No puedo con mi hija

Me gustaría exponerle mi caso para ver si pudiera ayudarme, estoy bastante agobiada le explico, soy divorciada y tengo una hija de 8 años, actualmente vivo con mi pareja hace casi 3 años, mi hija vive con nosotros, vivimos a 600 km de mi ex por lo que mi hija ve a su padre como 1 vez al mes, pero habla por teléfono con el casi a diario y se conectan por internet osea que tienen buena relación y yo hago porque sea así. Al principio cuando me vine a vivir con mi pareja mi hija no lo aceptaba, siempre peleaba con el incluso intento agredirlo en varias ocasiones y yo siempre hablaba con ella y le explicaba que tenia que tener respeto con las personas y sobre todo con quien convivía, pues no le falta de nada, ella nunca ha sido agresiva ni maleducada pero desde que estoy divorciada cambio, por completo, se volvió recelosa de mi siempre ponía y pone a su padre mejor que yo y eso me duele, doy todo por ella y se lo hago ver pero no se da cuenta o no se quiere dar cuenta. En el cole va genial no tuvo bajón ninguno al cambiar de comunidad, con nuevos amigos, nuevos profes, se adapto estupendamente. Mi ex al principio le hablaba mal de mi pareja por eso yo creo que se comportaba así con el, la lleve al psicólogo y solo bastaron 2 sesiones para que cambiara por completo, comenzó a respetarnos, incluso jugaba y bromeaba con mi pareja. Pero hace como 4 meses ha vuelto a ser agresiva y contestona, pero conmigo no con mi pareja, me habla muy mal, me grita, me dice que soy mala madre, que prefiere vivir con su padre y yo no se que hacer, la castigo sin videojuegos, sin chuches, sin tele pero todo le da igual, cualquier pelea que tenga con migo, me maltrata psicológicamente, esta noche por ejemplo ha sido porque decía que no tenia hambre y que le había puesto mucha cena, le he dicho cómetela porque has visto lo que te iba a poner y te ha parecido bien, entonces ha llamado su padre y ha empezado a decirle; estoy harta de mama no la aguanto. Se puede imaginar que mal me siento, y lo peor es que no se como reaccionar ni como actuar para corregir esa actitud, el otro día me dijo, cuando me enfado contigo digo con mi mente un montón de palabrotas y yo le pregunte, ¿y crees que eso esta bien? Me dijo que no, pero que su cabeza era lo que pensaba. Ella es cariñosa se tira todo el día dándome besos y pidiendo que se los de, no entiendo como puede cambiar tanto cuando la situación no es como ella quiere que sea. Por favor necesito ayuda estoy desesperada, si necesita cualquier aclaración no dude en pedírla.

Respuesta
1

Estimada isyoscar muy inportatnte es que usted sepa que es lo que pasa en la mente y corazón de su hijita, para ello tiene que ser empática y tratar de optener toda la información posible que pueda hacer que usted pueda ponerse en el lugar de ella. Usted no se imaguina por lo que esta pasando su mundo en el que ella amaba y confiaba se ha caído y eso para ella es algo traumático. Lea esta información que hace referencia es muy completa léala barias veces y medítela bien:

Los problemas especiales
De las familias con hijastros
¿Cómo pueden ser felices las familias con hijastros?
Las familias con hijastros son comunes en muchos lugares del mundo.
No obstante, estas se enfrentan a problemas muy particulares. El más
complejo es, sin duda, la crianza de los hijos. Ahora bien, como se intenta
demostrar en los dos artículos siguientes, es posible criar a los hijos con
éxito en este tipo de familias.
Los padrastros y las madrastras han gozado
tradicionalmente de mala fama. Cuando éramos niños, muchos oímos alguna versión
del cuento de la Cenicienta, a quien hizo sufrir enormemente su cruel
madrastra. Los niños europeos conocen también el cuento de Blanca Nieves
y los siete enanitos. La madrastra de Blanca Nieves
resulta ser una bruja malvada.
¿Reflejan estos cuentos la realidad de las
familias con hijastros? ¿Son todos los padrastros realmente tan malos? No. La
mayoría de ellos quieren lo mejor para los hijos que heredan de su nuevo
matrimonio. Pero se enfrentan a algunos problemas complejos, propios de las
familias mixtas.
Los problemas de
La crianza de los hijos
La causa de la ruptura de un matrimonio es
normalmente la inmadurez de la pareja. En las segundas nupcias es posible que
la crianza de los hijos dificulte la relación. Algunos informes muestran que
4 de cada 10 familias con hijastros terminan en divorcio durante los
cinco primeros años.
Es posible que los recién casados no se
Den cuenta de la confusión emocional, los conflictos de lealtad y los celos, y
el rencor que provoca en los hijos la llegada de un padrastro. Estos tal vez se
imaginen que el padrastro les arrebata el afecto de su padre natural. Además,
al padre natural que ha sido abandonado por su pareja puede resultarle difícil
entender que sus hijos sigan queriendo a su ex cónyuge. Un hijo intentó
explicar la buena relación que tenía con su padre biológico de la siguiente
manera: “Mamá, sé que papá te trató mal, pero ha sido bueno conmigo”. Estas
palabras, aunque sinceras, pudieran hacer que la madre guardara rencor al padre
del niño.
Un padrastro confesó: “No estaba en
Realidad preparado para enfrentarme a todos los problemas relativos a la
crianza de mis hijastros. Llegué a pensar que, como me había casado con su
madre, ahora era su padre. Así de simple. No entendí el apego que le
tenían a su padre biológico, y cometí muchos errores”.
Pueden surgir tensiones especialmente con
relación a la disciplina. Los hijos necesitan disciplina amorosa, pero a menudo
se rebelan contra ella aun cuando proceda de sus padres. ¡Cuánto más difícil
les será aceptarla de un padrastro! No es raro que, al ser disciplinado,
el hijastro diga algo como: “¡Tú no eres mi verdadero padre!”. Estas
palabras pueden doler mucho al padrastro bienintencionado.
¿Puede criarse con éxito a los hijos en una
familia mixta? ¿Pueden los padrastros contribuir a la formación de una buena
familia mixta? La respuesta a estas dos preguntas es sí, siempre y cuando todos
los implicados sigan el consejo de la Palabra inspirada de Dios, la Biblia.
Las familias con
Hijastros pueden tener éxito
¿Pueden tener éxito las familias con
¿HIJASTROS? SÍ, ESPECIALMENTE SI CADA uno de los miembros recuerda que “toda
Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para
rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Timoteo 3:16).
Cuando todos aplican los principios bíblicos, el éxito está prácticamente
asegurado.
La cualidad fundamental
En la Biblia solo hay unas cuantas leyes que
rigen las relaciones humanas. Las Escrituras animan en particular a cultivar
buenas cualidades y actitudes que nos permitan actuar con sabiduría. Estas
buenas actitudes y cualidades constituyen el fundamento de una vida de familia
feliz.
Puede parecer obvio, pero de todos modos vale
la pena decir que la cualidad básica para el éxito de la familia es el amor. El
apóstol Pablo dijo: “Sea su amor sin hipocresía. [...] En amor fraternal
ténganse tierno cariño unos a otros” (Romanos 12:9, 10). La palabra “amor”
Se utiliza a la ligera muchas veces; sin embargo, la cualidad a la que Pablo se
refirió en este texto es especial. Es un amor piadoso que “nunca falla”
(1 Corintios 13:8). La Biblia lo describe como una cualidad altruista y
lista para servir. Busca activamente el bien ajeno. Es paciente y bondadoso,
no es celoso ni se vanagloria ni se hincha. No busca sus
propios intereses. Siempre está dispuesto a hacer concesiones, a esperar y
aguantar lo que venga (1 Corintios 13:4-7).
El amor verdadero ayuda a suavizar las
Diferencias y a unir a las personas de distinta educación y forma de ser. Y
Ayuda a contrarrestar los abrumadores efectos del divorcio o la muerte de un
padre biológico. Un hombre que ahora es padrastro explica sus verdaderos
problemas: “A menudo me preocupaban tanto mis propios sentimientos que
no podía pensar en las emociones de mis hijastros, y ni siquiera en
las de mi esposa. Tuve que aprender a ser menos sensible. Más importante aún,
tuve que aprender a ser humilde”. El amor le ayudó a efectuar los cambios
necesarios.
El padre biológico
El amor puede ayudar a manejar la relación de
los hijos con su padre biológico, ahora ausente. Un padrastro reconoce: “Quería
tener el primer lugar en el afecto de mis hijastros. Cuando visitaban a su
padre biológico, me resultaba difícil resistir la tentación de criticarlo.
Cuando regresaban después de haber pasado un día agradable con él, me sentía
muy mal. Cuando no pasaban un buen día, me alegraba. En realidad, tenía
miedo de perderlos. Una de las cosas más difíciles para mí fue reconocer y
aceptar la importancia del papel que desempeña el padre biológico en la vida de
mis hijastros”.
El amor genuino ayudó a este padrastro a
Enfrentarse al hecho de que no era realista esperar amor “instantáneo”.
No debió sentirse rechazado cuando los niños no le aceptaron de
inmediato. Reconoció que posiblemente nunca llegaría a reemplazar al padre
biológico en el corazón de sus hijastros. Estos habían conocido a su padre
desde el principio de su vida, mientras que el padrastro era un recién llegado
que debía ganarse el amor de sus hijastros. La investigadora Elizabeth Einstein
refleja una experiencia general al decir: “Al padre biológico no se le
puede reemplazar nunca, nunca. El padre que ha muerto o que ha
abandonado a sus hijos conserva un lugar importante en la vida de estos”.
La disciplina, un
Asunto delicado
La Biblia indica que la disciplina amorosa es
esencial para los jóvenes, incluidos los hijastros (Proverbios 8:33). Muchos
profesionales empiezan a concordar con la postura bíblica a este respecto. La
profesora Ceres Alves de Araújo dijo: “Por naturaleza, a nadie le gustan los
límites. Pero son necesarios. ‘No’ es una palabra protectora”.
Sin embargo, en la familia mixta los puntos
de vista sobre la disciplina pueden ocasionar serios problemas. Los hijastros
han sido moldeados en parte por un adulto que ahora está ausente. Es probable
que tengan hábitos y costumbres que molesten al padrastro. Y probablemente
no entiendan por qué le molestan tanto ciertos asuntos. ¿Cómo afrontar
esta situación? Pablo exhorta a los cristianos a que ‘sigan tras [...] el
amor, el aguante, la apacibilidad de genio’ (1 Timoteo 6:11). El amor
cristiano ayuda tanto al padrastro como a los hijos a ser mansos y pacientes
mientras se van conociendo. Si el padrastro es impaciente, ‘la cólera, la ira y
el habla injuriosa’ pueden arruinar rápidamente la relación que se ha
establecido (Efesios 4:31).
El profeta Miqueas nos ayuda a entender mejor
este asunto. Dijo: “¿Qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino
ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?” (Miqueas
6:8). La justicia es fundamental cuando se disciplina. Pero ¿qué puede decirse
de la bondad? Un anciano cristiano relata que solía serle difícil levantar a
sus hijastros el domingo por la mañana para que participaran en las actividades
de la congregación. En vez de reñirlos, los trató con bondad. Se levantaba
temprano, preparaba el desayuno y luego les llevaba a todos una bebida
caliente. El resultado fue que los niños se sintieron mucho más inclinados a
hacerle caso cuando les pedía que se levantaran.
La profesora Ana Luisa Vieira de Mattos hizo
el siguiente comentario de interés: “Lo importante no es el tipo de
familia, sino la calidad de la relación. En mis estudios he observado que los
jóvenes que tienen problemas de comportamiento proceden casi siempre de
familias en las que hay una deficiente supervisión paterna y una carencia de
reglas y de comunicación”. También dijo: “Nunca está de más recordar que la
educación implica siempre la necesidad de decir no”. Además, los doctores
Emily y John Visher dijeron: “Fundamentalmente, la disciplina solo funciona
cuando a la persona que la recibe le importan las reacciones de la persona que
la da, y su relación con ella”.
Estas observaciones hacen hincapié en la
Cuestión de quién debe administrar la disciplina en las familias mixtas. ¿Quién
debe ser el que diga no? Después de hablarlo, algunos padres han decidido
que al principio sea el padre biológico quien administre principalmente la
disciplina, a fin de que el padrastro tenga tiempo de estrechar la relación con
los hijos. Es mejor que estos se acostumbren a confiar primero en el amor del
padrastro o la madrastra antes de recibir su disciplina.
¿Qué puede decirse en el caso particular del
padrastro? ¿No indica la Biblia que el padre es el cabeza de familia?
Efectivamente (Efesios 5:22, 23; 6:1, 2). Sin embargo, puede que el
padrastro desee delegar la tarea de la disciplina por un tiempo, especialmente
si implica castigo. Puede permitir que los hijos obedezcan ‘la ley de su madre’
mientras él coloca el fundamento para que ‘escuchen la disciplina de
su [nuevo] padre’ (Proverbios 1:8; 6:20; 31:1). La experiencia demuestra
que a la larga este proceder no contraviene el principio de la jefatura.
Además, un padrastro dice: “Recordé que la disciplina incluye admonición,
corrección y censura. Cuando esto se hace con justicia, amor y compasión, y los
padres lo respaldan con el ejemplo, normalmente funciona”.
Los padres tienen
Que comunicarse
Proverbios 15:22 dice: “Resultan frustrados
los planes donde no hay habla confidencial”. En una familia con hijastros
el habla confidencial, franca y calmada de los padres es fundamental. Una
columnista del periódico O Estado de S. Paulo
dijo: “Los hijos acostumbran a someter a prueba los límites que fijan los padres”.
Esto puede ser especialmente cierto en las familias mixtas. Por tanto, los
padres tienen que llegar a un acuerdo sobre diferentes asuntos para que los
niños vean que están unidos. Pero, ¿y si el padrastro, o la madrastra, actúa de
manera que le parece injusta a la madre, o al padre, de los niños? En ese caso,
ambos deben resolver la cuestión en privado, no delante de estos.
Una madre que volvió a casarse relata: “Lo
más difícil para una madre es ver al padrastro disciplinando a sus hijos,
especialmente si le parece que actúa con dureza o que no es del todo
justo. Le duele en el corazón y quiere defender a sus hijos. En esos casos se
le hace difícil mantenerse sujeta al esposo y apoyarlo.
”Una vez, mis dos hijos, de 12 y
14 años, pidieron permiso a su padrastro para hacer algo. Él les dijo
inmediatamente que no, y salió de la habitación sin darles oportunidad de
explicarle por qué era importante para ellos lo que pedían. Los chicos estaban
a punto de llorar, y yo me quedé sin palabras. El mayor me miró y me dijo:
‘Mamá, ¿has visto lo que ha hecho?’. Contesté: ‘Sí, lo he visto. Pero aún es el
cabeza de la casa, y la Biblia nos enseña a respetar la jefatura’. Fueron
buenos chicos, y concordaron con lo que les dije y se calmaron un poco. Esa
misma noche le expuse a mi esposo lo que pensaba, y se dio cuenta de que había
sido demasiado autoritario. Fue enseguida a la habitación de los chicos y se
disculpó.
”Aprendimos mucho de aquel incidente. Mi
Esposo aprendió a escuchar antes de decidir. Yo aprendí a apoyar el principio
de la jefatura, aun cuando sea doloroso. Los chicos aprendieron la importancia
de estar en sujeción (Colosenses 3:18, 19). Y la disculpa sincera de mi marido
nos enseñó a todos una importante lección de humildad (Proverbios 29:23). Hoy
mis dos hijos son ancianos cristianos de congregación.”
Se cometerán errores. Los hijos dirán o harán
cosas que duelen. Las presiones del momento harán que los padrastros actúen de
manera irrazonable. Sin embargo, palabras sencillas como: “Lo siento, perdóname
por favor”, pueden contribuir mucho a la curación de las heridas.
Cómo fortalecer la
Unidad de la familia
Toma tiempo cultivar una relación afectuosa
en una familia mixta. Si usted es padrastro o madrastra, tenga empatía. Sea
comprensivo, y pase tiempo con sus hijastros. Juegue con los más pequeños.
Prepárese para conversar con los mayores. Busque oportunidades para pasar
tiempo juntos. Por ejemplo, invítelos a participar en las tareas domésticas,
como preparar la cena o limpiar el automóvil, o a que le acompañen al mercado.
Además, pequeñas muestras de afecto pueden demostrar el amor que les tiene.
(Obviamente, los padrastros deben mantener las distancias para que sus
hijastras no se sientan incómodas. Y las madrastras deben recordar que los
chicos también necesitan su intimidad.)
Las familias con hijastros pueden tener
Éxito. Muchas lo tienen. Las más felices son aquellas en las que todos los
implicados, especialmente los padres, cultivan actitudes correctas y
expectativas realistas. El apóstol Juan escribió: “Amados, continuemos
amándonos unos a otros, porque el amor es de Dios” (1 Juan 4:7). En
efecto, el amor sincero es el verdadero secreto de la felicidad en las familias
con hijastros.

Este otro es ayuda para usted como madre perdone que copie y pegue pero la información esta tan buena que es mejor dejarlo tal como esta y si lo escribo algo se me olvidaria:

Cómo ayudar a las víctimas del divorcio
“Un día, cuando tenía unos tres años, mi padre vino a visitarme. Me llevó de paseo,
me compró una muñeca que llevaba un precioso vestido rojo y me acompañó de
nuevo a casa. Nos quedamos un ratito sentados dentro del automóvil. Pero tan
pronto como mi madre salió para recogerme empezaron a gritarse el uno al otro y
a discutir a través de la ventanilla del automóvil. Yo estaba en medio.
”De pronto, mi padre abrió la puerta de golpe y me empujó fuera del auto. Oí el
chirrido de las ruedas, y le vi marcharse a toda velocidad. No sabía lo
que pasaba. Mi madre ni siquiera me dejó desenvolver mi muñeca nueva. Después
de aquello, no volví a ver la muñeca nunca más. Tampoco volví a ver a mi
padre hasta que tuve diecinueve años.”—Heidi.
“EL TIEMPO todo lo cura”, reza un dicho
Antiguo. Pero, ¿es cierto? ¿O sufren los hijos un daño irreparable como
consecuencia del divorcio de sus padres?
Según The Journal of Social
Issues, mucho depende de lo que suceda después del divorcio. La revista
dice: “Las relaciones familiares que emergen después del divorcio afectan a los
hijos tanto como el divorcio en sí, o incluso más”.
En el caso de Heidi, el divorcio de sus
Padres solo fue el comienzo de sus problemas. Como sucede tantas veces, las
segundas nupcias de su madre no fueron mucho mejor que las primeras, y lo
mismo sucedió con las terceras. La infancia de Heidi estuvo llena de bandazos,
desde gritos y peleas en las que se rompían los platos hasta solitarios días de
verano en un apartamento vacío, preguntándose atemorizada cuándo volvería a
casa su madre, si acaso volvía.
Los padres pueden hacer mucho para evitar que
sus hijos sufran una secuela tan turbulenta. Al fin y al cabo, el divorcio pone
fin al matrimonio, no a la paternidad ni a la maternidad.
El importante papel
De los padres
“El que la concepción sea una experiencia que
dos personas comparten, otorga a los hijos el derecho de tener un padre y una
madre”, escribieron dos psicólogos en la revista Psychology Today.
Aunque quizás esa declaración le parezca obvia, en cierto modo, el divorcio
priva repentinamente a los hijos de ambos padres.
Por ejemplo, en Estados Unidos, país que según
las estadísticas podría denominarse la capital mundial del divorcio, más del
90% de los hijos de padres divorciados viven con la madre y están con el padre
solo de visita. ¡Y más de la mitad de esos niños ven a su padre menos de una
vez al año! Además, la cantidad de tiempo que la madre pasa con ellos también
se reduce de forma drástica después del divorcio. Un estudio indica que pasa
con ellos veintiuna horas menos a la semana.
Si en algo concuerdan los expertos es en que
hay más probabilidad de que los hijos se adapten a la vida después del divorcio
de sus padres si continúan teniendo una relación positiva y firme con ambos
padres. Si eso no es posible, el por lo menos tener una buena relación con
uno de ellos contribuirá a suavizar el trauma del divorcio. Pero, ¿cómo pueden
los padres mantener esa intimidad con sus hijos después del divorcio?
Cómo hacer que
El tiempo cuente
Si usted es una madre divorciada, mantener la
intimidad con sus hijos puede ser lo que más le cueste. Muchas veces la mujer
que se encuentra en esa situación debe enfrentarse a lo que algunas sociedades
consideran un estigma doble: el divorcio y la pobreza. Se ve empujada de
improviso hacia el mercado laboral, y en su lucha por compensar una pensión de
manutención insuficiente o inconstante por parte de su ex cónyuge, posiblemente
descubra que le queda poco tiempo para estar con sus hijos.
¿Qué necesita? Determinación y un buen
Horario. Compre cualquier ratito que pueda y planee con sus hijos lo que van a
hacer juntos durante ese tiempo. Es mucho mejor pasar con los hijos aunque solo
sea un poquito de tiempo cada día y dedicarles atención indivisa, que no pasar
nada de tiempo con ellos. Además, el planear con antelación alguna excursión o
salida juntos también contribuirá a que sus hijos tengan algo que esperar.
Luego también hay que contar con la necesidad
apremiante que sus hijos tienen de recibir guía, disciplina e instrucción
espiritual. Como muchas veces resulta difícil encontrar períodos específicos
para hacerlo, la Biblia aconseja: “Tienes que inculcarlas [las leyes de Dios]
En tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el
camino y cuando te acuestes y cuando te levantes”. (Deuteronomio 6:7.)
¿Van ustedes alguna vez “por el camino”
Juntos, ¿quizás en su propio automóvil o en el transporte público? ¿Qué absorbe
su atención? ¿Su hijo, o un periódico y la radio del auto? Cuando comen juntos,
¿Ahoga la televisión toda conversación, o es la comida un momento para que su
familia hable en paz? ¿Pudiera hacer alguna tarea doméstica en compañía de sus
hijos, como preparar una comida o hacer la colada?
Por supuesto, eso no quiere decir que
Debe emplear esas ocasiones para sermonear a sus hijos. Al contrario, por el
simple hecho de estar juntos y conversar de forma cariñosa y abierta es
inevitable que les imparta alguno de sus valores. Momentos como esos también
pueden ser una oportunidad ideal para dar a sus hijos la confianza que tanto
necesitan ahora. Hay hijos que en su interior se sienten responsables del
fracaso matrimonial de sus padres y otros se sienten rechazados por el padre
que se ha marchado del hogar. Por eso, si con frecuencia les asegura que les
ama, alaba sus buenas cualidades y sus logros y les da la confianza para
expresar con franqueza lo que piensan, habrá contribuido mucho a suavizar el trauma
del divorcio.
Algunos padres, después de su divorcio,
descuidan la disciplina de sus hijos debido a que, en muchos casos, se sienten
culpables. “Mi hijo ya ha sufrido bastante últimamente”, parece que piensen.
Pero el dar a los hijos total libertad para hacer lo que gusten no es
mostrarles amor. El director de un programa para niños y adolescentes llevado a
cabo en un hospital psiquiátrico señaló en la revista The Washingtonian:
“Constantemente me dicen: ‘Mis padres me dejan hacer lo que quiera. No se preocupan
por mí’”. A este respecto, la Biblia señala: “Quien no corrige a su hijo,
no lo quiere; el que lo ama, lo corrige”. (Proverbios 13:24, Versión
Popular.)
El hijo desgarrado
Cuando en un consultorio especializado en el
tema del divorcio se le pidió a un niñito que dibujara algo, este se dibujó a sí
mismo como si fuera una cuerda de la que tiraban sus padres por ambos lados
cuando regañaban; se le veía desgarrado y goteando sangre. Así es como se
sienten algunos hijos de padres divorciados. El hijo ama a ambos padres, pero
ninguno de los padres quiere que el hijo ame a su ex cónyuge.
En la amargura y la acritud que tan a menudo
acompañan al divorcio, a los padres les es muy difícil no involucrar a sus
hijos en la batalla. Las investigadoras Wallerstein y Kelly informaron que dos
terceras partes de los padres entrevistados en su estudio competían
abiertamente por el amor y la lealtad de sus hijos. La doctora Bienenfeld
advierte a los padres que si el hijo se siente desgarrado entre ambos esto
puede hacer que se aborrezca y se sienta culpable, además de que “reducirá sus
posibilidades de alcanzar felicidad, satisfacción y éxito”.
La Biblia aconseja con sabiduría: “Padres,
ustedes no exasperen a sus hijos; críenlos educándolos y corrigiéndolos
como el Señor quiere”. (Efesios 6:4, Nueva Biblia Española,
edición latinoamericana.) Está claro que incitar a un hijo a que
guarde rencor a su otro progenitor no tiene cabida en la crianza
cristiana.
Todo niño tiene un padre y una madre. La
Muerte puede cambiar esa situación, pero el divorcio no. Y a menos que los
tribunales limiten el contacto del otro progenitor con los hijos (o este eluda
voluntariamente su responsabilidad), debería cooperar con su ex cónyuge en la
crianza de sus hijos.
Hay que reconocer que una persona puede tener
una causa justificada para estar resentida con su ex cónyuge. Pero si utiliza a
sus hijos para castigarlo, quienes en realidad sufren son los hijos. La doctora
Bienenfeld dice que el reconocer con franqueza que uno también ha contribuido a
que surgieran los problemas en su matrimonio puede disipar un poco su
resentimiento. La revista Parents relata el caso de una mujer que
procuraba orar a favor de su ex marido cada vez que le venían pensamientos
negativos acerca de él. Ella descubrió que esta táctica le daba una sensación
de bienestar y de control, algo nuevo para ella, y la libraba de estar ‘siempre
en pie de guerra’. (Compárese con Mateo 5:43-45.)
¿Pueden ayudar otras
personas?
Los psicólogos Julius y Zelda Segal comentan
en la revista Parents que “los hijos de familias rotas logran afianzarse
si por lo menos quedan intactas algunas hebras de continuidad” tras la
tempestad del divorcio. Lamentablemente, según estos psicólogos, “los vecinos y
los amigos tienden a mantener las distancias y lo mismo hacen algunos abuelos
por estar demasiado ocupados defendiendo un lado u otro del conflicto entre los
padres”.
En efecto, cuando otros parientes también desaparecen de su vida, el divorcio se convierte en algo particularmente cruel
para los hijos, pues agrava su sensación de abandono. De modo que si usted es tía,
tío, abuela o abuelo de algún niño de padres divorciados, céntrese en darles la
confianza que justo ahora tanto necesitan en lugar de tomar parte en la riña
marital de sus padres. A veces no hay nadie que pueda levantar mejor el ánimo
decaído de un niño que un abuelo o abuela amoroso.
Heidi, mencionada al principio de este artículo,
no recibió esa clase de apoyo. Sin embargo, su historia tuvo un final
feliz. Ahora, con veintiséis años, es una joven felizmente casada, cordial e
industriosa. ¿Qué lo hizo posible?
En muy pocas palabras: las amistades. Cuando
aún era adolescente Heidi empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová.
En el Salón del Reino al que acudía para las reuniones, encontró amigos
verdaderos. “Solía pensar que mi situación era bastante desesperada —recuerda—.
Pero tener alguien con quien hablar ayuda. Tenía una amiga a la que le podía
contar todo. Ella siempre sabía cuándo algo andaba mal y yo siempre terminaba
contándoselo. Era como una madre para mí. Pero también había otros con los que
podía hacer cosas.” Heidi experimentó la veracidad de la promesa de Jesús de
que la congregación cristiana podía proveer una amplia familia para los que
hubiesen perdido la suya propia. (Marcos 10:29, 30.)
Sin embargo, Heidi no tomó la iniciativa
Para cultivar estas amistades. “Ellos me escogieron”, explica. Y eso es lo que
vez tras vez les sucede a los hijos de padres divorciados en la congregación
cristiana. Por ejemplo, una joven llamada Meg recuerda con cariño a un
matrimonio que le ofreció su amistad cuando sus padres se separaron: “Ellos sabían
que yo los necesitaba, y ahí estaban. No es grato tener que decir: ‘Los
necesito. Quiero que me amen’”.
¿Y usted? ¿Podría ser como un hermano, una
hermana, una madre, un padre, un abuelo o una abuela para algunos hijos de
padres divorciados? Es muy probable que no se lo pidan, pero eso no significa
que no le necesiten.
Por supuesto, nadie puede jamás desempeñar
todas las funciones de una familia intacta, pero sí podemos ser amigos
comprensivos y buenos oyentes. También podemos ayudar al joven o la joven para
que tenga una mejor relación con nuestro Creador: el verdadero “padre de huérfanos
de padre” y el mejor Amigo que se pudiera pedir. (Salmo 68:5.)
Pero, ¿no hay esperanza de que algún día
los índices de divorcio disminuyan en lugar de aumentar, el día en que los
hijos tengan la certeza de que crecerán en el seno de una familia completa y
feliz?
El día que la familia sane
Si tuviésemos que depender del ser humano
para encontrar una solución, entonces la respuesta sería negativa: no hay
una esperanza verdadera para los hijos. Si el hombre no puede ni empezar a
unir a la familia humana mundial que se encuentra irremediablemente dividida,
mucho menos podrá unir a las incontables familias divididas que componen la
humanidad. Linda Bird Francke escribió en Growing Up Divorced
(Creciendo divorciados): “Han sucedido demasiadas cosas y demasiado deprisa.
Los tribunales están desorientados; las escuelas están desorientadas; las
familias están desorientadas. Nadie sabe qué puede esperar de los demás en
estos días de tantos divorcios, pues no existen reglas, ningún precedente
a seguir”.
Sin embargo, el Creador de la humanidad no está
desorientado. Él comprende lo que le sucede a este mundo dividido y ve que no necesita
que “expertos” humanos lo ajusten. Lo que necesita es ser reemplazado. Y eso es
lo que Dios promete hacer. Él promete que quienes hagan Su voluntad sobrevivirán
a la destrucción de este sistema corrupto y vivirán para ver la Tierra
convertida en un paraíso mundial. (Lucas 23:43; 1 Juan 2:17.) Al vivir
entonces bajo la gobernación de Dios, el hombre será curado del pecado que
infecta su naturaleza. El egoísmo y la imperfección con sus consiguientes
divisiones, odio y desunión serán por fin eliminados. La familia humana sanará.
(Revelación 21:3, 4.)
Entonces el divorcio será un vago recuerdo de
un pasado que se desvanece.
¿Hay actividades que podría realizar
en compañía de sus hijos? El divorcio pone fin al matrimonio, no a la
paternidad ni a la maternidad
¿Conoce algún hijo de padres
divorciados que necesite un amigo?
Consejos para padres
Divorciados
No discuta con su ex cónyuge
—Por teléfono o en persona— delante de sus hijos.
No critique a su ex cónyuge
Delante de sus hijos. Cuando sus hijos critiquen al padre o madre ausente, no los
anime ni participe.
No obligue a sus hijos
A escoger uno de los padres ni los ponga en contra de su ex cónyuge.
No permita que sus
Hijos le intimiden con la amenaza de irse a vivir con el otro padre. Si tolera
ese tipo de chantaje los animará a recurrir a la manipulación y hasta puede
obstaculizar su desarrollo moral.
No utilice a sus hijos
Para espiar a su ex cónyuge, sacándoles a la fuerza información cada vez que
regresen de visitarlo.
No convierta a sus
Hijos en recaderos de mensajes airados a su ex cónyuge o humillantes
solicitudes de dinero.
No desaire a su hijo
Con comentarios como: “Eres igual que tu padre”. Esto no solo le suena al
hijo como una crítica del padre sino que también puede hacer que se sienta
condenado a repetir los errores de su progenitor.
Sea un buen oyente y
Deje que sus hijos expresen sus sentimientos, incluso con los que usted no concuerda.
Comuníquese con sus hijos de
Forma clara, libre y abierta, pero protéjalos de detalles que no necesitan
saber. Sus hijos pueden parecer confidentes ideales, pero recuerde que un niño
no es un adulto en miniatura ni tampoco un cónyuge sustituto, por maduro
que parezca.
Consuele a sus hijos y asegúreles
Que ellos no fueron la causa del divorcio y que tampoco pueden ahora
intervenir y salvar su matrimonio.
Muestre a sus hijos
Verdadero afecto y sea muy cariñoso con ellos. Los hijos pueden suponer que los
padres que dejan de amarse fácilmente pueden dejar de amar a sus hijos.
Coopere con su ex cónyuge en
Proteger a los hijos de sus disputas.
Equilibre la alabanza con la
Disciplina, por establecer límites justos y metas realistas.
Ponga usted mismo el
Ejemplo al rechazar la conducta inmoral que enseña a sus hijos que eviten.
Pase con sus hijos todo
El tiempo libre que pueda.
¿Vive usted lejos
¿De sus hijos?
SI ESE es su caso, quizás encuentre que lo más fácil sería retirarse de
la escena. Quizás le resulte embarazoso planear el horario de visitas por
parecerle que pide permiso a su ex cónyuge para ver a sus propios hijos. O puede
que sus hijos ya tengan un padrastro o una madrastra y usted opine que ya no lo
necesitan.
Pero sí lo necesitan. La Biblia recomienda: “Padres, no exasperéis
a vuestros hijos”. (Efesios 6:4, Biblia de Jerusalén.) Si
desaparece de la vida de sus hijos, no solo los exasperará sino que es fácil
que socave su autoestima y les haga sentir que no se les ama ni inspiran
cariño. Por limitada que sea la relación que tenga con sus hijos, siempre será
mejor que no verlos nunca.
Al parecer la duración de sus visitas es todavía más importante que la
frecuencia. Cuanto más larga sea la visita, mayor es la probabilidad de que su
hijo pase momentos memorables con usted. Miriam Galper Cohen ha escrito un
libro sobre este tema —ella también es madre y vive lejos de sus hijos—, y
comenta que las visitas no tienen por qué ser excursiones espectaculares.
A veces lo que se recuerda con más cariño es un paseo que dieron juntos
tranquilamente o una comida que compartieron.
Las llamadas telefónicas frecuentes, programadas con regularidad, también
contribuyen a que usted y su hijo estén en contacto estrecho. También pudiera
grabar su propia voz leyendo una historia a su hijo o hablándole de cuando
usted era niño. Y además de casetes y cartas, les puede enviar fotografías, dibujos,
tiras cómicas o artículos de revistas que captaron su atención por ser
graciosos e interesantes. La señora Cohen también sugiere que se averigüe cuáles
son los libros o programas de televisión que a su hijo le gustan, los lea o los
vea usted mismo y luego comente sobre ellos cuando le escriba o le llame por
teléfono.
Como dice la señora Cohen, “vivir lejos de los hijos es la opción
menos deseable de todas las relacionadas con la custodia de los
hijos, a excepción de no verlos nunca”. Aun así, sin duda hay maneras de
hacer saber a sus hijos con regularidad que usted sigue amándolos e interesándose
por ellos. Hasta el más mínimo acto de consideración puede evitarles mucho
sufrimiento.

4 respuestas más de otros expertos

Respuesta
1

Me dices que has llevado a tu hija al psicólogo y en dos sesiones cambió, pero... ¿sólo la has llevado dos sesiones o continúa en terapia?. Porque dos sesiones no es suficiente para trabajar con una persona y mucho menos con una niña de 8 años.

Primero de todo hay que tener presente que tu hija tiene tan sólo 8 años y hay que tratarla como tal, como una niña que es, que carece de la capacidad de un adulto para afrontar los cambios y los problemas, no es que ella te maltrate psicológicamente es que no sabe expresar su emoción, aún, de otro modo.

Segundo, ella está viviendo un duelo, sus padres se han separado, las personas que ella ama, necesita tiempo para aceptarlo y cada uno tenemos nuestro propio ritmo, parece que tu hija esté en la etapa de ira del duelo (Negación y aislamiento, ira, culpabilidad o negociación, tristeza y aceptación). Normalmente cuando los padres de los niños se divorcian los pequeños se enfrentan al progenitor con quienes conviven de un modo ven que él ha sido quien ha echado al otro de casa, en este caso, tú. Y ve a tu actual pareja como un intruso, por eso se comporta así. No quiere decir que tu tengas la culpa, sino que ella en cierto modo puede que lo vea así ahora, necesita tiempo.

Y MUY IMPORTANTE; a un pequeño, bajo ninguna circunstancia se le tiene que hablar mal del otro progenitor, ni tú, ni tu pareja actual, que según dices él al principio lo hacia, y seguramente eso a tu hijita le haya influido para atacar contra él.

No sé cuánto tiempo lleváis separado el padre de tu pequeña y tú, pero es evidente que ella necesita tiempo y necesita expresarse, y su espacio. Se está revelando, está diciendo que no está de acuerdo con lo que sucede. ¿Te has sentado a hablar con ella de todas estas circunstancias? Si no, sería recomendable que lo hicieras, que fueses clara, directa, que te sentases a su altura y que mientras habláis del tema no os distraigáis con otra actividad (ni esté tu pareja actual presente) y recuérdale que no tiene la culpa de lo que sucede, pregúntale como se siente y no la critiques o regañes por cómo se siente, ¿pasas tiempo suficiente con ella? Dedícale un rato cada día para hacer juntas cosas entretenidas. Dice que ella es muy cariñosa, ¿lo eres tú con ella, aunque ella no tenga la iniciativa?. Los niños en estas situaciones necesitan mucho afecto y compañía.

Intenta no competir por el amor de tu hija con tu ex-pareja, lo único que se consigue con esta actitud es sufrimiento.

Como ves me surgen varias dudas respecto a tu cuestión, que para mí y para ayudarte son importantes, si crees que no es suficiente lo que hay en esta respuesta, puedes volver a escribirme para estudiar mejor el caso

Atentamente,

http://www.psicologosdesevilla.es/blog/

Gracias por su respuesta, le comento, mi pareja nunca ha hablado mal de mi ex, era mi ex quien hablaba mal de mi actual pareja a mi hija, el psicólogo que la vio, me dijo que la niña no tenia ningún problema y que era una tontería seguir con las consultas, así que no volví a llevarla, y el tema de hablar con ella pues si continuamente le explico que lo que hace no esta bien que eso me duele mucho porque yo la quiero mas que a nada y sus desprecios me duelen, y ella lo entiende y me dice que no lo volverá hacer mas, pero cuando algo no le gusta vuelve a sus andadas y luego otra vez igual la charla y prometer. De cualquier manera se me olvido comentarle que cuando tiene ese comportamiento en varias ocasiones ha dicho que le gustaría estar muerta y en otra ocasión me dijo mama coge un cuchillo y matame que no quiero vivir o mama porque me has tenido? No creo que sean maneras de pensar de una niña, ella no ve ningún programa de tv no adecuado a su edad, espero que con estos datos me pueda decir algo mas.Gracias de nuevo.

Según dices llevas con tu actual pareja alrededor de 3 años, puede ser que tu hija haya apreciado algún acontecimiento, algún cambio importante que le haga revivir un duelo. ¿Has hablado con el padre de tu hija, hay alguien nuevo en su entorno, una pareja?.

Al igual que te comenté a ti que ni tú, ni tu pareja tenéis que hablar mal delante de tu hija de su padre, su padre tampoco debería hacerlo ni sobre ti, ni sobre tu pareja, porque provoca en ella sentimientos de confusión, ansiedad y ambivalencia.

No sé si el psicólogo os orientó sobre cómo actuar con tu hija, pero si no fuese así, sería adecuado que tanto tu como el padre de tu hija, y si se requiere las parejas respectivas acudieseis a orientación, donde podrán estudiar más exhaustivamente qué comportamientos suceden que provoquen esas actitudes en tu hija.

Por ejemplo os harían estudiar sus conductas, en qué momento coge esos berrinches o cuando amenaza con "desaparecer", etc, y daros pautas sobre cómo intentar cambiar esa actitud de la pequeña a partir de modificaciones vuestras. Comentas que cuando algo no le gusta es cuando vuelve a las andadas, es posible que quiera llamar la atención o que sepa que con esa actitud consigue lo deseado, ¿qué cosas son las que no le gustan?, ¿Cuándo se queja?, ¿En qué momentos sucede?

Has hablado con los profesores del colegio y el orientador, sería interesante ver qué tal se comporta en clase con los compañeros, más que nada por descartar hipótesis de conflictos escolares con sus iguales.

También hay que tener presente que la pequeña tiene 8 años, se encuentra en la época de latencia, es un momento en que empieza a aparecer sentimientos de pudor y asco, y suelen enfrentarse un poquito a los padres.

Con respecto a hablar con ella,. Está muy bien que intentes educarla, pero lo fundamental es que escuches cómo se siente ella. En lugar de decir lo que debe y no debe hacer, acercarte a ella y preguntarle cómo está y cómo se siente, con un tono suave, a su altura, con cariño, ternura y cercanía (que son características propias de los padres, así que está de más señalarlas) y jugar con ella cada día, aunque sea media hora, para prestarle la atención necesario, no que ella esté jugando y tu al lado, o ella en su habitación y tu vigilando, sino, interaccionar con ella, aprovechar el momento para ser niña junto a tu hija.

Espero haberte ayudado.

Muchas gracias.

Atentamente

Hola de nuevo, le aclaro, su padre si tiene nueva pareja hace 3 años también, pero claro con ellos no vive entonces cuando está con ellos es una vez al mes y entonces lo que ella quiere se lo dan entonces ella no tiene ningún problema. Las situaciones en las que estalla son cuando la mando a la ducha y no quiere, cuando la mando a comer y esta haciendo algo y aun no quiere, cuando llega de la calle y le mando quitarse los zapatos, todas las ordenes que le doy que a ella no le parecen bien son el problema, no creo que lo haga porque se salga con la suya, pues no es así las ordenes que le doy a mal o a bien se cumplen porque ella sabe que es así, ya le he preguntado varias veces que como se siente que si es feliz y me dice que si, le pregunto que si  necesita algo que no tenga y dice que tiene todo, le pregunto que porque se porta así si tiene todo y no me sabe contestar, referente a lo de ir a terapia junto a su padre y pareja, es muy complicado por la distancia que nos separa, el psicólogo me dijo que ella tenia que saber las normas de casa cuando vive conmigo y como  actúe con su padre no tiene porque ser de la misma forma que con migo, los niños se adaptan distintos según con quien estén, y las amenazas de "desaparecer" las hace cuando después de varias veces le doy la misma orden y no quiere obedecer de ninguna de las maneras. Gracias por su dedicación para conmigo.

disculpa la tardanza...

Al no poder ver en directo a su hija, ni a usted, ni a su pareja, me es difícil hacer un análisis de lo que puede suceder y de cómo se puede arreglar, sigo considerando que sería adecuado ir a terapia, bien infantil o bien familiar, puede que tenga usted que aprender una manera más asertiva de dar órdenes para que ella obedezca, o ella tener un espacio donde poder expresar lo que le sucede, los niños, esto, lo suelen hacer jugando. Se ve que la quieres y que ella a ti.

Por otro lado, aunque los niños se adapten a circunstancias y entornos distintos de cada casa, esto no quiere decir que sea así siempre o no prefieran otra cosa, puede traer confusiones para ello, necesitas pautas de educación coherentes, como todos.

Respuesta
1

Los padres tienen sus problemas y los hijos también. Los niños muchas veces no son capaces de expresar lo que les pasa porque aunque pasa algo no saben lo que. Una madre y un padre deben tener algún momento de manera individual hijo madre o hijo padre para poder hablar. Hay que dar un espacio de tiempo a cada hijo con privacidad para hablar, como te va todo sabes que te quiero que estoy aqui para tus problemas, ¿estas contento con tu padre con tu hermano con tu padrastro?, darle un abrazo y un par de besos. Al menos una vez al mes perder una hora de privacidad con cada hijo, hacer que se sientan especiales y que sepan que estas ahí escuchandolos sin discutir sin reprochar nada y guardando la intimidad de las conversaciones, esa hora de paseo o en un parque o en la casa cuando estéis a solas hará que tu hijo sea mas feliz y tenga un mejor comportamiento.

Respuesta

Espero se haya normalizado tu situación en casa, Tu hija lo primero¡, y el que quiera vivir contigo debe respetarla y tratarle con paciencia y consideración sino enséñales donde esta la puerta, se su amiga, apóyala en todo y demuéstrale cada día que ella es lo mas importante para ti, créeme con eso basta para que cambie su actitud, un abrazo fuerte.

Después de 5 años desde que hice la pregunta la cosa ha cambiado totalmente, para mejor por supuesto. Considero que si un experto no quiere ayudar que se elimine de la lista de expertos, pero no que contesten 5 años después. Eso es poca implicación, gracias por todo.

Créeme que no tengo tanta paciencia ni indolencia para demorar tanto tiempo en responder a una pregunta, sería absurdo, he visto que paso mucho tiempo pero pensando en que la edad que tiene ahora tu hija puede ser difícil de sobrellevar me he animado a ponerte esa respuesta, las mujeres a menudo nos rompemos la cabeza queriendo sacar a flote muchas cosas y relaciones a la vez, de pareja, familiar, amistad, etc, y también desgraciadamente hay muchos hombres que manipulan para mal, que no tiene porque ser tu caso pero si puede ayudar la visión de otra mujer con familia pues ahí va y repito: tu hija lo primero!, soportamos a diario con estoica paciencia a mucha gente, jefes, compañeros de trabajo, personasven la calle, por qué no adoptar la misma paciencia ya que el amor es tan grande hacia nuestros hijos, esto me lo planteé un día cuando me di cuenta que me estresaba de más y no estaba disfrutando con calidad el tiempo junto a mi hija, siento si te ha ofendido porque mi intención era totalmente lo contrario, un saludo, y que todo siga tan bien.🕊🕊

Perdón por mi respuesta tan borde, pero antes tidoexpertos iba genial, contestaban los expertos al momento y así solucionabas tus problemas y tenias opciones varias. Pero desde hace bastante tiempo esto simplemente no va ya que de hecho tengo muchísimas preguntas sin contestar desde hace bastantes años. Siento haber pagado con tu respuesta mi enfado por todo ello y te agradezco tu interés, gracias por todo.

No te preocupes, se que así escrito puede sonar a que estoy juzgando pero tengo una niña hiperactiva y he pasado por tantas fases que se que mientras más nos estresemos por van ellas, un abrazo y que todo te vaya genial💕💕

Respuesta
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Dices que quieres a tu hija más que a nada, pero no es quererla el hacerla vivir con una relación fuera del matrimonio, y sin su padre, si tenéis un matrimonio válido.

Yo te recomendaría suspender esta relación, que nunca podrá ser constructiva, ni buena.

Me gustó que le preguntases a tu hija, ¿y eso te parece que está bien?

Pues a esa misma pregunta puedes responder al respecto de la situación que se le está presentando a la niña.

En cualquier caso, es mucho mejor que la niña vea que eso está mal. Sería peor que lo viese como normal.

No se trata de charlas. A la niña no se le está presentando un comportamiento moral, sino inmoral.

Siempre se puede y se debe rectificar. Ahí está la elección personal. Del mal solo estaríaste viendo el comienzo de sus crudas consecuencias, por muy halagüeño que se presente para engañar mejor.

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