Los cambios de temperatura son muy buenos!
Después de un buen machaqueo los músculos están fatigados y repletos de residuos metabólicos del esfuerzo, como el ácido láctico, y desde ese mismo momento empiezan las tareas de recuperación, entre las que se encuentran la limpieza de esos desechos. Puesto que el calor es vasodilatador, ademas de relajante (es decir que ensancha los vasos sanguíneos), no hace falta ser un licenciado en biología para comprender que la temperatura del agua de la ducha posterior al entreno debería ser "CALIENTE" y ademas DEJAR INCIDIR EL AGUA DIRECTAMENTE SOBRE LA ZONA TRABAJADA, que es la zona que ha de recuperarse.
El agua caliente os producirá una rojez localizada en la piel, prueba del mayor riego sanguíneo que produce. La dilatación de los vasos sanguíneos aumenta el caudal de sangre que llega a esa parte con lo que llevamos a la misma en el momento que más lo necesitan los músculos. Ademas el agua caliente acelera la limpieza y drenaje de residuos al mismo tiempo, lo que favorece notablemente la recuperación localizada. Por lo contrario el agua fría es constrictor, o sea que estrecha los vasos sanguíneos y produce una contracción de las fibras. Las duchas frías tienen otros beneficios, pero no son la mejor apuesta después de entrenar.
Antes de entrenar duchate como prefieras, no marcará una gran diferencia.
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