Amiga Delfina, hay varios peligros detrás de esa práctica que los comerciantes de ellos, que por lo general no son cirujanos estéticos, no los dicen. Buscando más información sobre el asunto comparto contigo los siguientes comentarios que me han parecido muy oportunos.
La práctica de perforarse diversas partes del cuerpo para llevar joyas es muy popular hoy día, sobre todo entre los jóvenes. Estos, “por desgracia, rara vez piensan en las consecuencias de tal acción —afirma la revista polaca Świat Kobiety—. Y aunque se eliminen los adornos de metal, quedan las cicatrices. Además, la perforación de la piel del rostro puede perjudicar los nervios y los vasos sanguíneos, y causar “pérdida de sensibilidad”, así como “infecciones y heridas que tardarán mucho en curarse”. Las bacterias proliferan en el “ambiente húmedo y cálido” de la boca, de modo que las perforaciones en esta zona a menudo ocasionan infecciones e incluso caries dental. En las partes donde abundan las células grasas, como el ombligo, la nariz y la oreja, pueden formarse pápulas duras, un tipo de quiste de grasa. El artículo advierte que “los adornos metálicos suelen contener níquel. Las personas alérgicas a este metal quizá sufran síntomas alérgicos, como hinchazón y sarpullidos acompañados de picor”.
Es muy interesante el consejo que da la Biblia a las mujeres aunque no da un mandamiento específico sobre los piercing. En 1 Timoteo 2:9, 10 dice: "Igualmente deseo que las mujeres se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio, no con estilos de cabellos trenzados y oro o perlas o traje muy costoso, sino como es propio de mujeres que profesan reverenciar a Dios, a saber, mediante buenas obras".
La decisión está en tus manos.