La drogradicción es un problema grave de salud. Al Estado no le conviene tener una población drogada, porque además de perjudicar la propia salud de la persona, genera otros problemas a la vez. El Estado necesita de una población sana que se forme, trabaje, produzca, pague sus impuestos y viva en paz.
Hay droga donde hay personas que quieren utilizarla, esa demanda crea un mercado de la droga que se forma con pequeños distribuidores, grandes distribuidores, transporte desde otros países y producción de las sustancias. En el desierto no hay mercado de droga porque no hay consumidores, el mercado está en poblaciones donde hay consumidores.
El Estado tiene medios limitados para luchar contra la droga, no puede haber un policía tras un drogadicto o un distribuidor. Las encautaciones son limitadas por falta de medios. No es que el Estado permita la droga, es que el mercado es mucho más amplio de los que puede abarcar. Del mismo modo que no puede evitar los delitos: homicidios, robos, corrupción. Que haya personas dentro del Estado que forme parte de las bandas de traficantes, no quiere decir que el Estado esté detrás de ella. Al Estado se le "cuelan" personas que están en la mafias o que se dejan corromper. Es como si en una buena familia un hijo se convierte en un delincuente, la familia no tiene culpa de que le haya salido una "oveja negra".