Afrontar un reencuentro con un ex

Hace aproximadamente dos meses y medio mi novio cortó conmigo. Me siento bien en el día a día, cuando voy a clase, cuando salgo con amigos, mientras no tenga ningún contacto con él, pero si leo algo relacionado con rupturas diciendo que hay que intentar tener una relación lo más sana posible o si voy a un sitio donde pienso que es probable que me lo encuentre, me entra una sensación extraña como de incomodidad y prefiero evitar esos momentos. Me gustaría saber cómo enfrentarme a un reencuentro con mi ex, teniendo en cuenta que pienso que no se merece que sea su amiga por como me trató y que no siento estar ya más enamorada de él, pero lo cierto es que todavía no he podido superarlo. Para Semana Santa es más que probable que me lo encuentre varias veces incluso en el mismo día y no estoy preparada para ello o por lo menos eso siento, porque no me apetece nada, pero tampoco me puedo esconder y me gustaría al menos poder aparentar tranquilidad, como si ya todo estuviera superado aunque yo sé que no es del todo cierto y a la vez no ser cortante, ser incluso "amable" pero sin llegar a parecer que tengo ningún tipo de interés en él. ¿Podrías darme algún consejo para ello o alguno para prepararme psicológicamente para esa fecha?

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Lo primero, olvidate de eso que dices de: "pienso que no se merece que sea su amiga por como me trató . ".
Y también te recalco otros enfoques erróneos y equivocados:
" Poder aparentar tranquilidad, como si ya todo estuviera superado" "... sin llegar a parecer que tengo ningún tipo de interés en él", ya que el objetivo de tu actuación no pueden ser tus particulares intereses, sino hacer el bien de verdad, como ahora te diré más ampliamente.
Y refieres. "... Y que no siento estar ya más enamorada de él, pero lo cierto es que todavía no he podido superarlo", estando claro que con un mal enfoque no lo vas a superar, ya que están muchas emociones y carga de hostilidad o resentimiento implicados, no descartándose además el que sigas enamorada de él, más bien pareciendo lo contrario (de ahí tu temor a que se note, lo cual seguramente se notará sin remedio, si es esa la realidad, sobre todo si tu intento de disimularlo es nuevamente por tus propios intereses).
Ante cualquier acontecimiento que uno haya vivido, si uno quiere aprender tiene que ver la parte propia; no porque ésta sea mejor ni peor, sino porque, en el plano natural, en manos de uno sólo está
El mejorar la parte propia, no directamente la del otro. Si uno se dedica a pensar, por el contrario, en todo lo malo que hizo la otra persona, pues no aprende nada, ya que de ello no saca ninguna conclusión para mejorar la propia conducta, sino que aumenta sus negativos sentimientos de odio o resentimiento. Más bien uno tiene que pensar en la propia actuación, y las motivaciones de ella, para intentar depurar todo esto de los intereses más egoístas, que justamente dan lugar a un mayor resentimiento, ya indicando que el objetivo no era hacer el bien a la otra persona, sino que el objetivo era, aún haciendo algo aparentemente bueno, buscar los intereses personales (incluidos los emocionales, que uno en muchas ocasiones no cuenta como intereses, creyendo equivocadamente que se guía por hacer el bien de verdad, cuando está llena de lo anterior). Cuando uno depura la intención, ya no hay resentimiento posible ya que, por un lado, sabe que se guiaba por hacer el bien a la otra persona, y si ahora ésta se porta peor, o está peor, de lo que uno esperaba, uno sigue actuando con el mismo método: correctamente y con buena intención depurada de los propios intereses (es decir buscando el bien real de la otra persona, que el otro sea una buena persona, por encima de los intereses superficiales personales).
No te viene mal pensar en el objetivo que te tenías planteado con el noviazgo. Es habitual, aunque no sea sano, sino todo lo contrario, el plantearse tanto la vida, como el noviazgo, o cualquier situación que se presente, desde los propios intereses, cuando el ser humano está capacitado para el amor auténtico, es decir para encaminar la vida, y enfocar las situaciones y relaciones, buscando el bien de las personas, por encima de los superficiales intereses de todos, lo cual obliga a depurar la propia intención, ayuda a crecer como persona, y a madurar la personalidad. De lo bien hecho uno jamás se arrepiente, al contrario de lo que sucede con la actuación interesada, cuando no se ha visto resarcida en sus particulares intereses.
El amor no muere nunca, nunca termina, al contrario que los intereses superficiales, que sí son volubles y cambian.
De todo lo hecho sin real buena intención (y para eso hay que pensarlo y ejercitarlo, no sin esfuerzo), nada sirve para nada, y luego uno no puede decir que el otro no respondió a lo que se le ha hecho. A la naturaleza no se le puede engañar y la naturaleza va a responder a la calidad de la propia actuación. Por ejemplo si uno actúa interesadamente, es posible incluso que la otra persona lo agradezca con la palabra, con su visión sobre las cosas, pero la naturaleza va a responder a lo que sea realidad, y por ejemplo ese acto interesado no le va a ayudar a él a crecer como persona; por el contrario un acto bueno, que quizá le contraríe en su complacencia e intereses superficiales, va a surtir los buenos efectos, aunque la otra persona pudiera quejarse superficialmente.
Por supuesto que en un noviazgo uno siempre tiene que mantenerse en actos buenos en sí mismos, y propios de ese estado. Lo contrario, siempre es gravemente perjudicial, y uno no podría quejarse de las consecuencias sin reconocer la parte propia. Con lo malo siempre se hace uno daño y hace daño al otro, y a los demás.
Yo te diría que, a partir de ahora, no te preocupes por tus intereses; para ello piensa en el bien de él. No intentes disimular nada más allá de lo razonable, ordenado por la real buena intención; ¿Qué pasa si se nota? Eso no es nada malo. Que la amabilidad sea real, si tú piensas en todo lo anterior, y te encaminas al bien real de él, como te dije, no te preocupes por los resultados, que serán los mejores, aunque digamos que tú hubieras quedado más "lucida" de otra manera (con orgullo, odio, etc.). Si actúas bien y con buena intención, caminas sobre seguro; no te quedará la pena de haber cerrado por tu parte algo a lo que quizá te sentías llamada (imagínate que pudierais retomar el noviazgo pero ahora haciendo las cosas bien, y con un planteamiento generoso, o bien pudiendo retomar una amistad o colaboración en algo). Como ves, pagarías muy caro el sólo pensar digamos en tus intereses. Si actúas bien, no te niegas a lo bueno, y pase lo que pase, tú habrás colaborado en hacer tu parte de la mejor manera posible (esto te servirá a ti como persona, a él, incluso aunque no estéis llamados a tener un proyecto de vida juntos, y a cualquier espectador posible, así como a los demás, ya que cualquier acto particular tiene siempre mucha trascendencia).
Alégrate pensando en lo bueno, que seguro que lo contrario te daba mucha tristeza y tensión. Ten la mejor intención, pon los medios para actuar dentro de lo correcta, y ya no quieras controlar lo que no dependa de ti (incluso el cómo te salga tu conducta, o cómo quedes). Puedes prepararte hasta esos días, pensando una hora al día en todo esto, y en tu vida en general, orientándolo todo, como te digo, de la forma más generosa posible, para lo cual te dejo un blog de actitudes saludables, y abajo algunas recomendaciones de películas y libros.
Como te corre prisa la respuesta, te voy contestando esto. Por favor, para cualquier aclaración, pregunta de nuevo si quieres.
Actuar bien, además, es lo que más te va a proteger de todo lo malo. Cuesta un poco reconocer lo que uno pudo haber hecho mejor, pero puede hacerlo con un enfoque más generoso y queriendo mejorar. Podrá haber razones pero la razón con mayúsculas la tiene sólo el amor. Sin amor de verdad, jamás se tiene la razón, y de este amor es del que nos pedirán cuentas (si uno ve que otro actúa mal, pero uno no responde con amor, quizá éste sea el que actúe peor). El amor es la mejor guía, y, por el contrario, los intereses personales, o egoísmo, el peor guía y consejero.
P.D. Varias películas recomendables en convicciontv.cl/peliculas o algunas que se pueden encontrar a partir de la siguiente: http://www.lafecatolica.com/pelicula-y-biografia-de-san-jose-de-cupertino/1189/ Muy recomendable Introducción a la vida devota de San Francisco de Sales, o La Noche Oscura de San Juan de la Cruz (o todo lo de este santo y de Santa Teresa), los cuales se pueden encontrar fácilmente en Internet como en http://www.statveritas.com.ar/Libros/Libros-INDICE.htm, o en la editorial Apostolado Mariano.
Gracias por la respuesta, aunque no era desde un principio mi forma de enfocar el problema, estoy abierta a todo lo que pueda hacerme mejorar como persona, así que como mínimo la daré una oportunidad para intentar comprenderlo mejor.

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