¿Qué podría estar pasando en mi estómago? Serán gases?
Inicia así: desde hace ya varios días estoy experimentando dolor en la parte baja de el abdomen, mayormente en la parte izquierda, sensación de hinchazón, dolor en el pecho, gases y eructos. He realizado varios té y no ha servido de nada. El dolor baja y sube de intensidad durante el día. Quiero qué le hagan énfasis a el dolor en la parte baja del abdomen, eso me asusta.
No he tomado yogures en los últimos días que me ha dolido, solo leche. No, no tengo ninguna molestia al orinar, ni he visto algo fuera de lo normal en mi orina. Son dolores que cambian de posición, pero son frecuentes en el abdomen bajo izquierdo (parecidos a los de la menstruación) y en el centro del abdomen. Cabe resaltar que hace par de semanas tuve mi primera relación sexual, con condón y no hubo eyaculación y estoy pensando en que podría ser estrés por pensar que quizá estoy embarazada.
Comunmente, el cuerpo responde con eructos y gases por algunas de las siguientes tres razones: exceso de nervios reaccionando de esta manera al provocar mayor acidez como defensa considerándose en un posible peligro inminente; parásitos, porque al detectar un ser extraño trata de reaccionar nuevamente con acidez; y por último por una infección en la boca del estómago o vías urinarias, pero en ese caso es muy común que existan molestas al orinar o hacer del baño
1 respuesta más de otro experto
Hablas de té; la infusión de manzanilla te puede sentar bien.
Parecen somatizaciones secundarias a un conflicto a nivel psicológico. Lo que te recomiendo es mejorar la forma de afrontar tanto la vida como los acontecimientos, no viviendo para uno mismo, ni viendo los acontecimientos según los intereses particulares de uno, sino que enfocándote hacia el bien de verdad que puedas realizar tanto en la vida, como hacia las personas en las distintas circunstancias que te toque vivir. Por supuesto que esto ya incluye el descartar lo malo en sí mismo. Buscar el bien por encima de intereses vanos o desordenados, ya que si uno estuviera esclavo de esto último, ya no podría amar; todo por supuesto que con la gracia de Dios.