Anal

En la relación anal hay dificultades en la primer relación por la especial estructura anatómica del ano.
Personalmente no soy, en absoluto, partidario de las relaciones anales.
En su momento tuvieron un cierto interés: era una forma sucedánea de poder tener afectividad y sexualidad, sin el riesgo de embarazos no deseados, sin embargo ahora esa solución vicariante no se cumple, por lo que las relaciones anales careen de razón de ser.
Además, la compleja estructura del ano se resiente por la penetración, que puede ser dolorosa al principio por precisar dilatación y siempre molesta por carecer de lubricación, que se puede subsanar usando vaselina; puede concluir con que el ano deje de ser competente y permita el escape de líquidos o gases intestinales, comprometiendo la higiene.
No obstante cada cual es perfectamente dueño de hacer con su cuerpo lo que más e apetezca, independientemente de mi opinión, que la doy sólo a efectos informativos.
Para lo que ud. manifiesta basta con un enema (lavativa) previo de agua ligeramente jabonosa, con jabón neutro de coco, en poca cantidad, para que el ano y recto estén limpios y aptos para la relación.
Si se practica la relación anal, es absolutamente necesario la limpieza escrupulosa del pene antes de pasar a la vagina; en el recto y ano hay gérmenes que no son bien tolerados en la vagina, por lo que pueden causar infecciones en la vagina.
Se puede usar preservativo para prevenir esas infecciones, para ello basta con retirarlo, así se protege también el hombre de eventuales uretritis por los gérmenes intestinales.
De una relación vaginal, se puede pasar a una relación anal, sin ninguna precaución, no así, al revés, cómo queda dicho.
En las películas pornográficas hay más de truco que de realidad y en cualquier caso cada cual es muy dueño de hacer lo que le apetezca y no le de ni asco ni repugnancia.
Respecto de que sea placentero para los dos, eso es discutible, mi opinión es que sólo lo es para el hombre la mujer es preciso un periodo de adaptación y aprendizaje.
Desde un punto de vista religioso, sí lo hay, tanto en la religión judía cómo cristiana.