Duda

Hola, quisiera saber si es pecado mirar pornografía. Yo soy católico, voy a misa, creo en Dios y siempre le rezo y lo siento muy cerca mio, pero disfruto de la pornografía y de masturbarme y me gustaría saber que hace que esto sea pecado, ¿o no lo es?. Gracias.

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Hoy estamos en un período de grave crisis en la civilización. Muchos psicólogos reconocen que el perfil psicológico del hombre moderno está bastante bien definido: se trata de un hombre relativamente bien informado, pero con escasa educación humana, muy entregado al pragmatismo, por una parte, y a bastante tópicos, por otra. Todo le interesa, pero a nivel superficial, no es capaz de realizar una síntesis de aquello que percibe, y en consecuencia, se ha convertido en un sujeto trivial, ligero, frívolo, que lo acepta todo, pero que carece de unos criterios sólidos en su conducta. «Todo vale», «que más da» o «las cosas han cambiado» son las frases favoritas de este hombre posmoderno. Así, nos encontramos con un buen profesional en su tema, pero que fuera de ese contexto va a la deriva, atrapado en un mundo lleno de información, que le distrae, pero que poco a poco le convierte en un hombre superficial, indiferente, permisivo, en el que anida un gran vacío moral. De esta cultura surgen los «valores» posmodernos que degradan y rebajan el valor humano y que se expresan en: materialismo, permisividad, una ética permisiva que sustituye a la moral, relativismo y absolutización de lo relativo, consumismo y hedonismo.
En este ultimo carácter muy propagado (el hedonismo) me voy a detener.
Como la sexualidad es un aspecto de la persona, la interpretación de su significado humano depende de la «antropología», de la concepción del hombre que tenga de cada uno. Y en esta línea, existe dos concepciones muy difundidas en la actualidad:
1. Interpretación cientista materialista y agnóstica:
Para esta interpretación no existe lo que escapa a un estudio puramente científico-positivo; por tanto «pierdensignificado y valor los aspectos propiamente humanos de la sexualidad, como los aspectos psicológicos, afectivos, sociales y espirituales». Solo interesan los mecanismos anátomo-fisiológicos del sexo (lo genital) y su uso higiénico de la función sexual.
2. Interpretación hedonista:
Esta interpretación no hace sino sacar las consecuencias de la primera que mencioné: invita a conseguir el máximo placer sexual, al margen de toda norma social, moral o religiosa, sin limitaciones ni inhibiciones de ninguna clase. Aquí el sexo ya no esta en función a la persona y de sus objetivos humanos, sino que la persona está en función de las sensaciones fisiológicas e instintivas del sexo. Pero también, y hay que decirlo, del hedonismo surge un vector que pide paso con fuerza: el consumismo.
Y es bajo la amplia negra capa del hedonismo con su vector consumista que el negocio de la pornografía surge.
Y es desde esta concepción de la dimensión sexual humana, desvirtuada y anticristiana que la pornografía se señala como inmoral.
La pornografía consiste en dar a conocer actos sexuales, reales o simulados y las muestra de manera deliberada. Esto desnaturaliza la finalidad humana de sexo pues cada uno se convierte en objeto del otro para una ganancia económica. Y esa lucro económico se logra introduciendo a los espectadores en una ilusión de un mundo ficticio alimentando el hedonismo. El goce por el goce mismo.
Para que no quede esto solo en una critica a la cultura de la sexualidad comercial y light. Voy a describir brevemente el significa de la sexualidad desde el punto de vista cristiano.
Primero, para descubrir el significado humano de la sexualidad, podríamos tomar como punto de comparación el significado «humano» de la mano.
Si consideramos la mano como una realidad fisiológica, aislándola de la totalidad de la persona, jamás podremos descubrir sus posibilidades específicamente humanas. En cambio, si la mano es asumida en la totalidad de la persona, de una persona activa y culturalmente presente en el mundo, entonces el significado humano de la mano se vuelve patente: descubriremos que la mano humana es el principio de toda instrumentalidad y de la transformación técnica del mundo al servicio del hombre. Ese es su «significado humano».
Analógicamente, no debe estudiarse o ver la sexualidad como un dato aislado; hay que integrarla en la totalidad de la vida humana con todas sus relaciones. De lo contrario nos deslizamos a un biologismo superficial.
Hay que avanzar más allá de la realidad biológica del macho y de la hembra, para llegar a una relación entre hombre y mujer verdaderamente humana y humanizante. No queremos ser machos y hembras en un mundo animalizado, sino varones y mujeres en un mundo humanizado. El negocio de la pornografía carece claramente de estos valores humanos.
El sexo constituye un dialogo. El diálogo entre dos sexos está orientado hacia la PERSONALIZACIÓN. La sexualidad tiene una función primaria de crecimiento personal, porque nos lleva al descubrimiento del otro, al descubrimiento interpersonal.
Es precisamente por eso, que el hombre se realiza abriéndose al otro, descentrándose, promoviendo al otro, aceptando al otro en su radical alteridad, como «otro yo».
La sexualidad es una forma expresiva privilegiada de la persona. Las diversas expresiones de la sexualidad (miradas, caricias, besos, etc), son todas posibilidades de lenguaje, de reconocimiento del otro como otro. El abrazo sexual es un gesto de entrega y de comunión: no es un juego armónico de órganos, sino diálogo de personas en marcha hacia una plenitud: es la máxima unitiva que puede haber entre dos seres humanos.
Nada de estos valores puramente humanos son los que predica el hedonismo posmodernista y «comercialista». Ahora, a cualquier relación superficial y pasajera la llaman amor. Y no es más que un comportamiento avocado a la búsqueda de placer por encima de todo siguiendo su código máximo: la permisividad.
Entonces, interpretando correctamente la sexualidad humana y entendiendo cual es la «antropología» posmoderna del hombre, debemos concluir que, todo aquello que contradiga y ataque la dimensión humanizarte de la sexualidad, todo eso es pecado.
Recordemos que la sexualidad no es un instrumento de satisfacción auto erótica, narcisista, sino comunicación siempre desinteresada, que busca al otro por el otro, no para satisfacer una apetencia propia, no por lo que representa «para mi». Ese es el sentido de la sexualidad: llevar al amor ablativo vértice de la maduración de la persona. Si se la utiliza sólo para la propia satisfacción, se bloquea su evolución, se traiciona su significado y cada uno se convierte en objeto.
Uf! Que largo se me hizo la respuesta
De cualquier modo es bueno, así tu sacarás las conclusiones.
Gracias por esta respuesta tan completa y llena de contenido, la leí varias veces y cada vez descubro algo nuevo que me hace ver de otra manera la sexualidad. Muchas gracias.

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