Me ha obligado a repasar viejos conocimientos que creía olvidados. En segundo término, es probable que el formato de la respuesta salga un poco alterado, pues como escribo primero en Word, y luego pego por aquí, algunas puntuaciones puedan perder su formato original. Paso a la respuesta: Quizás, los antecedentes del teatro del absurdo, debamos buscarlos en el Manifiesto Surrealista, publicado por André Bretón en París, en el año 1924, y que dio nombre al Movimiento del cual el mismo Bretón se transformó en líder indiscutido. El surrealismo surgió del movimiento llamado Dada, que reflejaba tanto en arte como en literatura la protesta nihilista contra todos los aspectos de la cultura occidental. Como el dadaísmo, el surrealismo enfatizaba el papel del inconsciente en la actividad creadora, pero lo utilizaba de una manera mucha más ordenada y seria. En la dramaturgia, el antecedente inmediato es la obra Ubu Rey, que Alfred Jarry escribió en 1896, cuando solo contaba con 15 años de edad, y que provocó un verdadero escándalo en su estreno, pues ponía en entredicho todo tipo de autoridad, ridiculizando al poder en la figura del protagonista. Se dice que esta obra fue el antecedente inmediato del Movimiento Surrealista. Pero, el Teatro del Absurdo, tal vez una continuación de este mismo Movimiento, tuvo sus máximos exponentes en la década del 50 del siglo pasado (XX), en la figura de dramaturgos tales como Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Jean Genet, Athur Adamov y Fernando Arrabal. Estos autores del llamado Teatro del Absurdo, forman, en cierta manera un conjunto heterogéneo, tanto por las temáticas que abordan, como por sus personales estilos. De la desbocada farsa "La cantante Calva" (Ionesco), a la trágica crítica social de "Las Criadas" (Genet), del pesimismo existencial de "Esperando a Godot" (Beckett), al entorno macabro de "El cementerio de automóviles" (Arrabal), el amplio espectro en que se mueve el teatro del absudo, encuentra su nexo en la puesta en cuestión y desestructuración, (si se permite el término), del teatro clásico y burgués conocido hasta entonces. Desaparece todo sicologismo y naturalismo en las situaciones, para dar un salto hacia el más descarnado realismo, donde el propio absurdo de la condición humana es puesto en escena sin ningún tipo de ataduras. Se pierden en muchos casos las nociones de tiempo y lugar, (Esperando a Godot), las posibilidades comunicativas del lenguaje son puestas en duda, (La cantante Calva), la propia necesidad de un actor en escena es también cuestionada, (La última cinta magnética), el distanciamiento es llevado a su máxima expresión mediante la transfiguración sexual de los protagonistas, (Las criadas). En el Teatro del Absurdo, podríamos decir que se apela más a la inteligencia que a la sensibilidad del espectador; la anécdota suele desaparecer para dar paso a simples situaciones; las acciones no transcurren, si no que suceden; se pierde a veces la solución de continuidad y la propia estructura del conflicto, tan caro al teatro tradicional; la unidad de tiempo y lugar desaparecen definitivamente para dar paso a la irrealidad de esas categorías dramáticas; los personajes pierden su estructura "sicológica" y adquieren la condición de "tipos", más cercanos, tal vez a los de la comedia d´el arte, que a los "personajes completos" del teatro naturalista. Para una mayor profundización en el tema, te recomiendo la lectura de "La crisis del personaje en el teatro moderno" de Robert Abirached, publicado por la ADES, (Asociación de directores de escena de España) A mi entender, el Teatro del Absurdo ha provocado una verdadera revolución en toda la dramaturgia moderna, y no solo en la literatura dramática en general, y ni siquiera en los conceptos modernos de puesta en escena, si no en la propia lectura de las obras clásicas al momento de su repersentación. Aquello que en su momento, por lo vanguardista, pudo haber escandalizado tanto a los iniciados como al espectador profano, es hoy, no solo aceptado, si no buscado como manera de presentar al espectador nuevas formas de lectura y representación de los viejos textos. Los límites del llamado Teatro del Absurdo se han ampliado en nuestra contemporaneidad, y simplemente por nombrar dos exponentes célebres de la dramaturgia en lengua española, tendríamos que preguntarnos, cuanto no deben a ese movimiento, obras como "¡Hay! ¡Carmela!" del español Sanchís Sinisterra, o "La nonna" del argentino Roberto Cossa. En fin, el tema es sumamente amplio, y como podrás intuir, da para escribir todo un tratado sobre el mismo, pero ni el espacio de que disponemos en esta página ni mis posibilidades, dan para tanto. Espero, de cualquier manera, haber dado una respuesta introductoria suficiente como para que tu curiosidad quede no solo satisfecha, si no incentivada para buscar información más profunda. Afectuosamente: andresp