Problemas estructurales

Hace un año adquirí una casa adosada, la cual, ya antes de firmar las escrituras, cuando fuimos a visitar la obra, descrubrimos que tenía muchas fisuras en muchos sitios de la vivienda. Preguntado al promotor nos indicaron que se debían al asentamiento de la obra pero que no nos preocupásemos, pues carecían de importancia y las solucionarían inmediatamente.
     Firmamos la escritura y, pasados varios meses, comenzaron a abrirse las grietas antiguas y otras muchas. Me las volvieron a arreglar y, hace unos 4 meses salieron nuevamente con mayor gravedad y continúan saliendo. Estamos preocupados hasta tal punto que he contratado los servicios de una empresa para que emita un informe pericial para la reclamación que voy a hacer, y el arquitecto que ha venido a ver la obra me comenta que parece ser un problema de asientos diferenciales. Le he dado parte al seguro decenal y rápidamente se han puesto en contacto con nosotros para que le enviemos el parte de siniestro. Quisiera saber si el seguro decenal se hace cargo de la reparación y luego le reclama al responsable, ya que la responsabilidad puede ir desde la empresa que hizo el estudio geotécnico, hasta el constructor, pasando por el promotor y el arquitecto.
   Teníamos pensado mudarnos a vivir a la vivienda en septiembre de 2008, pero como no paraba de salirle grietas a la casa, hemos decidido esperar a que se solucione el problema, ya que tememos por nuestra integridad. ¿Podemos pedir también una indemnización por todos estos perjuicios que nos están ocasionando este gran problema ya que no sabemos cuánto puede tardar la reparación?
    No estoy de alquiler porque vivimos en un piso propio, pero mis planes eran haber alquilado el piso en cuanto pudiéramos, y al habernos tenido que quedar en él, estamos perdiendo la posibilidad de obtener estos ingresos, amén de la afectación psicológica que estamos padeciendo tanto mi mujer como yo, hasta el punto de sopesar incluso ayuda de un psicólogo que nos ayude a llevar esta situación tan angustiosa en la que, después de pagar 240.000 euros, todavía estamos sin poder ocupar la vivienda y pgando religiosamente la hipoteca.