Estupendo que digas que no le has hecho daño a nadie o a casi nadie. Pero no es suficiente, tienes que hacer el bien. Imagínate que a una persona la contratan en una empresa, y cuando va a recibir el sueldo, dice, no he hecho ningún daño. Sin duda que si no ha hecho el servicio que se esperaba de él le podrán decir algo. Hay que pensar en hacer el bien de verdad en la vida, pero el de verdad, no el aparente, que quizá con una apariencia de ayuda en realidad haga más daño que el escaso beneficio que reporte.
Con la dirección en la vida de hacer el bien, tú irás viendo, por supuesto que estando en gracia de Dios, qué es lo mejor.
La soledad, si se busca con recta intención, no es mala en sí, e incluso puede evitar muchos peligros, puede ayudar a prepararse para otras tareas, etc. Pero todo tiene que hacerse con recta intención, guiado uno por la caridad. No cabe duda de que seguramente hace falta más virtud para estar con gente, que para estar solo uno, al menos en algunas situaciones, por eso en muchas ocasiones la gente ha preferido apartarse al menos inicialmente. El trato con las personas aunque tenga sus peligros, también puede servir para depurar la propia intención (las personas en muchas ocasiones en vez de ayudar a ir hacia Dios, hacen reclamos para que se satisfagan sus intereses meramente particulares como vanidad, comodidad, etc.; y por eso que hay que depurar permanentemente la intención y no dejarse llevar por esto último, sino que por el bien de verdad). Y por supuesto que todo guiado siempre por la caridad, para lo cual es muy conveniente la oración, hablar con Dios y pedirle luz y fuerza para amar de verdad.
Y por supuesto que hay situaciones para las que uno en ningún momento ha tomado una determinación, sino que ya las circunstancias han podido ir determinando. Tú confía en Dios, haciendo por supuesto día a día lo mejor que puedas. Haz tu parte y no tengas nunca temor a lo que ya no depende de ti. Dios no prohíbe unas previsiones razonables al respecto del futuro, pero sí prohíbe una preocupación excesiva, fruto de la desconfianza, etc., en este sentido nadie puede tenerlo todo “atado y bien atado”, y pretenderlo ya sería irrazonable.
realmente super interesante, extensa y bien bien definida esta respuesta, honestamente te pregunto, -¿que te fumaste para escribirla? - Alberto Oliva