Alergias

Hola
Desde hace más o menos un año cuando como fruta tipo melón, sandía, melocotón... Siento picores en la boca, garganta, oídos... Incluso a veces me quedo temporalmente afónica.en ocasiones me sale herpes labial o se me hinchan los labios después de comerla. ¿Puede ser alguna alergia? También desde esa época tengo síntomas de catarro continuamnete:estornudos, picor y enrojecimiento de ojos, tos, moquillo, picor de nariz garganta y oídos, enrojecimiento de la garganta... No se si tendrá algo que ver pero me ocurre desde que me he trasladado a vivir a galicia. También me suele picar a menudo la piel y se me reseca y descama con facilidad(antes no me ocurría)
Cuando era pequeña y veraneaba en las playas de galicia me salían granos por la piel pero solo en estas playas.
¿Es normal lo que me pasa?

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Alergias
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Las alergias son respuestas exageradas del sistema inmunológico (las defensas de nuestro organismo) al entrar en contacto con determinadas sustancias, llamadas alérgenos. Su aparición se recrudece en primavera, porque uno de los grupos de alérgenos más frecuentes son los pólenes, unas células reproductoras de las plantas que proliferan durante esta estación. Se estima que un 20 por ciento de la población es alérgica a alguna sustancia (pólenes, polvo, alimentos, hongos) y parece ser una cifra que va en aumento.
Causas · Síntomas · Tipos · Tratamiento · Vacunas · Prevención · Diagnóstico
· Causas
Se sospecha que existe una predisposición hereditaria a las alergias, lo que significa que un niño cuyos padres son alérgicos probablemente desarrolle algún tipo de sensibilización, aunque no necesariamente hacia la misma sustancia que rechazan sus padres. Por ejemplo, si la madre es alérgica al marisco, tiene más probabilidades de desarrollar una alergia, pero no precisamente a ese alimento, sino a otros alérgenos como el polen. A pesar de que son muy molestas, por lo general, las alergias no son complicaciones graves, pero sí pueden acabar en cuadros más complejos, como el asma. De hecho, se calcula que el 80 por ciento de los asmáticos tienen, en menor o mayor grado, una base alérgica. En estos casos, el asma aparece también por la acción de los alérgenos y los pólenes son el principal grupo que la desencadena.
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· Síntomas
Los principales síntomas de las alergias son:
Enrojecimiento de los ojos
Picor y mucosidad acuosa en la nariz
Aparición de urticaria (picor) o eccemas en la piel
Ataques de tos o incluso de asma
Diarreas y dolor abdominal
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· Tipos
- Pólenes: la alergia al polen es la más frecuente y afecta cada vez a un mayor número de personas. Provoca estornudos, picores nasales y oculares, lagrimeo, tos y dificultades respiratorias, e incluso diarreas o dolor abdominal. Además de evitar el causante de la alergia, el tratamiento pasa por el uso de anhistamínicos, antiinflamatorios y la vacunación.
- Insectos: los que más reacciones alérgicas provocan son los de la familia de los himenópteros (abeja, avispa y avispón). Sus picaduras provocan enrojecimeinto, inflamación y dolor, aunque algunas personas reaccionan de manera más fuerte al ser hipersensibles al veneno liberado por el insecto, pudiendo incluso fallecer por esta causa. Las reacciones leves pueden tratarse con antihistamínicos y calmantes, mientras que los casos severos requieren la administración de adrenalina y la vacunación.
- Ácaros del polvo: el 55 por ciento de la población española es alérgica a los ácaros del polvo, pequeños parásitos de la familia de los arácnidos que se alimentan de escamas dérmicas y hongos. Para combatirlos es necesario extremar la limpieza en el hogar y emplear acaricidas, sustancias químicas que eliminan ácaros y hongos.
- Hongos: Algunos hongos producen alérgenos que se depositan en sus esporas, y la liberación de éstas depende de la humedad, la temperatura y la existencia de materia orgánica en su entorno, como basuras o cortinas de baño. Las épocas más favorables para su desarrollo son la primavera y el otoño, y entre los más comunes destacan la alternaría, el cladosporium, el penicillium, el aspergillus y el mucor.
- Animales: la principal fuente de alérgenos son las proteínas que se encuentran en la caspa y la orina de los animales. Provocan reacciones cutáneas y respiratorias. La única forma de evitarlas es alejándose de los animales domésticos.
- Alimentos: algunos alimentos, como la leche, el huevo, pescado o marisco, provocan reacciones alérgicas cutáneas y respiratorias. Hay que identificar los alimentos que provocan las alergias, evitarlos y disponer de adrenalina autoinyectable para afrontar las emergencias.
- Fármacos: en ocasiones el sistema inmune reacciona a ciertos fármacos produciendo sustancias químicas que provocan con reacciones alérgicas. Estos fármacos deben evitarse totalmente y hay que informar al especialista de cualquier otra reacción a medicamentos.
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· Tratamientos
- Antihistamínicos: alivia síntomas típicos de la alergia, como los estornudos, el picor y el goteo nasal. Actúa bloqueando las histaminas, sustancias químicas que el organismo genera en respuesta a un alérgeno y que provocan la inflamación del aparato respiratorio.
Entre sus efectos adversos se encuentran la sequedad de nariz, boca y garganta, y pueden tener efectos sedantes, por lo que no se debe conducir o manejar maquinaria peligrosa mientras se toman estos fármacos. El alcohol incrementa el efecto de sedación.
- Descongestionantes: mejoran los síntomas de congestión nasal y se administran en forma de pastillas, jarabes o spray. En ocasiones suelen combinarse con un antihistamínico. Pueden causar nerviosismo, insomnio y, en el caso del spray, irritación nasal. Deben emplearse bajo control médico y durante periodos limitados, ya que con el tiempo puede producirse un efecto rebote y los síntomas reaparecen con más fuerza.
- Antiinflamatorios: en algunas crisis alérgicas se puede recurrir a tratamientos que reduzcan la inflamación (corticoides) ya sea en fármacos o en inhaladores aplicados directamente a la boca. Estos productos ensanchan la capacidad respiratoria de los bronquios y son los que emplean los asmáticos.
- Inmunoterapia: las vacunas permiten que el organismo vaya creando cierta tolerancia a la sustancia que provoca la alergia, de manera que con el tiempo deja de reaccionar al estímulo alérgico. Suelen ser eficaces en el 85 por ciento de los casos.
Sólo son útiles en ciertos tipos de alergia, como las causadas por picaduras de insectos, ácaros del polvo, pólenes y animales, mientras que no resultan eficaces en las alergias a los alimentos y las sustancias químicas.
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· Las vacunas
La inmunoterapia (vacunas) es el único tratamiento que se dirige a la evolución natural de la alergia. Esta terapia consiste en la administración de cantidades gradualmente crecientes de un extracto alergénico al individuo alérgico, para mejorar los síntomas. La administración de la inmunoterapia a los pacientes alérgicos se realiza en dos pautas: la inmunización preestacional, que se aplica en los meses de otoño e invierno y que se abandona en primavera, y la inmunoterapia perenne o coestacional, que se administra todo el año.
La aplicación de las vacunas se realiza por vía subcutánea y, más recientemente, se viene administrando oralmente, pero con este sistema todavía no se ha demostrado si la vacuna perdura a largo plazo, como la subcutánea. Está indicada en casos de alergia moderada y severa con síntomas que perduran a lo largo de todo el año, personas que no responden al tratamiento farmacológico o que son alérgicas a sustancias difíciles de evitar, como los árboles y las mascotas. La inmunoterapia está especialmente indicada en las personas que reaccionan de manera muy grave a las picaduras de insectos.
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· Prevención
Es muy difícil evitar la exposición a los pólenes alergénicos de cada primavera, sin embargo, estas recomendaciones te pueden ayudar a reducirla:
Cerrar las ventanas durante la noche
Emplear aire acondicionado con filtros
Mantener las ventanillas del coche bajadas cuando se viaja y utilizar filtros en el aire acondicionado del vehículo
Procurar no salir mucho de casa durante la época de polinización, especialmente los días de mayor concentración de pólenes y los ventosos
Tomar la medicación prescrita por el alergólogo e inmunizarse
Evitar los jardines, cortar el césped o tumbarse sobre él
No secar la ropa en el exterior los días de mayor concentración de pólenes
Ponerse gafas de sol al salir a la calle
Elegir las vacaciones durante la época de polinización y pasarlas en una zona libre de pólenes
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· Diagnóstico
Las alergias comunes son fáciles de diagnosticar, ya que suelen diferenciarse con claridad de otros trastornos. Aún así, el especialista le someterá a diversas pruebas y realizar un cuestionario para conocer el origen de la alergia, antecedentes familiares y otros datos que puedan ayudarle a establecer un diagnóstico correcto.
Debes ser preciso a la hora de describir tus síntomas y es conveniente que informes al alergólogo sobre las siguientes cuestiones:
Consumo de tabaco, convivencia con fumadores en el hogar o el lugar de trabajo.
Frecuencia de los síntomas y variaciones según la época del año.
Relación con animales de compañía.
Empeoramiento en espacios cerrados o al tomar contacto con objetos que acumulan polvo, como mantas o alfombras.
Actividad laboral en contacto con sustancias químicas.
Antecedentes familiares, especialmente entre los padres.
Relación de los síntomas con el estrés.
Fármacos que se están consumiendo.
Enfermedades crónicas
Para testar a qué somos alérgicos, el especialista lleva a cabo las pruebas cutáneas. Se hacen veinte pequeños cortes en el brazo para probar sobre ellos diferentes tipos de alérgenos y comprobar si producen una reacción en la piel. Esta comprobación también se puede hacer mediante análisis de sangre, con la que se llega a testar más de 500 componentes alérgenos. En el caso de la alergia a los alimentos, se deberán evitar los productos de los que se sospecha para observar si los síntomas varían. A estas pruebas puede sumarse una espirometría, que consiste en una aparato que mide la capacidad pulmonar, dato muy útil en los casos de asma alérgica. Una vez identificado el agente responsable de la alergia se empieza con el tratamiento. En algunos casos, simplemente se deberá evitar el contacto con la sustancia (una medida muy eficaz pero casi imposible de llevar a la práctica), otras veces se aconsejará un tratamiento farmacológico o la vacunación.
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21/10/2003
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