¿Por qué las mujeres tienen los muslos más grandes que los hombres?

No es el muslo, son las caderas, las tienen más anchas para tener hijos.

Las diferencias en el esqueleto de la pelvis se explican por las necesidades del parto. Pero el mayor volumen de los muslos se debe a una mayor presencia de grasa. En nuestra especie hay «dimorfismo sexual», diferencias que van más allá de los órganos propiamente reproductores.

En nuestra especie la grasa que se acumula lo hace en diferente partes del cuerpo: en los varones especialmente alrededor de la cintura; en las hembras lo hace sobre todo en las caderas, los muslos y las nalgas.

En los animales, como nosotros, las razones para el dimorfismo sexual son funcionalmente de dos tipos: primero, la atracción del otro sexo, necesaria para la reproducción; segundo, las diferencias ecológicas entre hembras y machos.

Es indudable que, salvo distorsión cultural, una acumulación de grasa en muslos, nalgas y caderas de las mujeres contribuye a su atractivo sexual. Basta pensar en la notoriedad que Kim Kardashian ha conseguido sin otros méritos. Te recomiendo la lectura de uno de los ensayos que Stephen Jay Gould publicó en Natural History, titulado La venus hotentote.

Sin embargo, engrosar esas partes del cuerpo con grasa, que contiene 9 kilocalorías por gramo de energía, es muy costoso, implica comer mucho, para lo que nuestros antepasados de la época en que evolucionaron esas características, habría sido poco económico. Hay que favorecer pues una explicación ecológica. El género Homo se especializó desde su origen en una economía vital que hemos llamado caza-recolección. A ella se llegó evolucionando de un modo de vida recolector a otro en el que cobraba gran relevancia la caza de animales grandes, que se convirtió en una especialidad de los machos de la especie, porque ellos no tienen que cargar con un pesado feto, durante la gestación, o niño, durante la lactancia. Aumentó además la cooperación, sin duda el rasgo más importante en la explicación de nuestro éxito evolutivo. En los chimpancés —que obtienen el 95% de su ingreso calórico de la recolección— las hembras gestantes o lactantes tienen que trabajar más. En nuestra especie las mujeres recolectoras reducen (reducían) su actividad, según se ha observado, dependiendo más de la grasa acumulada y también del aporte calórico de los otros miembros de su banda.

En las mujeres de la rama koisán (bosquimanas y hotentotes) la acumulación es especialmente notable en nalgas y muslos. Se llama esteatopigia a la acumulación de grasa en las nalgas, como la que puedes observar en esta foto antigua:

La diferencia entre hombres y mujeres, según esto, nació de una necesidad fisiológica y ecológica, guardar energía para la gestación y la lactación, y ha adquirido además un valor frente a la selección sexual, convirtiéndose en un atractivo de las mujeres ante los ojos de los hombres.