Primero, hay que valorar cual es el estado de deterioro del agua, es decir, cual es la antigüedad de la misma, puesto que si tuviera 3-4 años podría valorarse como mejor opción la de evacuarla, puesto que el nivel de TDS (solidos disueltos en el agua) seguramente ya serían alto y también habría que proceder a la revisión del rejuntado, en su caso, y limpieza en profundidad de la piscina.
Segundo, dado que se trata de una cantidad muy importante de agua que se puede tirar al desagüe hay que contemplar bien si realmente merece la pena su recuperación.
Tercero, para empezar la recuperación del agua, lo primero es retirar con el recogedor de hojas o algo más fuerte, las algas, suciedad más gruesa y sólidos que tengas en la piscina y aspirar un poco con el barrefondos en modo desagüe.
Cuarto, seguidamente, para proceder a dar un choque con lejía o hipoclorito sódico para eliminar la suciedad y algas, deben de medirse previamente los parámetros de PH y alcalinidad. Nos interesa que el PH esté en un nivel bajo, sobre 7,0 puesto que el choque de lejía o hipoclorito sódico va a traer consigo el efecto de elevarlo. Así mismo, como vamos a utilizar, de forma manual, acido clorhídrico para bajar el PH en caso de que este supere 7,6, esta acción va a provocar también una bajada de la alcalinidad que puede ser controlada con la adición de bicarbonato sódico (ojo, que la adición de bicarbonato sódico hace subir momentánea y temporalmente el PH, pero ello no debe llevarnos a añadir más ácido clorhidrico, pues si no no nos servirá de nada haber añadido el bicarbonato - en este caso el PH se estabiliza a las pocas horas). Lógicamente, si tienes un clorador salino y un regulador automático del PH, debes de dejarlos sin función mientras realices este proceso de forma manual.
Quinto, retirado lo más grueso y, añadida la lejía o el hipoclorito sódico, ha de procederse a frotar paredes y suelo con un cepillo de cerdas fuertes poniendo a funcionar la depuradora en modo filtración durante 24 horas y realizando durante el proceso los contralavados necesarios para limpiar el filtro, expulsado el agua sucia al desagüe.
Sexto, finalmente, sólo en caso necesario, podría optarse por utilizar un floculante de cartucho, que ya procediera a amalgamar aquellas particulas tan finas de suciedad que el filtro no pudiera retener, para que una vez depositada en el fondo se pudiera aspirar dicha suciedad con el barrefondo nuevamente en modo desagüe.