Que se pueda engañar a otra persona o no es algo que depende de cada cual. La ley dice que el testamento escrito a mano es perfectamente válido: se llama "testamento ológrafo", y lo puede hacer de puño y letra el otorgante, expresando día, mes y año. Una vez que sobreviene el fallecimiento, y si no hay ningún otro testamento posterior, el ológrafo se legaliza ante notario, y funciona sin problemas. Puede ocurrir que coexistan dos testamentos contradictorios: uno ológrafo y otro otorgado ante notario. En ese caso, quien se proponga ejecutar el testamento ológrafo ha de ir al Juzgado, para determinar primeramente la autenticidad de su fecha. Es decir: no es necesario firmar ante un notario, pero que anden por ahí testamentos de diversas clases perfila follones judiciales extenuantes.