Hoy en día las lavadoras tienen muchas funciones que podemos aprovechar para que nuestra ropa dure más y esté siempre limpia. Y estos son las seis prácticas que deberíamos desterrar cuanto antes:
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1. Lavar siempre en frío
Dejando a parte la proliferación de tiendas 'low-cost' que venden vestimentas que son una auténtica basura, no solemos dar a la ropa la atención que se merece. Al final, preferimos meter todo en la lavadora sin hacer distinciones y, por si acaso, lavar en frío. Así creemos que nuestra ropa está lo suficiente limpia, no destiñe y no se daña. Pero no es cierto.
“El agua fría no siempre es mejor y puede lavar mal la ropa o dejar olores”, explica Provateare. “Lea las etiquetas, puede que recomienden usar agua templada. Una buena regla es utilizar siempre la temperatura más caliente que aguanten tus prendas porque, en general, se van a limpiar mejor con agua caliente”. Lo que nos lleva al siguiente punto
2. No separar la ropa
En muchos hogares, en los que se ignora la norma básica de la lavadora, se echa la ropa sucia al tambor sin orden ni concierto –con el consiguiente desparejamiento de calcetines–. En otros tantos, algo más aplicados, se separa la ropa de color y la blanca. Pero lo cierto es que, como asegura Provateare, esta no es la mejor forma de poner lavadoras.
Lo ideal es observar las etiquetas de cada prenda para conocer la temperatura a la que debe lavarse y hacer coladas en función de ésta. Son suficientes dos montones, frío y templado, pues muy pocas prendas se lavan a temperatura caliente. Una vez echa esta separación, lo ideal es separar también las prendas por colores.
3. Ser tacaño con el detergente
Los detergentes actuales están concentrados y suelen ser caros, por lo que solemos echar lo menos posible: generalmente un vasito de los que acompañan al paquete y a correr. De nuevo, lo ideal es leer las instrucciones. En todas las cajas de detergente se indica cuánto debe usarse en función del tipo de ropa y agua, así que trata de ceñirte a lo indicado.
“Si eres tacaño la suciedad de la ropa simplemente se redistribuye en el lavado en lugar de salir por el desagüe”, asegura Provateare. “La suciedad termina en el resto de tu ropa, ensuciándola de nuevo”.
4. Usar la lejía de forma indebida
La lejía esta indicada para preservar el blanco de la ropa, pero es una sustancia mucho más agresiva que el detergente convencional. Puede venir bien para ciertas prendas, pero si la usamos para lavar nuestra ropa interior estamos cometiendo un grave error. La lejía es especialmente agresiva con los elásticos de calcetines y calzoncillos, que apenas soportan un par de lavados con ésta. Usa mejor un detergente blanqueador.
5. No tratar las manchas antes