Relación del himen con el coito
El que exista o no himen no es un indicativo de que la mujer que haya tenido o no coito.
No se puede verificar, con un simple examen físico, si una mujer ha tenido coito o alguna otra experiencia sexual. Dado que, como ya se afirmó, pocas mujeres nacen con una membrana en el interior de su vagina, no puede afirmarse entonces que la ausencia de himen sea el indicio de que la mujer haya tenido relaciones sexuales.
El himen no desaparece cuando algo se inserta en la vagina. Puede estirarse sin romperse o rasgarse. Por ejemplo, si una mujer se introduce dos dedos en la vagina durante la masturbación, su himen puede rasgarse todavía al tener relaciones sexuales por vez primera, puesto que un pene suele ser más grueso que dos dedos.
De igual manera, una mujer que haya tenido sexo vaginal puede tener restos de tejido del himen. Tales restos no suelen causar ningún dolor durante el coito.
Al introducir juguetes sexuales en la vagina, al probar distintas posiciones durante el coito, o si la pareja sexual actual de la mujer posee un pene de mayor grosor que los de sus parejas anteriores, himen puede rasgarse de nuevo, o incluso puede rasgarse por primera vez.
Cuando un ginecólogo examina a chicas preadolescentes y adolescentes buscando evidencias de abuso sexual, buscará heridas o rasgados en el himen. Sin embargo, hay mujeres que nacen sin himen, y en tal caso será necesario buscar otros signos o señales de dicho abuso.
A lo largo de la historia de la humanidad, la conservación del himen ha tenido mayor o menor importancia según la cultura a la que se pertenezca.
Al principio, durante el desarrollo fetal, no hay una apertura vaginal. La delgada capa que cubre la vagina se abre parcialmente antes del nacimiento.
El tamaño y forma varía mucho de una mujer a otra. Al nacer, la mayoría de los bebés de sexo femenino tienen himen, ya que el tejido se divide completamente estando aún en la matriz. Esta mayoría de niñas nacen con un himen no perforado (himen septado).
El obstetra suele examinar las condiciones de la vulva de la recién nacida para confirmar que su himen se encuentra en perfecto estado. Si la niña nace con el himen cerrado y éste permanece así hasta la primera menstruación (algo no muy común), es posible que la menstruación no fluya libremente fuera del cuerpo, lo que puede resultar doloroso y tener complicaciones que requieran de una intervención quirúrgica.
Antes de la pubertad, los tejidos de la vulva son generalmente muy frágiles y delgados. Cualquier actividad que someta estos tejidos a una gran tensión puede estirar y por tanto lastimar el himen. Así, se da el caso de que muchas jóvenes dañan o dilatan su himen al efectuar actividades físicas como deportes, montar a caballo, insertar o quitar tampones o al masturbarse. Una muchacha puede no ser consciente de que esto ocurre, sobre todo si no hay sangre o dolor durante el evento.