El estrés puede afectarnos de muchas maneras, entre ellas:
El estrés activa el asombroso sistema de emergencia del cuerpo, el cual libera hormonas que elevan el ritmo respiratorio, la frecuencia cardíaca y la presión arterial. También aumenta la concentración de glóbulos y glucosa en la sangre. Este conjunto de reacciones prepara al cuerpo para enfrentarse a la fuente de estrés. Una vez que el estrés baja, el cuerpo vuelve a la normalidad, pero si no disminuye, puede provocar tensión crónica; es como si el cuerpo fuera un motor que está siempre acelerado. De modo que, para estar saludables física y mentalmente, tenemos que aprender a manejar el estrés.
El estrés en sí no es malo. La Asociación Americana de Psicología lo compara a la tensión de la cuerda de un violín. Si hay muy poca tensión, el sonido será apagado y desafinado; si hay demasiada, será estridente o la cuerda se romperá. Además comenta: “El estrés puede ser el beso de la muerte o la sal de la vida. La cuestión reside realmente en cómo manejarlo”.
Por otro lado, las personas tienen temperamentos distintos y algunas son más saludables que otras. Lo que le provoca tensión a una persona quizás no afecte a otra. Sin embargo, si su rutina lo tensa tanto que no le permite relajarse ni reaccionar bien ante situaciones difíciles, lo más seguro es que padezca estrés crónico.
Hay quienes recurren a las drogas, el alcohol o el tabaco para “manejar” su estrés. Otros modifican sus conductas alimentarias o pasan mucho tiempo frente al televisor o la computadora. No obstante, nada de esto ataca la raíz del problema; al contrario, podría empeorarlo. Entonces, ¿cuál es la manera correcta de manejar el estrés?
A muchos les han servido los principios de la Biblia. ¿Pueden estos consejos de probada eficacia ayudarte?
Con lo que sabes de tus actividades fíjate si esta es tu fuente de estrés RUTINA AGOTADORA
Trabajar, estudiar, viajar todos los días, todas las cosas que relaizas.. Estas son cosas que suelen disparar el nivel de estrés, y sin embargo tenemos que realizarlas. ¿Qué hacer entonces?
Trata de encontrar momentos para relajarte y descansar. La Biblia dice: “Mejor es un puñado de descanso que [dos] de duro trabajo y esforzarse tras el viento” (Eclesiastés 4:6).
Pon tus prioridades en el orden debido y lleva una vida sencilla. Si es posible, reduce tus gastos o pasa menos tiempo trabajando o en las actividades que realizas, prepara un horario para cada una.
Lo que me ayudó mucho hace unos años fue meditar en el consejo de Jesús cuando señaló cuál es la clave de la verdadera felicidad, dijo: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual” (Mateo 5:3). Solo seremos verdaderamente felices si damos los pasos para satisfacer nuestra mayor necesidad: la sed de saber la verdad sobre Dios y sobre su propósito para nosotros. Esa verdad se encuentra en la Biblia, y conocerla nos ayuda a determinar lo que es realmente importante y lo que no. Cuando dejamos que la Biblia guíe nuestras decisiones y nuestros actos, la vida cobra más sentido. Fíjate como en otra ocasión afirmó Jesús: Pero él dijo: “No; más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!”. (Lucas 11:28).
El mejor comienzo para aliviar el estrés
“Hacer ciertos cambios en el estilo de vida es el mejor comienzo” para aliviar el estrés, aseguran los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. “Empiece por [tener] una alimentación saludable y bien balanceada —aconsejan—, al igual que dormir bien y hacer ejercicio. También reduzca la cafeína y la ingesta de alcohol y no use nicotina, cocaína ni otras drogas psicoactivas.” Además, recomiendan tomar días libres, pasar tiempo con familiares o amigos y aprender alguna manualidad o tocar un instrumento.
Si luego deseas hacer más con relación a tu salud espiritual, acepta la invitación que se hace en el siguiente vídeo de 1 minuto y 17 segundos titulado: ¿Por qué estudiar la biblia? Ahí tienes el enlace:
https://www.jw.org/es/publicaciones/videos/#es/mediaitems/AllVideos/pub-wsb_2_VIDEO
Muchas gracias por tu tiempo, aprecio y recibe un saludo fraterno, amigo Rafael.