La expresión latina errare humanum est nos consuela cada vez que cometemos un error.
Con esta locución, hombres y mujeres de todas las culturas nos decimos a nosotros mismos que equivocarse es propio de la naturaleza humana, por lo que debemos aceptar nuestros errores como algo normal y aprender de ellos.
La lección está bien cuando elegimos el camino incorrecto e incluso cuando pedimos disculpas demasiado tarde. Pero, ¿nos consuela cuando el error humano afecta a la gestión de nuestra cuenta corriente? Escribir un cero de más o confundir un dígito del número de cuenta puede tener consecuencias. Por ello, conviene saber cómo actuar cuando se comete un error al hacer una transferencia bancaria.
Equivocarse de destinatario, registrar mal el importe a transferir y hacer el envío dos veces son los errores más comunes. Tanto si damos las indicaciones incorrectas al gestor bancario en la sucursal como si realizamos la transferencia de forma autónoma a través de Internet, las consecuencias del error son las mismas. Y la posible solución, también.
Anular una transferencia bancaria no es imposible; aunque si el dinero ya está en la cuenta del destinatario, la devolución o retrocesión será más complicada. En cualquier caso, lo más importante es actuar con rapidez y no dejar pasar ni un solo minuto tras percatarse del error cometido porque las transferencias solo pueden cancelarse el mismo día en que se realice la operación.
El primer paso es contactar de inmediato con nuestro banco. Si la transferencia se ha hecho en la oficina, debemos acudir a la misma sucursal; si ha sido una transferencia telefónica, volver a llamar al mismo número de atención al cliente; y ante una operación online, contactar directamente con el gestor personal asignado por la entidad. En los tres casos, el gestor nos pedirá los datos fundamentales para hacer una transferencia, que son el nombre completo y país de residencia del beneficiario, su número de cuenta y el importe a transferir. Además, conviene utilizar un concepto en la transferencia para identificar con agilidad el objeto del pago. Con esta información, facilitaremos el trabajo a nuestro banco a la hora de subsanar el error.
Si la operación todavía no se ha confirmado, es decir, su ejecución en firme sigue pendiente y el dinero todavía no está en la cuenta del destinatario, la cancelación puede realizarse sin mayor inconveniente. Esto sucede cuando el dinero tiene como destino una cuenta bancaria de otra entidad, y reclamamos su cancelación a las pocas horas de realizar la operación. Cada entidad tiene sus propios procedimientos rutinarios, pero lo habitual es que el banco realice los envíos al final del día.
La situación se complica cuando el dinero ya se ha enviado. Para anular una transferencia confirmada entre bancos distintos, el gestor personal solicita la reversión de la operación a la otra entidad. Se trata de un procedimiento interbancario que, pese a contar con el respaldo de los principales bancos de todo el mundo, no asegura el éxito de la operación sin la autorización del titular de la cuenta que recibe el dinero. Y lo mismo sucede cuando la transferencia se realiza entre dos cuentas del mismo banco, ya que el traspaso es inmediato porque la operación se hace efectiva al instante. En ambos casos, la reversión de la transferencia siempre tendrá que ser autorizada por el beneficiario de la misma, puesto que el dinero ya ha sido depositado en su cuenta.
Si la intervención del gestor bancario no resuelve el error, es posible acudir a la vía judicial para reclamar la reversión. En función del código penal de cada país, el beneficiario por error podría enfrentarse a penas de al menos tres meses de cárcel por apropiación indebida.
Por tanto, ya sabemos que errar es humano pero, como sigue el mismo proverbio latino, sed perseverare diabolicum. Es decir, el ser humano también es capaz de corregir sus errores y no volver a cometerlos. Y negarse a devolver un importe recibido por equivocación podría tener consecuencias bastante más graves.