I. Hola Giovanni, me parece una pregunta muy interesante, no soy un experto en religión ni en Biblia pero he conseguido alguna información que podríamos analizar. Millones de personas hoy día ponen su entera confianza en una estructura religiosa o templos. Muchos líderes religiosos animan a los miembros de sus iglesias a ello. El pueblo de Jerusalén y de la tierra de Judá cometió un error parecido en los días de Jeremías. No deseamos imitarlos. Por eso en Jeremías 7:4-11, particularmente, Jehová Dios le mandó a Jeremías que se pusiera de pie en la puerta del templo de Jerusalén y públicamente dijera a los que entraban allí las siguientes palabras:
“No confíen en palabras engañosas ni digan: ‘¡Este es el templo de Jehová, el templo de Jehová, el templo de Jehová!’. Porque, si corrigen su conducta y sus acciones, si de verdad hacen justicia entre un hombre y su prójimo, si no oprimen a los residentes extranjeros ni a los huérfanos ni a las viudas, si no derraman sangre inocente en este lugar y si no siguen a otros dioses para su propia desgracia, entonces yo dejaré que sigan viviendo en este lugar, en la tierra que les di para siempre a sus antepasados”’”.
“Pero ustedes confían en palabras engañosas... Eso no servirá de nada. ¿Acaso pueden robar, asesinar, cometer adulterio, jurar en falso, hacerle sacrificios a Baal y seguir a dioses que no conocían, y luego venir a presentarse ante mí en esta casa que lleva mi nombre y decir ‘Seremos salvados’ a pesar de estar haciendo todas estas cosas detestables? ¿Se ha convertido para ustedes esta casa que lleva mi nombre en una cueva de ladrones? Yo mismo lo he visto”, afirma Jehová”.
Jeremías no fue autorizado para sacar del templo todas las cosas contaminadoras que habían puesto allí los que querían efectuar una fusión de la adoración de Jehová con la adoración pagana de ídolos. (Jer. 7:30, 31) Pero más de 630 años después de la destrucción de aquel templo, Jesucristo, como Hijo de Dios, limpió el templo reedificado de Jerusalén en dos ocasiones. Cuando hacía estas cosas, Jesús usó la forma de expresión que había usado Jeremías. Leemos: Jesús entró en el templo y echó a todos los que vendían y compraban allí. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los bancos de los que vendían palomas. Y les dijo: “Está escrito ‘Mi casa será llamada casa de oración’, pero ustedes la están convirtiendo en una cueva de ladrones (Mat. 21:12, 13) Aquel templo contaminado fue destruido en 70 E.C.
Hoy en los templos que se ofician cultos religiosos deben ser lugares de justicia y misericordia, fidelidad y obediencia siempre que las enseñanzas sean de la Palabra de Dios y no de tradiciones de hombres como condenó Jesucristo a los líderes religiosos de su día cuando les dijo: (Marcos 7:1-8) ... Ahora bien, los fariseos y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén se juntaron alrededor de Jesús. Y vieron a algunos de sus discípulos comiendo con las manos contaminadas, es decir, sin habérselas lavado. (Los fariseos y todos los demás judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo porque se aferran a la tradición de los hombres de tiempos antiguos. Y, cuando vuelven del mercado, no comen sin antes lavarse. También se aferran a muchas otras tradiciones del pasado, como el bautismo de copas, de jarras y de recipientes de cobre). Así que estos fariseos y escribas le preguntaron: “¿Por qué no siguen tus discípulos la tradición de los hombres de tiempos antiguos, sino que comen con las manos contaminadas?”. Él les dijo: “Hipócritas, con razón Isaías dijo proféticamente de ustedes lo que está escrito: ‘Este pueblo me honra de labios para afuera, pero su corazón está muy lejos de mí. De nada sirve que me estén adorando, porque enseñan doctrinas que son mandatos de hombres’. Ustedes dejan de lado los mandamientos de Dios y se aferran a las tradiciones de los hombres”.
¿Te parecen lógicos esos argumentos? Espero humildemente haber aportado algo a tu necesidad Giovanni. Muchas gracias por tu tiempo, aprecio y valoración. Un saludo fraternal y muchas gracias por los deseos de nuevo año.