¿Cómo se puede obtener un mango sano?

Lo primero a considerar es la variedad a cultivar. Si la plantación es en México las variedades Haden o Manila (también llamada Ataulfo) son las más adecuadas. La fertilización presenta grandes diferencias dependiendo del país donde se cultive, en México se recomiendan entre 1,0 y 2,8 Kg/árbol y año de N, entre 0,5 y 0,9 de P (P2O5) y entre 1,0 y 1,8 de K (K2O). Las necesidades de agua de una plantación adulta de mangos se estiman en 1000 mm anuales y debe regarse si la lluvia del mes no alcanza los 100 mm ( es decir, los 100 litros por m2). El viento es un factor negativo para la producción y calidad del mango.

Las prácticas culturales son imprescindibles para obtener una producción abundante y de calidad. El laboreo, el control de malas hierbas, la protección contra el frío y los cortavientos son recomendables. Se debe realizar poda de formación para obtener un tronco de 0,7-1,0 m de altura y a continuación tres ramas principales que surgen de diferentes alturas. Inmediatamente después de la recolección debe realizarse una poda de mantenimiento, cortando los brotes de la parte alta del árbol hasta el primer nudo anterior a la última floración y eliminar ramas verticales y resecas. El aclareo de frutos mejora el tamaño de estos, si el árbol tiene muchos frutos debe realizarse un aclareo a partir del momento en que sean distinguibles, quitando 1 de cada 4, dejando los más grandes de cada ramo.

El mango es afectado por numerosas plagas y enfermedades, habiéndose detectado más de 350 especies de insectos y 90 patógenos distintos que lo pueden atacar, por lo que el cultivo debe revisarse con frecuencia para detectar cualquier infección y tratarla con rapidez. La malformación causada por el hongo Fusarium subglutinans es la enfermedad más grabe del mango en el mundo, por lo que deben aplicarse fungicidas al inicio de la floración y durante el desarrollo del fruto.