Puedes pintar las paredes en tonalidades claras, desde blanco hasta crema, melocotón o incluso tierra claro. Otra opción es destacar alguna pared con un color más atrevido y que puedas luego combinar con otros elementos, como textiles y objetos decorativos. Por ejemplo, azul petróleo, verde manzana, morado o rojo.
Puedes pintar todo el piso del mismo color, con lo cual crearás armonía y continuidad si eliges un color claro. O bien, usar este tono claro como fondo en todas las estancias pero incorporando un color vivo que destaque en cada una o el mismo en todas. También puedes decorar zonas con papel vinílico.
Carmen Romero-Estudio de Interiorismo, Asesoramiento y Proyectos de Decoración
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