La exigencia de petición de DNI es algo que molesta a muchas personas, que ven soliviantada su intimidad de forma innecesaria y, sobre todo ilegal. Las leyes que tratan de este asunto son totalmente ajenas al comercio y se refieren a las actuaciones de policía y seguridad privada. En ningún caso la acción de pedir el DNI en un supermercado tiene amparo legal. No solo eso: se está hostigando de forma innecesaria a quien hace uso de una modalidad de pago legítimo y aceptado, como es la tarjeta, frente a quien paga en efectivo, a quien no se exige nada. La pretensión de que la tarjeta pueda ser robada (también puede serlo el dinero en efectivo) ha de completarse con el hecho de que además el número secreto hace imposible el uso por un tercero si el propietario no lo ha dado.
En la raíz de este asunto está un mecanismo muy dudoso de seguridad, en el que se obvia que quien roba una tarjeta por norma general también roba el DNI, que suelen llevarse juntos. Pero además legalmente al supermercado nadie le puede pedir responsabilidad alguna en los casos de robo de la tarjeta, si la misma responde en el sistema y no consta como defectuosa o robada. Por lo tanto, lo único que podría justificar esa exigencia sería que el supermercado sufriese las consecuencias del robo, lo cual no es cierto. A ello hay que añadir que, incluso con la policía, la ley habla de "exhibir" el DNI, y los empleados suelen coger físicamente el documento, además el comercio electrónico funciona sin DNI y en algunos países de nuestro entorno, como Reino Unido, ni siquiera existe.
Por tanto, Xila, los clientes tienen razón: nadie puede compelerles a exhibir el DNI. Es una acción poco honrada, que no sirve para preservar la supuesta seguridad de la transacción, y que violenta y castiga a quien simplemente está usando su dinero.