¿Es posible controlar o curar la eritrofobia?

En mi experiencia ponerse colorado es signo de inhibición frente a la mirada de los otros. En principio es un síntoma incómodo porque pareciera que deja en evidencia que lo que está ocurriendo te afecta, la gente enseguida detecta este rasgo y lo dice (Te has puesto colorado!) Esta observación provoca más sonrojes. Pero no indica ninguna anomalía orgánica ni psicológica, no es algo para preocuparse.
Pero sí es índice de que hay muchas situaciones en las que no saber que piensa la gente de ti (participar en una clase, conocer gente nueva) o cuando te encuentras en situaciones en que se te juegan cosas importantes (entrevista de trabajo, el encuentro con una chica que te gusta, en discusiones) tu forma de expresar lo que llamas provocaciones es con el cuerpo, mostrando al otro que estas atravesado por la vergüenza de encontrarte en falta por lo que sientes o por lo que piensas que se espera de ti.
Más que por lo que sabes (que frente a situaciones te pones colorado) me parece que sería bueno consultar por lo que no sabes. Por todo ese saber que es inconsciente y que tendrá que ver con tu forma particular en que has transitado los diferentes encuentros con personas que ocuparon lugares importantes en tu vida.

En primer lugar, "ponerse rojo" es la parte visible de la emoción "vergüenza" (que es la emoción social por antonomasia, sin ella no seríamos Personas). Por tanto, ponerse rojo no es sólo normal, sino saludable y completamente humano (específicamente humano).
Podemos sentirnos a disgusto cuando se produce en contextos inadecuados o que consideramos de baja intensidad para tal emoción, lo cual nos hace "avergonzarnos de la vergüenza", y ponernos más rojos aún. Es un círculo vicioso, que convierte en "problema" algo que en principio es una emoción natural y sana.
El círculo vicioso se produce, como con las demás emociones que consideremos inadecuadas por el contexto o por su intensidad, cuando tratamos de controlarlas: el control es el problema. Y la evitación (evitar ciertas situaciones sociales para no ponernos rojos) una opción para controlarla que genera más problemas de los que viene a resolver.
En primer lugar por tanto, debes dejar de luchar contra ello, debes abrirte a la desagradable emoción de la vergüenza, incluso provocándola. Un ejemplo con una persona que tartamudea en algunos contextos sociales, es cuando se le pide que lo haga a propósito (poniendo bajo control consciente lo que hasta entonces estaba fuera de control). Una forma de abrirse a la emoción de la vergüenza es contar con que va a ocurrir, dejar de intentar que no ocurra, contar con que se producirá, prepararse alguna frase (ya me puse como un tomate, me suele ocurrir)... Te aseguro que la respuesta termina extinguiéndose en cuanto consigas no intentar controlarla, aunque para ello tengas que pasar mucha vergüenza: piensa que al fin y al cabo nada de lo que has hecho hasta ahora te ha evitado sentir vergüenza por ponerte rojo.