Los prismas únicamente desvían los rayos de luz, no los desenfocan, sino que los cambia de trayectoria. No deberían nunca provocar visión borrosa.
El hecho de haber recetado un prisma puede deberse a varias causas, que pueden ser, entre otras, porque haya una visión doble, porque haya una supresión o porque haya unos síntomas astenópicos (dolor de cabeza, dolor de ojos, picor, sensación de arenilla, visión borrosa, cansancio...) importantes debidos todos a una desviación del eje ocular.
Es posible que, si hubiera una supresión (el cerebro ignora la imagen procedente de uno de los ojos) que al colocar el prisma el ojo suprimido vuelva a ser tenid en cuenta por el cerebro, y esa sea la causa de sensación de borrosidad.
También es posible, en el caso de visión doble o astenopia, que el hecho de cambiar la alineación ocular con el prisma, provoque una sensación extraña que puedas interpretar como visión borrosa, y en realidad no lo sea.
En cualquier caso, lo normal será consultar al optómetra que recetó el prisma, que compruebe si todo está bien, ya que el conoce el historial, la causa de tener que colocar el prisma, y si, además del prisma, haya puesto algún otra lente que sea la causante del emborronamiento.