¿Qué hago con mi vecina y sus animales ruidosos?

No respondas por mera conveniencia superficial, o mero egoísmo, sino que te recomiendo pensar en el bien de verdad de todos. Yo te diría que no te obsesiones con cosas que no te gustan de los vecinos; la convivencia siempre exige una cierta tolerancia mutua, que no es indiferencia, por supuesto, sino que simplemente saber que el otro no es impecable, como no se puede ser en esta vida terrena. Piensa, incluso, que quizá algún día tú necesites de ella; y que es posible que a ti, y con mayor probabilidad, a tus padres, siempre les agrade el tener algo de compañía. En lo concreto, te diría que no estés pendiente de lo que hace o deja de hacer, sino que organízate tú de la mejor manera que consideres; y ya no hables, ni con ella ni con nadie, del asunto.

¡Gracias! ¿Entonces yo también voy a comprar un perro, un gato, gallo y gallinas o también una cabra en un piso de menos de 100 metros? Entiendo su respuesta pacificadora pero vivirlo día a día y noche a noche es otra cosa. Además que los animales transmiten enfermedades. Me parece supercruel meter a animales en un espacio tan limitado. En fin, me tocará aguantar y callar pero se podían ir lejos...

Hay que hacer el esfuerzo de ver las cosas no desde la comodidad, sino que desde la caridad, teniendo en cuenta la mala propensión de la naturaleza humana herida en este sentido; por lo que hay que esforzarse en que salga victoriosa la parte fundamental, y más noble, la capacidad para dirigirse hacia el bien de verdad, la capacidad de amar, lo cual es posible con la gracia de Dios.
Hay que tener en cuenta, además, de que es una verdad de fe el que se puede pagar, o satisfacer, a Dios por las penas temporales que han merecido los pecados propios llevando con resignación los trabajos que Él nos envía (CAN. XIII. Si alguno dijere, que de ningún modo se satisface a Dios en virtud de los méritos de Jesucristo, respecto de la pena temporal correspondiente a los pecados, con los trabajos que el mismo nos envía, y sufrimos con resignación, o con los que impone el sacerdote, ni aun con los que voluntariamente emprendemos, como son ayunos, oraciones, limosnas, u otras obras de piedad; y por tanto que la mejor penitencia es sólo la vida nueva; sea excomulgado.    En https://mercaba.org/CONCILIOS/Trento06.htm )
Además, de la situación que describes, veo que te podría ser de ayuda en un momento determinado la disponibilidad de una vecina; incluso la cabra, o similar, en caso de que sobreviniese una hambruna, o cosa así; realmente nunca se sabe; por otro lado las personas van perdiendo fuerzas, y en muchas ocasiones situaciones como esa se terminan, e incluso podrías llegar a echarlas de menos; hay que verlo todo con mucha perspectiva. Ni que decir tiene que a veces la incomodidad procede no tanto de un determinado acontecimiento, sino que de lo que uno piensa al respecto (no sé en qué guerra sucedió, que los heridos ni siquiera sentían el más mínimo dolor, por la alegría de que estar herido significaba estar vivo); ya no digamos nada si uno responde con sentimientos de rabia, furia, etc.
No se trata de aguantar sin más (aunque mejor aguantar que provocar una guerra), sino que hay que verle un sentido a todo; hay que ver las cosas desde Dios, en Dios, y para Dios.
http://www.es.catholic.net/op/vercapitulo/6053/paciencia-en-las-adversidades-utilidad-de-las-tribulaciones.html
http://www.gratisdate.org/texto.php?idl=49&a=677
https://apologeticacatolica.org/salvacion/SACROSANTO-ECUMENICO-Y-GENERAL-CONCILIO-DE-TRENTO/

¡Gracias! Ya pero hay curas que violan niños y desde entonces no creo en los curas. Gracias de todas formas.

Pensaste en ponerlo en conocimiento en Sanidad para haber que te dicen .

A mi me llama la atención principalmente lo de las gambas y los peces .

Eso es insufrible en una vivienda, Mirtha no es extraño que estés así .