Dudas sobre el camino a tomar
Hola,
Soy una mujer de 37 años y hace justo 1 año que rompí mi relación de 7 años con la persona que creía el hombre de mi vida. Los comienzos fueron muy bonitos, pero a los pocos meses la situación fue cambiando. Comenzó a rehusar mantener relaciones sexuales conmigo, no le gustaba demasiado que le abrazara o me mostrara cariñosa con él. Cuando intentaba sacar el tema para solucionarlo no le gustaba nada y la respuesta era que eran cosas normales para dos personas que vivían juntas. Era un tema que nuca se solucionó y que quedó enquistado. Nunca participaba de las tareas de casa y le costaba mucho hacerme favores: acompañarme al autobús, al tren cuando me iba a visitar a mis padres. Tampoco le hacía gracia comer con ellos, en 7 años habremos comido 3 veces con mis padres. También es cierto que en casa de su madre solo he estado 2 veces. No quería salir con mis amigas. Siempre me decía que él no podía hacer nada que no quisiera realmente. Yo me conformaba conque quisiera seguir conmigo, después de todo interpretaba que si seguía era porque realmente quería. Al año de estar junto y a los 6 meses de estar viviendo juntos me empezó a pedir que me fuera de casa unos días, que necesitaba estar solo. No creo que lo hiciera para estar con otras mujeres, a los años me confesó que estar diariamente conmigo le saturaba y necesitaba no estarlo. Después de 6 meses en esa situación le dije que no lo soportaba y que me iba de casa, a ver si de esa manera se podía solucionar el tema. Me dijo que no lo hiciera y no se volvió a repetir la situación. En aquella época siempre tuve la sensación de que había dejado de interesarle. A los 6 meses nos compramos una casa. Una nueva fuente de tensiones y preocupaciones. Me convertí en su mástil emocional, yo me encargaba de buscar soluciones a sus preocupaciones. Estuvo de baja durante todo un año por ansiedad, había discutido con todos sus compañeros de trabajo. Esta situación hizo que fuera yo, cada vez más, la que se hacía cargo de todo y su situación de angustia y miedo ante el mundo iba aumentando. Llevábamos vidas cada vez más separadas. Pasar un día en la playa, parque... Disfrutando el uno del otro resultaba tarea imposible, siempre tenía algo mejor que hacer en casa. La música y la construcción de altavoces acaparaban todo su tiempo. Él era la prioridad, él era también mi prioridad. En el momento que mi opinión sobre algo que él consideraba importante no coincidía con la suya era muy difícil que llegáramos aun punto intermedio, siempre tenía que salirse con la suya. Sentía que no había espacio para mi. En los últimos meses de nuestra relación y cuando las cosas estaban muy tensas me confesó que él nunca se fijaría por la calle en una mujer como yo, que no era guapa, pero que había conseguido apreciar otro tipo de virtudes en mi. Bueno, no supe muy bien cómo tomármelo. En esta situación y saturada de ella, conocí a otra persona. Abandoné a mi pareja y comencé una nueva relación. Me he sentido y me sigo sintiendo culpable por ello. Mi actual pareja me trata de manera muy diferente, se preocupa por mi bien estar, cuenta conmigo para todo, me abraza, me mima, me cuida... Me siento como una reina, pero soy incapaz de olvidar a mi ex-pareja y eso hace que no pueda entregarme al 100%. Hay muchos momentos en los que pienso que he sido injusta con mi ex y que tengo que volver para arreglar la situación. Pero no lo hago, sigo convencida de que no me quería demasiado. Mi ex ha querido volver conmigo en todo momento, pero no he sido capaz de hacerlo. Estoy tan confundida y perdida. Desearía, al menos, unas cuantas ideas sobre las que trabajar. Lo cierto es que en todo este tiempo he aprendido mucho sobre mi misma y mi forma de relacionarme con los hombres. He sido tan complaciente y sumisa... Me siento culpable por no haber peleado con más fuerza por lo mío.
Gracias y un saludo
Soy una mujer de 37 años y hace justo 1 año que rompí mi relación de 7 años con la persona que creía el hombre de mi vida. Los comienzos fueron muy bonitos, pero a los pocos meses la situación fue cambiando. Comenzó a rehusar mantener relaciones sexuales conmigo, no le gustaba demasiado que le abrazara o me mostrara cariñosa con él. Cuando intentaba sacar el tema para solucionarlo no le gustaba nada y la respuesta era que eran cosas normales para dos personas que vivían juntas. Era un tema que nuca se solucionó y que quedó enquistado. Nunca participaba de las tareas de casa y le costaba mucho hacerme favores: acompañarme al autobús, al tren cuando me iba a visitar a mis padres. Tampoco le hacía gracia comer con ellos, en 7 años habremos comido 3 veces con mis padres. También es cierto que en casa de su madre solo he estado 2 veces. No quería salir con mis amigas. Siempre me decía que él no podía hacer nada que no quisiera realmente. Yo me conformaba conque quisiera seguir conmigo, después de todo interpretaba que si seguía era porque realmente quería. Al año de estar junto y a los 6 meses de estar viviendo juntos me empezó a pedir que me fuera de casa unos días, que necesitaba estar solo. No creo que lo hiciera para estar con otras mujeres, a los años me confesó que estar diariamente conmigo le saturaba y necesitaba no estarlo. Después de 6 meses en esa situación le dije que no lo soportaba y que me iba de casa, a ver si de esa manera se podía solucionar el tema. Me dijo que no lo hiciera y no se volvió a repetir la situación. En aquella época siempre tuve la sensación de que había dejado de interesarle. A los 6 meses nos compramos una casa. Una nueva fuente de tensiones y preocupaciones. Me convertí en su mástil emocional, yo me encargaba de buscar soluciones a sus preocupaciones. Estuvo de baja durante todo un año por ansiedad, había discutido con todos sus compañeros de trabajo. Esta situación hizo que fuera yo, cada vez más, la que se hacía cargo de todo y su situación de angustia y miedo ante el mundo iba aumentando. Llevábamos vidas cada vez más separadas. Pasar un día en la playa, parque... Disfrutando el uno del otro resultaba tarea imposible, siempre tenía algo mejor que hacer en casa. La música y la construcción de altavoces acaparaban todo su tiempo. Él era la prioridad, él era también mi prioridad. En el momento que mi opinión sobre algo que él consideraba importante no coincidía con la suya era muy difícil que llegáramos aun punto intermedio, siempre tenía que salirse con la suya. Sentía que no había espacio para mi. En los últimos meses de nuestra relación y cuando las cosas estaban muy tensas me confesó que él nunca se fijaría por la calle en una mujer como yo, que no era guapa, pero que había conseguido apreciar otro tipo de virtudes en mi. Bueno, no supe muy bien cómo tomármelo. En esta situación y saturada de ella, conocí a otra persona. Abandoné a mi pareja y comencé una nueva relación. Me he sentido y me sigo sintiendo culpable por ello. Mi actual pareja me trata de manera muy diferente, se preocupa por mi bien estar, cuenta conmigo para todo, me abraza, me mima, me cuida... Me siento como una reina, pero soy incapaz de olvidar a mi ex-pareja y eso hace que no pueda entregarme al 100%. Hay muchos momentos en los que pienso que he sido injusta con mi ex y que tengo que volver para arreglar la situación. Pero no lo hago, sigo convencida de que no me quería demasiado. Mi ex ha querido volver conmigo en todo momento, pero no he sido capaz de hacerlo. Estoy tan confundida y perdida. Desearía, al menos, unas cuantas ideas sobre las que trabajar. Lo cierto es que en todo este tiempo he aprendido mucho sobre mi misma y mi forma de relacionarme con los hombres. He sido tan complaciente y sumisa... Me siento culpable por no haber peleado con más fuerza por lo mío.
Gracias y un saludo
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Respuesta de gracia52
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