A punto de explotar

La verdad es que planteas un problema bastante difícil, por las edades de tus hijos, que ya son demasiado mayores para cambiar unos hábitos arraigados desde que nacieron. Cuanto más mayores son, más difícil es cambiar la situación, pero por supuesto, no imposible. A priori pienso que si son tan rebeldes e incluso te desafían abiertamente es precisamente por la falta de autoridad que han visto en ti: no hay consecuencias para sus malos actos, y eso convierte la familia en una anarquía. Bien, pues desde ya yo me plantearía dos objetivos: 1- informales de buenos modos (reúneles y explícaselo sin gritar) que tienen derechos (a ser alimentados, vestidos, queridos) pero también obligaciones, así que a partir de ahora habrá castigo (retirada de privilegios) para el que no se comporte correctamente, y en eso se incluyen las obligaciones de cada uno, según sus capacidades (sacar la basura, hacer las camas, recoger los juguetes, estudiar, no gritar a mamá, obedecer, etc). El castigo deberá ser proporcionado a su edad y a la falta cometida, pero sin miramientos y una vez impuesto hay que ser consecuente y no levantarlo por mucho que supliquen o no servirá de nada.
2- No gritarles ni darles órdenes, sino tratarles con el mismo respeto que quieras ser tratada tú: pedirles las cosas por favor, dar las gracias, etc. son costumbres básicas que olvidamos con los más cercanos por exceso de confianza, y eso perjudica la convivencia. Si aun así alguna vez pierdes los nervios, ten el valor de reconocerlo y pídeles perdón, enséñales que todo el mundo puede equivocarse, pero que hay que saber asumir los errores e intentar enmendarlos. Cuéntales cómo te sientes, cómo te hacen sentir, y pídeles que ellos hagan lo mismo.
El de 13 está en una edad muy difícil, ni él mismo comprende los cambios que le están sucediendo, tanto físicos como mentales (malditas hormonas) así que tienes que estar más pendiente de él. Hazle saber que puede contar contigo para todo, que te preocupas por él. Sin normas claras los niños están perdidos, necesitan límites para sentirse protegidos. Además, su comportamiento es un ejemplo para los otros, si consigues llevarle a tu terreno será mucho más fácil que los pequeños hagan lo mismo. Incluso pídele que te ayude con sus hermanos, exígele responsabilidad.
Si nada de esto te da resultado, quizás deberías acudir a la ayuda especializada. Por ejemplo el Centro Bien en Madrid, tfn. 914139952.
Con buena voluntad y mucho cariño todo se consigue. Ánimo.