En primer lugar, te diré que los tratamientos farmacológicos que te han dado son básicamente los mismos: un antidepresivo de la misma familia (ISRS, es decir, que aumenta la actividad cerebral de un neurotransmisor llamado serotonina) y una benzodiacepina como tranquilizante. Dices que te diagnosticaron depresión y ansiedad, y no haces referencia a ninguna entidad diagnóstica concreta, con lo cual, en principio, no tienes ningún diagnóstico de ninguna patología concreta. Puede ser que no se haya concretado o que simplemente tengas síntomas de ansiedad y depresión derivadas quizá de una forma determinada de afrontar los acontecimientos, y, en definitiva, de tu personalidad.
Así como hace años sólo se trataban farmacológicamente trastornos depresivos o de ansiedad muy ligados a factores biológicos (Como Depresión Mayor, en el caso de la depresión, o Trastornos de ansiedad como Trastorno de pánico y trastorno obsesivo-compulsivo, entre otros), coincidiendo con la aparición de los nuevos antidepresivos (como los que te han recetado, con menos efectos secundarios), fueron tratándose farmacológicamente cada vez más patologías ligadas fundamentalmente a factores psicógenos (como podría ser la distimia o depresión neurótica, o incluso los trastornos de adaptación con ánimo depresivo o con síntomas de ansiedad). Lo que está claro es que el tratamiento farmacológico en ningún caso, excluye la necesidad de psicoterapia, ya que incluso en aquellas patologías de gran influencia biológica, se ha apreciado que influye tanto en su aparición como en su evolución los factores psicológicos, o la forma de afrontar el estrés. En los casos más ligados a factores psicológicos, puede intentarse un tratamiento farmacológico en algunos casos (sabiendo por ejemplo que en el caso de los antidepresivos ISRS como los que te han recetado, no se puede esperar más de ellos, con respecto a su efecto, si no ha habido respuesta a las 6, 8 semanas de tratamiento), pero en ningún caso se lograría efecto sin psicoterapia, que además sería el único tratamiento necesario en muchos casos.
Dices que estás con tratamiento; dices que desde hace un mes con este último; ya verás si notas algo de mejoría, pero en cualquier caso posiblemente no sea lo fundamental en tu caso, y es posible que llegado el momento, no lo necesitases.
Refieres que eres una persona reservada. Te diré que no hay una única forma ideal de ser; más bien se trata de llegar a la mejor versión de uno mismo. Dices además que te gustaría saber de dónde procede la depresión y ansiedad que tienes. Para estas dos cosas, yo me dirigiría a la mejora de la situación, con lo cual te diré que lograrás mejorar armónicamente tu personalidad (no forzándola) y además podrás comprender algo acerca del porqué de lo que te suceda (cuando el objetivo no sea el simple conocimiento, el simple control de lo que te ocurre, sino que el objetivo sea la mejoría, renunciando a entenderlo todo y a controlardo todo, por pasar a controlar lo que sí depende de ti, que es tu comportamiento consciente, dentro de tus medios).
El mundo es muy grande y uno puede aspirar a controlar sólo la parte que depende de uno, dentro de las propias posibilidades. Lo habitual es lo contrario: que uno no se controle a sí mismo, no controle su propio deseo, su propio egoísmo, y, por ello, pretenda controlar el mundo en general o la parte de mundo que rodea a uno, o repercute en uno, incluido su propio organismo. Lo más recomendable sería lo contrario: reforzar la esencia de uno, que estaría en relación con la capacidad más elevada del ser humano, de dirigirse al amor generoso, por encima de los propios intereses, pasando uno a poner su confianza en su propia acción generosa, y rectamente encaminada, renunciando a controlar todo lo que sucede en el mundo e incluso lo que de uno mismo, ya no depende directamente de la voluntad de uno.
En lo que te ocurre pueden existir factores biológicos y psicológicos, o una mezcla de los dos en diverso grado. Hay factores no tratables, pero lo que sí es tratable es tu actitud ante la vida, que yo creo que sin duda repercute mucho en la salud en general, y no dudo de que puede venirte bien.
Yo te recomendaría que con lo que tienes a día de hoy (incluyendo tu estado de ánimo o ansiedad), te pongas a hacer el mayor bien que puedas a la humanidad. Te aseguro que no te estorba este amplio objetivo; y te conformes con lo que vas pudiendo hacer o con cómo te vas sintiendo (renunciando a controlar factores involuntarios de ti misma). Todo lo que veas, tanto de ti misma, como de lo que te rodea, o del resultado de tus acciones, vuelve a englobarlo en este objetivo último generoso, y haz lo que puedas en este sentido. Si englobas todo en este amplio y generoso objetivo verás que no hay nada obligatorio, que no tienes por qué necesariamante lograr aquello que te parecía importante, ni hacia lo que te dirigías como objetivo intermedio (dentro del objetivo mayor). Piensa que no necesitas nada vitalmente que no tengas y ponte a caminar sin agobios pero sin pausas, sabiendo que lo fundamental en la vida depende de ti, de tu propia voluntad bien encaminada, pero todo lo que te sucede a ti no depende directamente de ti. Trabaja tu parte voluntaria. El buen enfoque te ayudará a ponerlo todo en su sitio. Lo habitual es lo contrario, un enfoque egoísta, poniéndose uno en el centro de la propia acción, con lo cual, además de uno cuidarse mal a sí mismo, ya que cuando uno reduce el horizonte en amplitud, inmediatamente lo reduce en profundidad, con lo cual en vez de encaminarse a lo que realmente le viene bien a uno como persona, pasaría uno a regalarse uno a sí mismo, con lo que más le interesa o apetece, ahogando con ello la propia esencia con capacidad generosa.
Dentro de este camino generoso que te digo, hay muchas cosas, personas, circunstancias, necesidades (no consideradas vitales, como te decía) y podría estar lo que me preguntabas acerca de la consulta a un psicólogo. Como te decía, creo que este factor de una actitud generosa en la vida es fundamental, y en relación con esto la ética del profesional, como por ejemplo un psicólogo. Yo te diría que puedes ponerte a caminar, ir madurando esta idea, porque también depende de que encuentres una persona adecuada, y mientras te puedes ir leyendo algún libro de autoayuda (por ejemplo de la editorial Bolsillo). Abajo también te dejo una dirección de Actitudes Saludables que he escrito yo. Yo te diría que te pongas ya en camino con lo que tienes y ya irás viendo, ya que en eso concreto que me preguntas acerca de ir o no a un psicólogo no hay una única respuesta. Te diré que no es imprescindible, pero podría ser algo más, llegado el momento, siempre que te encamines bien en tu vida; sino, según mi criterio, nada te haría mejorar.
Dices que no te gusta hablar de ti y de tu vida. Lógicamente para ello todo el mundo necesita encontrar el sitio adecuado, y hay diferencias individuales. Yo te diría que no te fuerces a nada: que el querer hacer algo con tu vida te hará mejorar armónicamente y por ejemplo llegarás a contar algo a alguien que creas que pueda servir de experiencia a la otra persona. Y una vez que lo hagas con la mejor intención, estate tranquila con respecto a lo que pueda pasar (incluido por ejemplo que esa persona haga mal uso de la información que tú le des); si tú has hecho lo que tenías que hacer, eso ha sido lo mejor, y seguirás enfocando con generosidad lo que ocurra. Malo sería dejar de hacer lo que tienes que hacer, por temor a que otro haga algo que no te interesa; esto te haría cada vez más débil y temerosa, poniendo los cimientos de tu vida, en vez de en tu acción generosa en lo que decidan o hagan los demás. La vida es un aprendizaje y a vivir también se puede aprender, y de hecho se aprende continuamente, pero lo importante es que aprendas de los resultados de tus acciones desde la generosidad, no desde el egoísmo.
Por otro lado, a veces el tener un interlocutor, que puede ser un psicólogo u otra persona, te puede ayudar a varias cosas: lo primero es que tú misma al contar algo que quizá pienses que te ocurre solo a ti y que es muy grave, le restes importancia, ordenes tus ideas, además de lo que te pueda decir o aconsejar la otra persona. Yo siempre digo que las personas somos muy iguales y muy distintas a la vez. A mí, pocas veces me ha sorprendido lo que me han dicho en consulta, aunque sí más, el que hayan sido capaces de decírmelo, la sinceridad para reconocer ciertas tendencias comunes. También puedes intentar escribir algo para ordenar tus ideas y evitar así que vayas agotándote al tener la cabeza quizá como una olla a presión con mil asuntos sin digerir. Te sugiero todo esto, por si te sirve. A cualquier cosa que hayas sufrido o bien decisión que hayas adoptado, que no consideres positiva, yo te diría que tienes que airearla pero con esta dirección generosa que te digo. A veces uno termina con síntomas de depresión por agotamiento. En general, piensa que, con respecto a tus decisiones, hiciste lo que pudiste o supiste en ese momento, y si hoy sabes algo más, estupendo, y utiliza esta experiencia para hacer el bien que puedas. Y con respecto a lo que hayas podido sufrir, piensa que también es una experiencia que forma parte de ti y que es utilizable con una buena dirección. No juzgues a nadie, es decir, no atribuyas una responsabilidad a alguien que se haya portado mal por ejemplo, sino que dirígete siempre que sea posible a mejorar lo que te ocurra (al menos en tu mente, si esa persona ya no está); puedes ver sí que un comportamiento ha sido malo pero no te corresponde juzgar, no sabes los recursos con los que te contaba esa persona; en cualquier caso, cualquier persona que hace daño, se hace daño; el primer perjudicado es él mismo. Tú no mandas en el mundo, ni el que otras personas hayan hecho, ni siquiera en todo de ti misma; en lo que puedes aspirar a mandar a partir de hoy es en tu parte voluntaria.
En resumen, empieza a vivir o a caminar con lo que tienes con una buena dirección. Ya irás poniendo las cosas en su sitio. No esperes a tener más de esto o de lo otro (más ánimo o más tranquilidad). Haz lo que puedas con la mejor dirección y confórmate (ya verás que si lo haces, esto no es poco, sino mucho); eso es lo mejor.
Por supuesto, estaré encantada de que me vuelvas a preguntar algo, o también a escribir a mi dirección.
Un saludo.
Ana Vázquez
[email protected]www.actitudessaludables.com