El comportamiento de una persona, así como el motivo del enamoramiento, suele obedecer a causas complejas, como complejos son los motivos por los que realmente se mueve; efectivamente si hay factores inusuales, o no naturales, que se repiten podemos saber que puede existir una causa, generalmente no obedeciendo a un único factor, sino a varios, o a una interacción de ellos; esto se puede ver fácilmente en la consulta pero sabiendo que quien tiene todas las claves de esto es el paciente (tú puedes saber por ejemplo qué buscas, en principio, en este tipo de intentos de relaciones), aunque se necesite un cierto marco para sincerarse o encontrarse con uno mismo (lo cual se facilita cuando un encuentra a una persona realmente bienintencionada, que anteponga el bien de su paciente a sus intereses personales, de ahí la gran importancia de los valores morales vividos por el profesional), o bien también puede uno intentar hacerlo uno, por ejemplo con meditación, o con sincerarse uno ante sí mismo; preferiblemente lo anterior con la actitudes generosas que luego te recomendaré, aunque si uno es realmente fiel a sí mismo, a su auténtica naturaleza, ya descubre lo realmente importante y verdadero en la vida.
Yo creo que más que explicarse las razones, sin duda complejas siempre (de lo que dices, ni siquiera se descarta que esos impulsos de los que hablas, estén encaminados precisamente a ser rechazada por esas personas; quizá en el fondo piensas que esas personas realmente no te iban a gustar, o no te gustaría un trato más personal con ellos, en los que factores más personales de ti se verían implicados), y, sin duda, con varios niveles de profundidad, es más útil el encaminarse a mejorar una situación, con lo cual además de acercarnos a comprender lo comprensible (que no es todo), lo que es mejor, nos encamina a mejorarlo, que es lo que nos interesa. No nos interesa saber cómo está una situación sin más, sino mejorarla.
En estos tiempos, me imagino que la huida de él, aunque no te apetezca en algún sentido, te beneficia ya que hablas de hombres maduros, jefes, mayores que tú, y me imagino entonces que casados o similar; y es que en muchas ocasiones las limitaciones protegen; además, como dices, te lo tomas como un amor platónico, es decir, que estás enamorada de una imagen externa o más social, como dices de éxito social, no de una persona en su conjunto, que incluye mucho más, sus limitaciones y demás, ni implica una relación auténticamente entre personas, para hacerse el bien de verdad, y no sólo por el interés propio.
Refieres que la única solución sería el autocontrol, pero que te es muy difícil. No es posible el autocontrol en ciertos temas, en los que están implicados muchos factores emocionales, si sólo uno se dedica a controlar la conducta externa, y no a intentar resolverlo, o controlarlo, desde la base o desde el interior.
Yo te diría que empieces a ver la amistad, y una posible relación de noviazgo o matrimonio, así como el rumbo de tu vida en general, desde la generosidad, no desde los propios intereses (lo cual por supuesto, que descartaría conductas malas en sí mismas), sino desde el enfoque generoso de hacer el bien de verdad. Por supuesto, que esto no hace que se terminen las dudas acerca de cómo actuar en un momento determinado, ni quita en un momento las limitaciones, o falta de experiencia, sino que sencillamente pone en un camino más acertado por el que uno puede caminar de modo más seguro. El objetivo último no puede ser, por supuesto, conquistar a esas personas, con las cuales ni siquiera sabes si congeniarías (aunque por supuesto cualquier persona es digna de ser querida), sino que el objetivo, tiene que ser más generoso, y por ello, yo te recomendaría tanto un objetivo más generoso en la vida en general, incluyendo un objetivo generoso con respecto a las personas, con teniendo un objetivo amplio muy claro. En este sentido, te recomiendo la lectura del blog que te dejo abajo sobre actitudes saludables.
Empieza a ver a esas personas como personas; no las valores por sus cualidades, éxito social o experiencia, sino que considéralo todo desde la generosidad; a ellos no les vendría bien que valorases por ejemplo algo que les da éxito social pero que no les conduce bien ni hacia aportar el mayor bien que pueden; igualmente, en lo que respecta al uso de sus cualidades.
Si empiezas a querer hacer el bien, también llegarás a considerar a las personas por el hecho de ser personas, y no por las cualidades o bienes materiales que tengan. Por supuesto que cualquier persona es digna de ser querida, así como tiene un estupendo potencial; si una persona quiere hacer el bien, te aseguro que cualquier persona, tenga pocas o muchas cualidades, o más o menos limitaciones, puede hacer maravillas.
Con respecto a la obsesión que refieres, piensa que cuando uno se obsesiona con algo, debe encenderse una luz que indique que uno se está guiando por intereses personales que no le guían bien, al margen de lo que te decía de un objetivo más generoso, en el que uno renuncia a controlar ciertos resultados (sabiendo además humildemente que uno no lo sabe todo, y quizás aquello que uno pretendía, incluso aunque le pareciese bueno, o le apetecía, no era realmente bueno, con una visión más amplia y generosa).
Se trataría un poco de depurar la intención, y no dejarse guiar por la tiranía de los propios intereses, sino que adoptar, al menos conscientemente (lo cual ya irá tirando de las emociones), una actitud más generosa. Piensa por ejemplo en hacerles el bien a esas personas (lo cual por supuesto no implica necesariamente hacer algo evidente, ni forzar una situación, ni menos obligar a alguien a aceptar o a hacer lo que no quiere); lo que te marcará la medida de la mejor manera es englobar esto en un objetivo también generoso en la vida, esto es lo que más te acercará a saber si tienes que actuar en un asunto u otro, como te decía, sin que esto implique que ya se han acabado las dudas.
No veas a las personas como objetos al servicio de tus intereses (incluida la reafirmación personal), sino que miralos como las personas que son; es posible que esas personas que tú idealizas pudieran desencantarte en otras situaciones, si sólo las miras de acuerdo a tus intereses.
Piensa que todo ser humano es limitado y lo más elevado que tiene no consiste en poder tener muchas cualidades, sino en su capacidad para utilizar todo aquello que tenga (vida, cualidades, y limitaciones variadas) en hacer el mayor bien a la humanidad.
Creo que el tener un objetivo más generoso en la vida te ayudará a madurar la propia personalidad, a aceptar y ver desde otra perspectiva todas las circunstancias que te han tocado vivir, como la ausencia de tu padre desde los siete años (con su fallecimiento que es una de las circunstancias más estresantes que le pueden suceder a un niño), o las circunstancias que te tocarán vivir, y a relacionarte con las personas, y a ver a las personas en su auténtica valía, así como a aceptar las propias limitaciones (ya que el enfoque no es la comodidad, ni el lucimiento personal, ni conseguir como sea los objetivos que a uno le interesen); piensa que los seres humanos siempre son limitados, y no se les hace ningún favor, sino al contrario, ensalzándolos indebidamente; también piensa que todo tiene un sentido si uno lo mira generosamente.
En resumen, si quieres saber por qué te ocurre esto, puedes sincerarte contigo mismo (por ejemplo, podrías hacer meditación, unas dos horas al día); como uno en ocasiones, se tiene miedo a sí mismo, a las profundidades de sí mismo, yo te diría que es más fácil sincerarse si uno pone un rumbo, y enfoca todo, desde una perspectiva generosa; de esta manera aceptará mejor las limitaciones o errores propios o ajenos de la propia biografía, ya que lo enfocará todo hacia hacer el bien desde el momento que puede, no a lamentarse inútilmente, ni a no querer ver (con lo cual nunca mejoraría). Con respecto a estos chicos, yo te diría que no hagas nada por el mero hecho de que te apetezca o te interese personalmente, lo cual no sería razón válida para mover una conducta, sino que muévete por razones más elevadas, como último objetivo, como te dije, y así no te equivocarás; y en este sentido no te preocupes por lo que te salga y escape a tu control voluntario, sino que míralo como algo que puede ser un reflejo que te indique lo que tienes que mejorar, pero en el plano de lo voluntario. Si tu intención es auténticamente buena, el error nunca es grave, aunque uno haya quedado abochornado. Te diré que lo que más te protege y guía es la auténtica buena intención; con la buena intención de no guiarte por tus intereses (los cuales te engañarían), te pones en el camino de mejorar al otro, y además, resulta, que el otro también ve tu buena intención y actúa en consecuencia de acuerdo a sus actitudes, con lo cual aquí también tendrías una protección añadida. Por eso la buena intención auténtica (en la que la buena intención hacia el bien del otro está por encima de los propios intereses) es lo que más protege; y no lo hace, como muchos creen, la desconfianza, la cual si viene del egoísmo, no protege y, además, facilita que uno caiga en la trampa al dejarse guiar por los propios intereses que el otro puede captar, y aprovechar.
Un saludo.
Ana Vázquez
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