Protrusión/Hernia L5 S1
Tengo 33 años y soy un aficionado-amateur del running, deporte que practico durante la semana en gimnasio sobre máquina, y el fin de semana en asfalto. Semanalmente creo haber promediado 35 kms y además de la participación en cuanta corrida se organizara.
La rutina de gimnasio consideraba además trabajo de espalda, bíceps, hombros, tríceps, piernas, isquiotibiales, aductores, abductores, etc. Creo que es una rutina
Más o menos completa. Hasta ahí todo bien. 3 kilos sobre el peso ideal, con buena composición de masa muscular/grasa/agua.
A principios de febrero (9), estando de vacaciones y una vez finalizados 10 kms sobre asfalto que solía hacer día por medio, sufrí una caída desde barras horizontales que no amortigüe correctamente (caí literalmente parado). En ese momento sufrí un dolor muy intenso y agudo que me tuvo todo el día con molestias en la zona baja de la espalda. En un principio pensé que era algo muscular, por lo que pensé que iba a mejorar al día siguiente. Todo lo contrario, a la mañana siguiente no podía pararme de la cama, por lo que decidí ir a una clínica cercana donde me hice un TAC para descartar una eventual fractura. El informe no arrojó hallazgos al respecto, pero el traumatólogo que observó las imágenes me comentó que apreciaba una protrusión en uno de los discos, el informe no decía nada al respecto. Al preguntarle qué podía hacer y qué no podía hacer para recuperarme, por cuanto yo estaba de vacaciones y lejos de mi casa, él me señaló que el mismo cuerpo iría definiendo sus límites. Me recetó desinflamatorios y analgésicos y comentó que si las molestias continuaban se deberían estudiar en detalle las características de la protrusión.
Los días siguientes fui experimentando una notable mejoría en cuanto al dolor, el cual me permitió jugar un par de partidos de tenis, efectuar trote suave sin finalizar con dolor alguno, y a fin de cuentas olvidarme de tema. Así finalizaron mis vacaciones, 2 semanas a partir del evento.
El regreso a la vida cotidiana supuso cerca de 10 horas de manejo en auto de regreso de las vacaciones. En el trayecto sentí algunas molestias, las cuales se comenzaron a intensificar cuando reingresé a mi trabajo, que supone muchas horas sentado y trabajando en computador. Dado que al tercer día regresé a mi casa con un fuerte y agudo dolor resolví ir al traumatólogo quién me examinó con mucha atención. No detectó ningún problema motor, de reflejos, fuerza, fractura, compromiso nervioso, sin perjuicio de lo cual me comentó que tenía la espalda muy agarrotada (muchos nudos en la parte superior) lo que él atribuía a stress. Para efectos de analizar en detalle las causas de la molestia y dado que el médico que me examinó en mis vacaciones comentó la existencia de una protrusión, me recetó la realización de una Resonancia Magnética.
El resultado, en su sección relevante, fue el siguiente: "El disco intervertebral L5-S1 se encuentra levemente disminuido de altura y señal. Presenta una hernia discal póstero lateral derecha descendente con leve captación epidural adyacente. Contacta la raíz S1 derecha a nivel del receso lateral".
Al mostrar estos resultados al traumatólogo este no demostró preocupación alguna, me comentó que lo que yo tenía era algo muy pequeño, y que en ningún caso implicaría tomar el camino quirúrgico para solucionarlo. El resto de la columna se veía sin problemas. Me comentó que muchas personas tenían este tipo de lesiones y no se daban cuenta de ello.
Yo le comenté que las molestias que yo sentía, a mi juicio, no eran consistentes con lo "pequeño" del problema. El insistió que en mi lesión, el factor stress tenía una gran incidencia y que la caída que sufrí detonó algo que iba a venir en algún momento. Además, me señaló que me veía demasiado ansioso, lo cual estaba, según él (lo que compartí) directamente relacionado al haber llevado mi actividad física a cero, lo cual me afectó demasiado el estado de ánimo.
En efecto, para mí hacer deporte es una válvula de escape imprescindible.
Nuevamente me controló movimientos, etc. Y no detectó hallazgo alguno.
Me comentó que perfectamente podría regresar al ritmo deportivo que mantenía antes del accidente, sin perjuicio que debía tomar muchas precauciones posturales y, antes, efectuar constantes rutinas de ejercicios de fortalecimiento de la zona afectada.
Para efectos de "apagar" el incendio que tenía en mi espalda me envío a Fisioterapia, la que comencé 13 de marzo y finalicé el 31, con 12 sesiones que realice rigurosamente. Si bien es cierto que sentí alguna mejoría, no fue suficiente para que desaparecieran las molestias lumbares. Luego me envió al kinesiólogo a sesiones de fortalecimiento abdominal y lumbar. Donde estuve desde el 14 de abril al 21 de mayo, donde en 12 sesiones el kine me enseño una serie de ejercicios que involucraban la musculatura profunda de la espalda, abdominal etc.
Terminando las sesiones (22 de mayo), fui a ver al traumatólogo a quién le comenté que me encontraba mejor, pero que tenía días buenos y días malos, lo cual me tenía demasiado ansioso. Me recomendó tomar algún ansiolítico para mantenerme relajado mientras regresara al ritmo de ejercicios que mi cuerpo necesita. También me recetó asistir a sesiones de sicorelajación y manejo del stress ya que él es un convencido que mi problema en gran parte lo tengo en mi cabeza y que yo debía aprender a "separar la cabeza del cuerpo" para no acumular en la espalda el stress.
Me comentó que yo no debiera tener problemas en estar jugando tenis en 2 meses más (julio) y comenzar trote suave en 3 o 4 (agosto, septiembre) en la medida que no deje de efectuar los ejercicios que me enseñó el kinesiólogo.
Por ello trasladé los ejercicios que me enseñó el kinesiólogo al gimnasio que asisto todos los días en la mañana, donde mi profesor tomando en consideración las recomendaciones entregadas y el tipo de lesión, armó un programa de entrenamiento que considera ejercicios sin impacto junto a la rutina mencionada.
En eso he estado hasta el día de hoy, es decir luego de casi 3 meses desde que comencé con la recuperación.
Sin embargo, creo que no he logrado un nivel de mejoría consistente con la rigurosidad con la que he implementado los consejos del doctor y el kinesiólogo. Esto me tiene ansioso, de hecho no he dejado los ansiolíticos.
Lo anterior, especialmente por que sigo con días buenos y días malos, con dolor al estar mucho tiempo de pie, con molestias constantes en la espalda (pesadez), especialmente en los niveles superiores, que no sé si son atribuibles a la lesión o bien a estos ejercicios que me imagino mueven músculos que mantuve en reposo por años. Hay muchos días en que siento como si tuviera un pulpo pegado en la espalda, a...
La rutina de gimnasio consideraba además trabajo de espalda, bíceps, hombros, tríceps, piernas, isquiotibiales, aductores, abductores, etc. Creo que es una rutina
Más o menos completa. Hasta ahí todo bien. 3 kilos sobre el peso ideal, con buena composición de masa muscular/grasa/agua.
A principios de febrero (9), estando de vacaciones y una vez finalizados 10 kms sobre asfalto que solía hacer día por medio, sufrí una caída desde barras horizontales que no amortigüe correctamente (caí literalmente parado). En ese momento sufrí un dolor muy intenso y agudo que me tuvo todo el día con molestias en la zona baja de la espalda. En un principio pensé que era algo muscular, por lo que pensé que iba a mejorar al día siguiente. Todo lo contrario, a la mañana siguiente no podía pararme de la cama, por lo que decidí ir a una clínica cercana donde me hice un TAC para descartar una eventual fractura. El informe no arrojó hallazgos al respecto, pero el traumatólogo que observó las imágenes me comentó que apreciaba una protrusión en uno de los discos, el informe no decía nada al respecto. Al preguntarle qué podía hacer y qué no podía hacer para recuperarme, por cuanto yo estaba de vacaciones y lejos de mi casa, él me señaló que el mismo cuerpo iría definiendo sus límites. Me recetó desinflamatorios y analgésicos y comentó que si las molestias continuaban se deberían estudiar en detalle las características de la protrusión.
Los días siguientes fui experimentando una notable mejoría en cuanto al dolor, el cual me permitió jugar un par de partidos de tenis, efectuar trote suave sin finalizar con dolor alguno, y a fin de cuentas olvidarme de tema. Así finalizaron mis vacaciones, 2 semanas a partir del evento.
El regreso a la vida cotidiana supuso cerca de 10 horas de manejo en auto de regreso de las vacaciones. En el trayecto sentí algunas molestias, las cuales se comenzaron a intensificar cuando reingresé a mi trabajo, que supone muchas horas sentado y trabajando en computador. Dado que al tercer día regresé a mi casa con un fuerte y agudo dolor resolví ir al traumatólogo quién me examinó con mucha atención. No detectó ningún problema motor, de reflejos, fuerza, fractura, compromiso nervioso, sin perjuicio de lo cual me comentó que tenía la espalda muy agarrotada (muchos nudos en la parte superior) lo que él atribuía a stress. Para efectos de analizar en detalle las causas de la molestia y dado que el médico que me examinó en mis vacaciones comentó la existencia de una protrusión, me recetó la realización de una Resonancia Magnética.
El resultado, en su sección relevante, fue el siguiente: "El disco intervertebral L5-S1 se encuentra levemente disminuido de altura y señal. Presenta una hernia discal póstero lateral derecha descendente con leve captación epidural adyacente. Contacta la raíz S1 derecha a nivel del receso lateral".
Al mostrar estos resultados al traumatólogo este no demostró preocupación alguna, me comentó que lo que yo tenía era algo muy pequeño, y que en ningún caso implicaría tomar el camino quirúrgico para solucionarlo. El resto de la columna se veía sin problemas. Me comentó que muchas personas tenían este tipo de lesiones y no se daban cuenta de ello.
Yo le comenté que las molestias que yo sentía, a mi juicio, no eran consistentes con lo "pequeño" del problema. El insistió que en mi lesión, el factor stress tenía una gran incidencia y que la caída que sufrí detonó algo que iba a venir en algún momento. Además, me señaló que me veía demasiado ansioso, lo cual estaba, según él (lo que compartí) directamente relacionado al haber llevado mi actividad física a cero, lo cual me afectó demasiado el estado de ánimo.
En efecto, para mí hacer deporte es una válvula de escape imprescindible.
Nuevamente me controló movimientos, etc. Y no detectó hallazgo alguno.
Me comentó que perfectamente podría regresar al ritmo deportivo que mantenía antes del accidente, sin perjuicio que debía tomar muchas precauciones posturales y, antes, efectuar constantes rutinas de ejercicios de fortalecimiento de la zona afectada.
Para efectos de "apagar" el incendio que tenía en mi espalda me envío a Fisioterapia, la que comencé 13 de marzo y finalicé el 31, con 12 sesiones que realice rigurosamente. Si bien es cierto que sentí alguna mejoría, no fue suficiente para que desaparecieran las molestias lumbares. Luego me envió al kinesiólogo a sesiones de fortalecimiento abdominal y lumbar. Donde estuve desde el 14 de abril al 21 de mayo, donde en 12 sesiones el kine me enseño una serie de ejercicios que involucraban la musculatura profunda de la espalda, abdominal etc.
Terminando las sesiones (22 de mayo), fui a ver al traumatólogo a quién le comenté que me encontraba mejor, pero que tenía días buenos y días malos, lo cual me tenía demasiado ansioso. Me recomendó tomar algún ansiolítico para mantenerme relajado mientras regresara al ritmo de ejercicios que mi cuerpo necesita. También me recetó asistir a sesiones de sicorelajación y manejo del stress ya que él es un convencido que mi problema en gran parte lo tengo en mi cabeza y que yo debía aprender a "separar la cabeza del cuerpo" para no acumular en la espalda el stress.
Me comentó que yo no debiera tener problemas en estar jugando tenis en 2 meses más (julio) y comenzar trote suave en 3 o 4 (agosto, septiembre) en la medida que no deje de efectuar los ejercicios que me enseñó el kinesiólogo.
Por ello trasladé los ejercicios que me enseñó el kinesiólogo al gimnasio que asisto todos los días en la mañana, donde mi profesor tomando en consideración las recomendaciones entregadas y el tipo de lesión, armó un programa de entrenamiento que considera ejercicios sin impacto junto a la rutina mencionada.
En eso he estado hasta el día de hoy, es decir luego de casi 3 meses desde que comencé con la recuperación.
Sin embargo, creo que no he logrado un nivel de mejoría consistente con la rigurosidad con la que he implementado los consejos del doctor y el kinesiólogo. Esto me tiene ansioso, de hecho no he dejado los ansiolíticos.
Lo anterior, especialmente por que sigo con días buenos y días malos, con dolor al estar mucho tiempo de pie, con molestias constantes en la espalda (pesadez), especialmente en los niveles superiores, que no sé si son atribuibles a la lesión o bien a estos ejercicios que me imagino mueven músculos que mantuve en reposo por años. Hay muchos días en que siento como si tuviera un pulpo pegado en la espalda, a...
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Respuesta de Miguel Ángel Santana Reyna
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