Los cascos de protección no cuentan con una fecha de caducidad preestablecida en el mismo, pero es más que evidente que aquellos cascos que estén en malas condiciones (rajados, bollados, rotos) deberán ser renovados por otro nuevos ya que estos no cumplen bien su función si están estropeados.
A modo de orientación, y de manera no exhaustiva, se indican algunas de estas pautas:
- Grietas o agujeros en el casco.
- Rotura del arnés.
- Abolladuras sensibles en la parte superior que disminuyan peligrosamente la luz libre.
- Deformaciones permanentes que impidan una correcta adaptación del casco sobre la cabeza.
- Aumento considerable del peso debido a las condiciones de uso.
Los cascos de protección expuestos a radiaciones ultravioleta, solares, etc., serán desechados, cuando aparezcan marcas circulares alrededor del punto de inyección de la cima del casquete. Las citadas marcas denotan cristalización y fragilidad del material, disminuyendo notablemente la resistencia de los cascos a los choques.
Siempre que no se observen alteraciones señaladas como pautas de desecho, puede estimarse que los cascos de protección utilizados en condiciones normales mantienen su función protectora durante tres años como mínimo.
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