan solo he leído el Manifiesto Comunista, posiblemente la obra más ideológica y menos científica (pues se trata de un manifiesto, como bien indica su nombre); por lo que puede que haya matices que se me escapen.
No obstante, estoy familiarizado con estos autores debido a mis estudios académicos (Ciencias Políticas y de la Administración) y a que he recabado algo de información; y he de decir que no he encontrado ninguna referencia a los problemas ecológicos que pueden conllevar ciertas prácticas económicas, pues sus obras tienen una visión estrictamente economicista, y no tienen en cuenta los estragos que el hombre puede hacer al planeta.
Como mucho, Karl Marx y Friedrich Engels fueron de los primeros en criticar la privatización de la tierra y las consecuencias negativas que puede conllevar su sobreexplotación para la productividad de ésta y, por ende, para las condiciones de trabajadores y jornaleros; ello puede hacer que algunos autores vinculen el marxismo con el ecologismo, pero, a mi parecer, Marx y Engels hacían hincapié a sus consecuencias sociales y económicas, pues en aquella época no había la concepción sobre el medioambiente que tenemos hoy en día, ni se planteaban las problemáticas que tenemos actualmente con el cambio climático. Podríamos decir que tenían otros problemas más evidentes y urgentes.
Y es que, de hecho, el movimiento ecologista forma parte del conglomerado de nuevos movimientos sociales que no surgieron hasta las décadas de los ’60 y ’70 del siglo pasado; por lo que se trata de un movimiento bastante reciente.
Por lo tanto, no podemos decir que liberalismo o marxismo, a nivel teórico, digan nada explícito sobre el trato que da el hombre al planeta Tierra o cómo debería tratarla. Eso no significa que las personas de aquella época no les importaba la naturaleza, seguramente a muchas de ellas sí, pero puede que con una concepción diferente a la actual, o que se traten de corrientes diferentes al liberalismo y al comunismo (como el naturalismo o muchas filosofías orientales, por ejemplo), por lo que no viene al caso tratarlas aquí.
Dicho esto, si nos atendemos a los hechos, ¿qué nos encontramos? ¿Los países capitalistas contaminan más que los países socialistas (no digo “comunistas” porque me parece un error teórico considerarlos como tal)?
He encontrado un vídeo que habla un poco sobre ello; su fuente de información es CO2 Greenhouse Gas Emissions, un estudio de los investigadores Hannah Ritchie y Max Roser. Según el estudio, los gases de efecto invernadero se incrementaron drásticamente a partir de la Revolución Industrial ( segunda mitad del siglo XVIII), donde se empezaron a usar combustibles fósiles como el carbón para la obtención de energía.
Estados Unidos, como potencia mundial, casi siempre ha dominado la emisión de CO2 y, aunque en el estudio no existen datos de la Unión Soviética hasta los años ’50, aseguran que durante su industrialización en los años ’30 sus emisiones debieron aumentar mucho. Lo mismo pasó con China: a pesar de que Mao Tse-Tung fundó la República Popular China que hoy conocemos, de carácter socialista, en el año 1949 (con todos los cambio que ello conllevó), no fue hasta los años ’80 que el país empezó a industrializarse seriamente, llegando a los primeros puestos en emisiones de CO2 durante los ’90 hasta llegar a la actualidad, que ocupa el primer puesto.
A partir de aquí, podemos deducir que las emisiones de gases de efecto invernadero no depende tanto de del sistema político-económico como de los recursos que se utilicen para obtener la energía necesaria para continuar con el modelo productivo de ese país o sociedad. O eso, o que ambos sistemas, capitalismo y socialismo, contaminan en la medida que pueden.
Para resumir un poco hasta ahora, ni el liberalismo ni el marxismo hablan explícitamente sobre ecologismo, y los países socialistas, lejos de preocuparse por ello, lo primero que han hecho es industrializarse más para llegar a competir con las potencias capitalistas.
Delante de esta situación surgió el decrecimiento, que también lo podríamos incluir en los nuevos movimientos sociales. Posiblemente, muchos decrecentistas hayan bebido de las ideas marxistas, pues por lo general, adoptan una visión muy progresista del mundo (y, a parte de la privatización de la tierra, Marx también criticó el consumismo, por ejemplo), pero hacen una crítica a dichas ideas: consideran que tanto el liberalismo como el marxismo son ideologías “productivistas”, es decir, que la única visión que tienen ambas teorías para el avance de la sociedad es explotar más recursos naturales para producir más en un mundo con recursos limitados (y es algo que hemos visto en la práctica hasta ahora); por lo tanto, los decrecentistas proponen el decrecimiento: la reducción paulatina de la producción para adaptarla a la velocidad que tiene la naturaleza de regenerarse.
Perdón por haberme extendido tanto, pero quería ser mínimamente riguroso.