I. Hola Princess. Aprecio mucho tu interés en saber sobre el bautismo que efectuaba Juan, buscando información encontré el siguiente artículo. Parece extenso y para entenderlo tendrás que usar una Biblia e ir buscando los textos citados. Si necesitas ayuda adicional déjame saber. Espero sea útil.
El bautismo de Juan. Juan, hijo de Zacarías y Elisabet, fue el primer ser humano a quien Dios autorizó a bautizar en agua. (Lucas 1:5-7, 57.) El mismo hecho de que se le conociese como “Juan el Bautista” o “el bautizante” (Mateo 3:1; Marcos 1:4) indica que el pueblo llegó a tener conocimiento del bautismo o inmersión en agua en especial a través de él. Además, las Escrituras prueban que su ministerio y bautismo provenían de Dios, no de sí mismo. El ángel Gabriel habló proféticamente de sus obras como procedentes de Dios (Lucas 1:13-17), y Zacarías, por medio del espíritu santo, anunció que sería un profeta del Altísimo para preparar los caminos de Jehová. (Lucas 1:68-79.) Más tarde, Jesús confirmó que el ministerio y el bautismo de Juan procedían de Dios. (Lucas 7:26-28.) El discípulo Lucas registra que ‘la declaración de Dios fue a Juan el hijo de Zacarías en el desierto. De modo que entró predicando bautismo’. (Lucas 3:2, 3.) El apóstol Juan dice de él: “Se levantó un hombre que fue enviado como representante de Dios: su nombre era Juan”. (Juan 1:6.)
Se puede entender mejor el significado del bautismo de Juan contrastando varias traducciones de Lucas 3:3. Juan vino “predicando bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados” (Nuevo Mundo); “predicando que para recibir el perdón de los pecados era necesario bautizarse como manifestación externa de un arrepentimiento interno” (Pere New Testament); “proclamando un bautismo, en señal de arrepentimiento, para el perdón de los pecados” (Nueva Biblia Española); “diciendo a la gente que debían volverse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados” (Versión Popular, Dios habla hoy). Estas formas de verter este pasaje dejan claro que el bautismo no limpiaba los pecados; para que hubiera limpieza de pecados, era necesario arrepentirse y cambiar el derrotero de vida; el bautismo simbolizaba ese proceder.
Así, el bautismo que efectuó Juan no supuso para la persona una limpieza especial de parte de Dios mediante su siervo Juan, sino una demostración pública y símbolo de arrepentimiento de pecados cometidos contra la Ley, la cual tenía que conducirlos a Cristo. (Gálatas 3:24.) De modo que Juan preparó a un grupo de personas para ‘ver el medio de salvar de Dios’. (Lucas 3:6.) Su obra sirvió para “alistar para Jehová un pueblo preparado”. (Lucas1:16, 17.) Isaías y Malaquías habían profetizado esta obra. (Isaías 40:3-5; Malaquías 4:5, 6.)
Algunos eruditos intentan ver antecedentes del bautismo de Juan y del bautismo cristiano en las antiguas ceremonias de purificación de la Ley (Éxodo 29:4; Levítico 8:6; 14:8, 31, 32; Hebreos 9:10, nota) o en acciones individuales. (Génesis 35:2; Éxodo 19:10.) Sin embargo, estos casos no tienen ninguna analogía con el verdadero significado del bautismo, pues eran abluciones para limpieza ceremonial. Solo un caso tiene cierto parecido con la inmersión total de un cuerpo en agua que se efectúa en el bautismo: el de Naamán el leproso, quien se sumergió en el agua siete veces. (2 Reyes 5:14.) No obstante, su acción no le llevó a ninguna relación especial con Dios, solo le curó de la lepra. Además, según las Escrituras, a los prosélitos se les circuncidaba, no se les bautizaba. Para poder participar de la Pascua o de la adoración en el santuario, la persona tenía que circuncidarse. (Éxodo 12:43-49.)
Tampoco hay ninguna base para afirmar que Juan tomara prestado el bautismo de la secta judía de los esenios o de la de los fariseos. Estas dos sectas tenían muchos requisitos de abluciones periódicas. Pero Jesús dijo que estos eran solo mandatos de hombres que invalidaban el mandamiento de Dios por la tradición propia. (Marcos 7:1-9; Lucas 11:38-42.) Juan bautizaba en agua porque, como dijo, Dios lo envió para hacerlo. (Juan 1:33.) No lo enviaron los esenios o los fariseos. Su comisión no era hacer prosélitos judíos, sino bautizar a aquellos que ya pertenecían a la congregación judía. (Lucas 1:16.)
Juan sabía que con su actividad meramente estaba preparando el camino delante del Mesías, el Hijo de Dios, y que así daría paso al ministerio mucho más importante de este último. Juan bautizaba para que el Mesías fuese puesto de manifiesto a Israel. (Juan 1:31.) Según el registro de Juan 3:26-30, el ministerio del Mesías aumentaría, en tanto que el de Juan tendría que ir menguando. Aquellos a los que bautizaron los discípulos de Jesús durante el ministerio terrestre de su maestro —y que por lo tanto también llegaron a ser discípulos de Jesús—, fueron bautizados en símbolo de arrepentimiento a la manera del bautismo de Juan. (Juan 3:25, 26; 4:1, 2.)