Para una graduación exacta, ¿Cómo tengo que pedir los cristales para que sean lo más finos posibles?

Le he comprado una gafas a mi hijo pidiendo que le pusieran los cristales más finos posibles. Me dieron dos opciones: 1.61 y 1.56.

Por problemas que no vienen al caso, no pregunté más y supuse que las más caras eran las más finas así que pedí las 1.61.

Ya me han llegado y son muy gruesos, mucho más que las que tenía anteriormente. Quiero saber qué es lo que tengo que pedir exactamente para que los cristales sean lo más finos posibles.

Mi hijo tiene:

Derecho: sph +3.00; cyl +0.75; axis 80

Izquierdo: sph +3.50; cyl +1.00; axis 90.

Distancia entre pupilas: 5.5cm

Muchísimas gracias por la labor tan buena que hacéis. Nos ayudáis mucho a gente como yo que no tenemos ni idea de todo esto.

Respuesta

Las lentes deben su grosor a la graduación y al índice de refracción del material, principalmente. Además el método de talla hace que la lente pueda ser más plana o curvada, lo cual puede dar sensación de menor o mayor grosor.

Por otro lado, para hipermetropías, es muy importante el precalibrado, que hace que la lente sea sensiblemente más fina.

Por tanto, para tener una lente fina (a igualdad de graduación, evidentemente), hay que tener una buena combinación de todo: Buen material (índice alto), talla plana y precalibrado.

Los índices de refracción en lentes actualmente existen en minerales (cristal) 1.5, 1.6, 1.7, 1.8 y 1.9. En orgánicas, (plásticos) existe 1.5, 1.56, 1.6, 1.67, 1.74. A más alto número, más fina es la lente.

La talla puede ser esférica, asférica o freeform. La esférica es la de toda la vida, la asférica utiliza curvas no esféricas por lo que se consiguen lentes más planas y finas. Y por último, las freeform se tallan de forma personalizada punto a punto para conseguir la lente con menos aberraciones y más fina posible para esa graduación.

Por último, y no menos importante, quizá lo más importante, el precalibrado. Una lente precalibrada es la lente más pequeña que se puede fabricar para la montura.

Una imagen que puede ayudar a entender el precalibrado es esta:

Si la lente grande (amarilla) la cortamos al tamaño de la más pequeña, el grosor resultante será aproximadamente el doble.

Evidentemente, para monturas muy grandes, no existe ventajas en el precalibrado, pero para niños, las diferencias pueden ser más que considerables.

Como todo este tipo de factores acaban siendo un galimatías, los fabricantes de lentes nos ofrecen a las ópticas programas para el cálculo de grosores. Introduciendo los parámetros de graduación, forma de montura, y tipo de material y talla, nos ofrecen unos valores muy aproximados de grosores finales de las lentes. De esta forma, se puede salir de dudas, y comprobar que una lente 1.5 precalibrada en una montura pequeñas puede quedar mucho más fina y 10 veces más barata que una 1.74 sin precalibrar, por poner un ejemplo. O por el contrario, ver que el gastarnos un dineral en la lente más fina realmente hace que la lente quede mucho más fina que en las baratas, porque para esa montura y graduación así ocurra.

Tras este rollo, llego al resumen:

Pedir, lo primero, un cálculo de espesores previo al encargo. Si no lo hacen, cambie de óptica.

Una vez barajados los diferentes grosores que se obtienen, lo ideal debería ser una lente de alto índice (yo creo que 1.6 puede estar bien), asférica o freeform y precalibrada. Creo que con eso ha de quedar una lente fina, que, si además usamos una montura pequeña y redondeada, quedará de lujo.

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