Tengo un hijo de 10 meses, al cual desde los 7 o 8 mese se le empezó a dar algunas comidas, como sopas, carne, frutas, compotas entre otras cositas además de su leche de fórmula (enfamil), pero desde hace unas tres semanas no quiere recibir nada distinto del biberón, ¿será qué esto es normal? Sabiendo que él antes recibía todo con cuchara muy bien, y no entiendo que paso y realmente me preocupa esto.
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Anónimo
Gusto en responderle: El caso de su pequeñito, es relativamente común en pediatría: el pequeñito que de una vez que estaba comiéndolo todo, y con buena tolerancia, de pronto deja de comerlo, o en menos intensidad o frecuencia. Debemos saber, primeramente. Que pasar del biberón a la cuchara es un proceso que requiere tiempo y constancia. Hay que ofrecerle cada nuevo alimento de a uno y esperar unos días hasta introducir el siguiente. Al principio, las cantidades deben ser muy pequeñas e ir aumentándolas paulatinamente. Si rechaza algo, no hay que obligarlo, sino volver a insistir día a día. Empezar a comer semisólidos y sólidos es toda una aventura. Hay que recorrer un largo camino antes de que se establezca con facilidad. Por ese motivo, hay que darle tiempo al bebé para que aprenda, sin apresurarse. Habrá que permitirle que coma lo que quiera, en este caso, que ha regresado nuevamente al biberón, deberemos esperar un tiempo y seguir insistiéndole en las comidas sólidas o semisólidas, las cuales, de hecho, son las que deberá estar consumiendo más que la leche solamente. Es cuestión de tiempo. En todo caso, darle de comer nunca ha de ser sinónimo "obligarlo a comer", tanto se come por si mismo como si le da usted, sea lo que se le dé, el plato se retira en cuanto su hijo dice, o hace gestos de decir "no quiero más". Debemos adaptarnos mucho a él, al principio. Otro aspecto es que con las primeras papillas, se produce un cambio brusco: el de textura. Lo que hasta entonces era líquido ahora pasa a ser espeso. También cambia el sabor, el color y el olor. Cuando el niño empieza a tomar papillas, pueden introducirse una variedad de alimentos mucho más amplia. Como se ha dicho anteriormente, estos cambios no pueden ser bruscos, sino que se introducen lentamente, empezando por los caldos o jugos, además del agua. Aunque su alimentación sea líquida, el bebé también tiene sed y es necesario darle agua entre las tomas con biberón o cucharita. Cuando empieza a tomar caldos y zumos, más que un cambio de textura lo que notará especialmente será un cambio de sabor distinto al de la leche. Con las papillas y los purés cambia la textura, pero también el sabor. Como vemos, son varias las pruebas a las que el pequeñito está sometido en esto de su alimentación. Por otro lado, en relación a que ya es seguro que a estas alturas esté muy bien compuestos los primeros dientecitos, en el momento en que el niño pueda tomar alimentos poco triturados o sin triturar, debemos empezar con pocas cantidades (según su reacción, podrán introducirse más rápidamente). Conviene darle un alimento que le guste, pero que a la vez no sea de textura dura. Por otra parte, los purés semitriturados son de mucha ayuda. Cuando se prepara un puré de verduras con un poco de pollo, debemos triturarlo de manera que no quede un puré fino, sino que tenga pequeños grumos. Además del cambio de gustos y texturas, se introduce la variación de la cocción. El sabor varía completamente si el trozo de carne es hervido o a la plancha, si es triturado o troceado. Generalmente recomendamos empezar a dar de comer alimentos semitriturados a inicios de los nueve o diez meses. No obstante, esto depende de la adaptación del niño a esta clase de comida. Se trata de un período difícil, ya que los niños suelen mostrarse irritables debido al dolor provocado por la aparición de los dientes. También, aprender a masticar es difícil para algunos niños. Una vez más, hay que tener mucha paciencia y cuidar de que no se atraganten. Por otra parte, es preciso ser constante y no caer en la tentación de pasar otra vez a los triturados. A veces se tiene la impresión de que ha comido poco, porque la mitad de la comida se ha esparcido y otra parte queda en el plato, y al final no se sabe exactamente qué ha comido el niño. Pero no es cuestión de rendirse. Poco a poco irá acostumbrándose mamá. Algunas otras recomendaciones son que mientras el niño esté comiendo, tiene que haber un entorno tranquilo, y prestar atención a los gustos del niño, hay que acostumbrarle poco a poco a lo que no le gusta, y sólo en última instancia darle otra cosa. Si es que se encuentra en la etapa de salida de los dientes, y le duele la boca, encuentra alivio mordiendo algo. De ser así, espero que estas causas comunes de cambio brusco de hábitos de alimentación en el pequeñito, sean las que expliquen su comportamiento actual al respecto. De haberse detectado otras recientemente, agradecería que me volviera a abordar para seguir aclarando sus dudas. Dr. carlos a. castanedo 6587993 México