Quizá te sorprenda lo que voy a decir pero si el mundo está como está no es por falta de un sistema perfecto que mejore la vida de las personas. Miles de años han arrojado conocimientos más que suficientes de ciencia, sabiduría, filosofía, arte, tecnología, medicina, etc. medios y recursos suficientes para soñar con una vida muy distinta, pero nada de eso es relevante para lo que buscas.
En mi opinión, soñar está bien, pero la solución no pasa por encontrar un sistema novedoso y perfecto, sino en un fenómeno mucho más complejo y difícil, porque tiene que ver con cada persona individualmente.
Se han probado ya esos sistemas que podrías llamar perfectos y dejaron de funcionar porque la ambición y el control que el hombre desea tener sobre las cosas prevalece sobre su deseo de justicia. Así, la justicia es un concepto que se adapta y moldea hasta que encaja con lo que el hombre realmente quiere que no es sino experimentar sensaciones, verse motivado, realizarse, ensalzarse o endiosarse en lo que él es capaz de sentir lo cual difiere de un individuo a otro, dar rienda suelta a sus impulsos instintos y capacidades por más dañinos que puedan resultar, en definitiva, ver de lo que es capaz, competir, no ir contra la ley natural, experimentar el sentido de su vida siendo él mismo, el cual puede encontrar según su naturaleza, en cualquier cosa y estilo de vida, viendo cómo esa sensación se extiende y prolonga a todo cuanto hace.
La civilización ha avanzado tratando de dominar la realidad más que esperando que la justicia divina y el libre albedrío dictasen las normas y su destino. Al precio de su conciencia, por supuesto.
Los griegos inventaron sistemas que hoy ni se conocen, ingeniosos para preservar la conciencia, la justicia y la verdad. ¿Por qué se abolieron? Evidentemente por lo que acabo de explicar.
Vacuna
Cuando se profundiza en un tema exponiéndolo en términos podríamos decir demasiado obvios o claros, ocurre a veces, que un virus latente cobra vida y trata de aniquilar con virulencia a aquello que lo ha despertado. Es sabido que muchas preguntas absurdas son hechas, a pesar de saber o intuir la respuesta pero que a pesar de ello son hechas porque en realidad lo que se busca no es esa respuesta. Sabemos lo que sabemos y a veces necesitamos oírlo de labios de otro y otras veces no. Cuando saber cual es cada caso es tarea del ser humano y no de una máquina.
A veces queremos que la realidad sea de otra manera, que no sea como intuimos que realmente es. Eso nos da un respiro o una esperanza para pensar en qué hacer para cambiar las cosas. Encontrar en cambio un alma coincidente con nuestro deseo de conmiseración, es un alivio que no resulta provechoso pues, todo pozo que tiene un agujero en el fondo nunca se siente lleno. Nadie con una ignorancia tan grande como la nuestra, para sentirnos felices.
Obviamente, este es el principal riesgo al que uno se expone cuando hace una pregunta, y es que le contesten. Por eso, me apunto a lo que decía Sócrates, cuando hago una pregunta no es para esperar una respuesta, sino para que me digas la verdad.