Mi pareja dice que siente a mi hijo como rival ¿Cómo debería actuar?

Tengo un hijo de 3 años de edad, cuando mi pequeño tenía 9 meses de nacido me separé de su papá (porque era muy violento conmigo e indiferente con el bebé, parecía no interesarle en absoluto si estaba sucio, hambriento, etc.) Cuando mi niño cumplió 1 año 4 meses comencé una relación con mi actual pareja. Al inicio de la relación le aclaré que lo más importante para mí es que se llevara bien con mi hijo, pues él es mi prioridad, y así fue el primer año de relación. Jugaba con mi hijo, lo llevabaa caminar, convivían siempre que estaban cerca; mi hijo comenzó a verlo como un padre y así llevaban ellos su relación. Decidimos vivir juntos a los 4 meses de relación, y nuestro núcleo familiar funcionaba perfectamente. En una ocasión que le llamé al padre biológico de mi hijo rogando que fuera a verlo, nos peleamos incluso, me dijo que ahora él se haría cargo de mi hijo y que él era ahora esa figura paterna. Y así fue, hasta hace unos meses atrás (6 u 8 aproximadamente) noté que se comenzaba a poner celoso de cómo trato a mi hijo, al punto de dejarme de hablar hasta que duermo a mi hijo. Incluso iba a adoptar al niño, y de la nada cambió de idea, que porque afectaría a su familia y que no quería tener nada que lo ligara a un futuro hombre malcriado, sus demostraciones de afecto mermaron con el niño e incluso le llegó a pegar con coraje por cosas realmnte insignificantes (que si no tiene hambre, que sí porque tomó biberón, que si no se quiere dormir, que si quiere salirse a jugar, que si dice una grosería que él le enseñó...), no le reclamo frente al niño, pero honestamente esta situación se está tornando muy incómoda. He llegado a pensar que alguien le aconsejo algo, porque se le ha salido comentarme que su papá le habla muy mal de mi familia, le dice las peores cosas, y cuando se enteró el sr. Que salía conmigo intentó de todas formas convencerle que se consiguiera a alguien mejor y cómo no pudo lo quiso obligar a cambiarse de ciudad, pero se salió de su casa (aunque sigue trabajando con su papá).

He hablado al respecto con él y sólo me dice que es porque todo mi amor es para mi hijo (cosa que no es así, porque a los dos les muestro mi amor), que lo tengo muy malcriado, que mi familia me resta autoridad cada que nos visita (lo cual es muy seguido), y por fin me confesó que lo ve como a un rival, que no sabe lo que siente por él, que el niño le recuerda a mi ex-pareja y que soy muy débil con el niño por no reprenderle, que cuando crezca será una paria y todo gracias a mi falta de carácter.

Cada vez que saco el tema a flote lo evita o me pide ponerme en su lugar, ¿qué haría yo si el que tuviera un(a) pequeño (a) fuera él?

Ya no sé qué hacer, cómo llegar a un acuerdo en la crianza y disciplina del pequeño y que me entienda, sin que sienta que lo estoy rechazando o que crea que quiero sacarlo de nuestra vida.

Les agradezco de antemano cualquier consejo y también el tiempo que le dedicaron a mi situación.

7 Respuestas

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Sinceramente yo dejaría esa relación. Si con 3 años lo ve como un rival cuando el niño ahora mismo solo llama la atención de su madre porque quiere cariño, necesita atenciones, tiene apego a ti, y el se ha atrevido a pegarle a reprenderle por tenerle amor a tu hijo no lo dudaría. Un hijo va estar ahí toda tu vida. Mi madre dejó que un hombre que no era mi padre y que me odiaba me golpeara, me maltratara y yo no se lo perdone porque ella jamás sacó la cara por mi. Piensa que quieres para tu hijo. Por darle amor no vas a ser una paria, sino una buena madre y no deberías dejar que echen tierra por encima. Vales más que eso. Cuida a tu hijo, no dejes que gente así le críe

Gracias por compartir eso conmigo. Me diste algo que no había visto, ¿cómo lo tomará mi hijo al crecer? Ciertamente su salud mental es más importante que esta situación. 

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Yo te recomiendo dejar la convivencia dado que no estás casada con él. Si tú estuvieras casada con el padre del niño, tienes que respetar este matrimonio; y si los dos estáis solteros podríais vivir un noviazgo como Dios manda, quizá con vistas a casaros. Esto aclarará la situación, y ayudará a la educación de su hijo.

Parece que él tienes interés en educar bien a tu hijo (lo cual tendrá que hacer por supuesto que sin pretender excluir a su padre). Y para ello es necesario hacer las cosas bien, con la gracia de Dios, y como Dios manda. Al no vivir para ti misma, sino que encaminada al bien, también podrás educar a tu hijo en lo mismo.

Estoy comprometida con mi actual pareja, es por eso que habíamos platicado sobre la adopción, y el padre biológico del niño no desea una relación con mi hijo. De hecho apoya que yo hiciera mi vida con alguien más y acepta que mi hijo vea a otra persona como padre.

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El hacer las cosas bien irá desvelando todo eso. No se trata solo de lo que la persona diga. El guiarse por el bien auténtico, no por intereses vanos o desordenados, irá mejorando las situaciones, irá mejorando a las personas, e irá poniendo las cosas en su sitio.
Que un padre no quiera saber de su hijo es algo muy antinatural; desde luego que no es sano (y tampoco bueno para tu hijo); y el que él diga eso no se puede utilizar para ahora verse libre de su participación, por ejemplo. El amor a tu hijo por parte de este otro hombre también tiene que ser recto, y eso incluye el querer lo mejor para ese niño, también al respecto de su relación con su padre.
Si tú no te casaste con el padre de tu hijo, podrás ahora tener un noviazgo, pero como Dios manda, sin convivir por supuesto.

Tienes que pensar en el bien de verdad de todos, tu hijo, el padre de tu hijo, ese otro hombre, tú.

Por la salud mental de mi pequeño no le he hecho saber lo que pasó con la relación que tenía con su padre y ni tampoco que me separé de él. De hecho, él no sabe que su papá biológico no está conmigo. 

He pensado que lo llevaré a terapia y le contaré en el momento que él desee saber porqué apellida como apellida o cuando crezca un poco más, depende lo que me comente la terapeuta, pues es un terreno que quiero tocar con el mayor tacto.

Esa no es una cuestión para acudir a terapia, lo cual puede alarmar al niño, o enredarlo.
Lo ideal sería que ya desde ahora no se le ocultase esa realidad; siempre se le puede hablar de todo sin alarmar.
Yo te recomendaría facilitarle las cosas al padre; ahí sí que demostrarías amor a tu hijo. Con el padre de tu hijo procura actuar siempre correctamente, pase lo que pase, y siempre sin perder de vista el objetivo de buscar el bien de verdad para todos (por supuesto que estando en gracia de Dios, y bien preparada con la oración y los Sacramentos).
Y por supuesto que educarlo moralmente, dándole buen ejemplo.

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Señora, cuando alguien decide entrar en una relación de pareja cuando hay hijastros, debe saber que toda la atención no puede ser para él o ella solamente. Su hijo estaba primero y usted no salió a buscar a ese señor ¿verdad? Él llegó por el interés en usted ¿cierto? Por ser así, él es quien debe ganarse el cariño, la confianza y el respeto suyo y de su hijo. De modo que esa relación puede terminar en un desastre si usted no le pone fin. No permita que su niño crezca en ese ambiente, que desde el inicio ha sido frustrante por no tener a su padre biológico a su lado y con el cambio que ese señor ha dado la frustración es mayor.

Luche por la felicidad suya y de su niño, son muchas las madres solas que crían con éxito. Mi madre es un ejemplo de ello tras la muerte de mi padre cuando yo tenía 7 años, ella no nos puso un padrastro. Usted decide lo que quiere hacer pero todo lo que usted describe es lamentable.

A continuación le dejo una entrevista interesante que encontré a la directora de una fundación dedicada a ayudar a familias con hijastros. Perdone lo mucho pero puede ayudarla un poco.

—Entrevista con la directora de una fundación dedicada a familias que tienen hijastros.
La Sra. Jeannette Lofas, directora de una fundación dedicada a familias que tienen hijastros y coautora del libro Living in Step (La vida en una familia en que hay hijastros), ha estudiado el tipo de presiones que son peculiares a estas familias. A continuación se recoge la entrevista que un corresponsal de la revista ¡Despertad! Le hizo, y sus respuestas en cuanto a cómo enfrentarse con éxito a dichas presiones.
P. ¿Por qué es tan difícil, Sra. Lofas, ser padrastro o madrastra?
R. Con frecuencia, una madrastra da comienzo a su papel en la nueva familia en franca desventaja, con un ojo morado, por decirlo así y, con el transcurso del tiempo, termina con un ojo morado de verdad. La mayoría de estos padres esperan que se les dé el reconocimiento que se le otorga a los padres naturales. Pero, por lo general, no lo reciben. Consciente o inconscientemente, casi siempre tratan de probar que son capaces de asumir tal papel. Pero, frecuentemente, el hijastro le rechaza por creer que de otro modo sería desleal al padre natural. El puesto que ocupaba el padre natural es sagrado. Al principio, el padrastro o la madrastra recibe un vapuleo. Por lo general, la idea de ‘si tú me quieres, llegarás a querer a mis hijos también’ no resulta cierta.
P. ¿Por qué es que frecuentemente los hijastros son tan hostiles?
R. Es una experiencia muy dura para un niño el que sus padres se divorcien. El niño se resiente de que su madre haya dejado el hogar o que su padre ya no esté en casa para prestarle atención. A menudo, descarga estos malos sentimientos sobre el padrastro o la madrastra. Ocurre lo que se llama un desplazamiento de sentimientos. De modo que el padrastro o la madrastra fácilmente se convierte en chivo expiatorio, sobre quien revierte estos malos sentimientos. Súbitamente, el comportamiento del niño es horriblemente malo con su padrastro o madrastra.
P. ¿Cómo se puede ayudar al niño a vencer estos “malos” sentimientos?
R. En primer lugar, tanto el padre o la madre como el niño han de reconocer que tales sentimientos son parte de la dinámica, o esquema de comportamiento, de una familia en que hay hijastros. Si se culpa al niño o, por ejemplo, a su padrastro o madrastra en lugar de a la dinámica propia de la situación, uno podría meterse en serias dificultades. El niño necesita entender que, al principio, es normal que él esté contrariado y se sienta furioso y frustrado. A menudo, el ayudar al niño a comprender por qué se siente así y el ponerse en su lugar, puede ser de gran ayuda. Por otra parte, la madre debe asegurarle al niño que él siempre ocupará un lugar especial y que, por lo tanto, no hay razón para temer que el padrastro vaya a usurpar la posición que él ocupa o a echarlo del hogar.
P. ¿Puede un padrastro llegar a disciplinar a su hijastro?
R. Sí, por medio de establecer desde el comienzo las ‘reglas de la casa’. Amor significa que al niño se le señalarán límites y que no se le dejará hacer lo que le parezca. Han de equilibrarse la disciplina y el amor, tanto en una familia de estas características, como en una familia natural. Pero, a menudo se le hace difícil a la familia que tiene hijastros percibir el amor. El vínculo consanguíneo y los antecedentes histórico-familiares comunes no existen, por lo tanto, pudiera ser que el padrastro exagere su papel o el hijastro resienta la disciplina que recibe de un “extraño”. El padrastro debe establecer su autoridad por medio de llevar la delantera y no por medio de hacerse dominante.
P. ¿Qué ocasiona que surjan serios problemas cuando se impone algún castigo?
R. Que los padres discutan en presencia de los hijos. El que un niño vea discutir a las dos personas adultas que él más ama es lo peor que le puede ocurrir. Entonces, el niño no tiene a quién acudir. Puede ser devastador para esta familia no tener una norma interna coherente. Es muy importante que los padres discutan en privado y acuerden el conjunto de normas que ha de regir la casa y las consecuencias que pudieran resultar si estas se violan. Luego, esto debe explicársele al niño con toda claridad. Un padrastro lo puso en estos términos: “Es muy bonito cuando oigo a la madre decir, ‘este es mi esposo y tu padrastro. Entre los dos te criaremos’”.
P. ¿Cuán importante es la relación de la pareja?
R. Esta es la relación básica, y tiene que ser fuerte; de otro modo lo demás no funcionará. Es necesario desarrollar lo que llamamos la fuerza del matrimonio. Esto resulta en que haya cohesión en la familia. Sin ella, los niños no solo recibirán instrucciones contradictorias, sino hasta pueden llegar a deshacer los lazos que unen a la pareja. La pareja debe salir junta. Deben disfrutar de los hijos juntos y no hacer descansar la carga sobre uno solo.
P. ¿Son de alguna ayuda los valores religiosos?
R. Sí, mucho. Hacen posible que la pareja esté por encima de errores nimios que hayan podido cometer el uno contra el otro. Por ejemplo, pudiera ser que en un determinado momento el esposo, erróneamente, favorezca a su hijo natural. La esposa está que echa chispas. Ahora bien, ¿logrará ella sobreponerse a la tendencia de iniciar una discusión pueril? Es cierto que el esposo obró mal. ¿Y qué? Lo hecho, hecho está. ¿Qué hacer a partir de ahí? Los valores religiosos pueden ayudarle a pensar: ‘¿Qué espera Dios de nosotros? Que hagamos que la familia funcione. Entonces, ¿qué debemos hacer ahora para lograrlo? Si nos esforzamos sinceramente por seguir tras la voluntad de Dios, podemos hacer que tenga éxito’.

Muchas gracias, he pasado toda la madrugada leyendo sobre estos temas para saber cómo debo llevar la situación y esta entrevista me ha orientado muchísimo.

Bendiciones. 

Bendiciones para ustedes también y me alegra saber que la información le fue útil. Dediquen unos minutos, mínimo 5 a 10 para leer la Biblia en familia y denle atención a sus necesidades espirituales.

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Estimada amiga: Por lo que aquí expones pienso que esa relación no funciona, ni llegará a ninguna parte y puede terminar mal. Los diálogos no han contribuido a nada y como explicas todo cambio en tu pareja actual. Hay celos de su parte y ya ve al niño como un rival, lo cual irá aumentando con el pasar de los años. Mejor ahora que después. No necesitas un hombre para criar a tu hijo. Tu le hablaste muy claro cuando comenzí la relación sobre lo importante que era tu hijo y si estaba dispuesto a intregrarse en esas condiciones, pero ahora parece que lo pensó mejor y busca excusas pues ya no tolera esa situación. Tu hijo está primer y como el ya no desea que así sea, no tienes nada más que buscar allí. Entiendo que no es fácil, pero como dijo el otro experto, esta relación puede terminar en desastre más adelante, así que lo mejor es darle punto final y cada quien por su lado. Lo intentaste pero no funcionó, a lo mejor ya se cansó, no quiere al niño como a su hijo ni a ti lo suficiente como para seguir adelante con esa relación. De todos la decisión es sólo tuya, analiza, piensa, consulta con nuestro Padre Celestial y ojalá qur tomes el camino correcto para ti y tu pequeño. Saludos, bendiciones y a tus órdenes si en algo más te puedo ayudar.

Hola, estimado amigo; me he dedicado a darle solución al asunto y le planteé las cosas con toda sinceridad sobre mis deseos de que esta situación terminara. 

A partir de ello noté que cambió su actitud con ambos, es respetuoso con mi niño y con mi relación con mi pequeño. Tal parece haber entendido que no pondría a nadie sobre mi pequeño; sobre la marcha veré si su cambio fue sincero. Confío en que Dios pondrá las cosas en su sitio. 

Estimada amiga: Que bueno que cambió su actitud. A veces hay que llegar a ciertos extremos para ver la reacción o de qué son capaces las personas en ciertas circunstancias. Tienes ahora la zarten por el mango y no bajes la guardia para evitar que se sucedan los hechos que conllevaron esta situación. Recuerda si no se puede lo dejas y ya. Un gran abrazo y bendiciones.

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Si no quiere a tu hijo no te quiere a tí.

No debería ni compararse con tu hijo y mucho menos levantarle la mano a un niño pequeño. Preferible no tener padre a convivir con un agresor. Ese hombre no te conviene de ningún modo, no sé donde vives pero de hecho creo que es hasta punible su actitud. Te diría que tomes precauciones porque en base a tu descripción parece peligroso. Tu hijo tiene tu amor y debes cuidarte tú para poder cuidarlo a él. Y cuidarte significa proteger tu salud emocional y tu autoestima. Tu hijo va primero siempre. Es muy noble que quieras que tenga una figura paterna. Pero si no hay una persona adecuada, mejor no tenerla.

Cuando comenzó con sus desprecios creí que era porque así lo habían educado a él,  a base de violencia física y psicológica, creí que era el único método que él conocía y yo no era así con mi pequeño. Y cuando le puse su ultimátum en estos días pareció haber entendido que no sería así la crianza que yo quería para mi hijo, ahora es respetuoso con mi pequeño y con lo que quiero para su educación. Dios me hará ver si su cambio es honesto.

Ve con cuidado, tiene que tener claro que él tiene su lugar y tu hijo el suyo. El ya tuvo su mamá, o no, pero no te toca a ti sustituirla. El es tu compañero se supone, y tiene que aceptar que cuando el nene esté grande, criado, él como tu compañero podrá ser el centro de tu vida, pero ahora tienes un trabajo difícil por delante y necesitas eso, un compañero, no otro hijo.

Eso es cierto, y además no debo anteponer las necesidades de nadie a las de mi pequeño. Y ahora que no lo hago, que le doy todo mi amor a libre demanda, veo que mi pareja también lo hace, le habla con cariño con respeto. Y si no es para decir algo bueno frente al niño, mejor no dice nada.

Me alegro mucho que mejoren las cosas, bendiciones.

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Nada que hacer. Esa relación no es para nada sana. Pasa la página y vive tu vida sin él.

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Yo creo que esta bien quieras rehacer tu vida, estas en tu derecho, pero tu niño creo está pequeño aún, tu pareja como puede ponerse celoso, como siente que "no es de su sangre" hay mucho machismo, ojalá lo quiera bien, yo llevo 10 años separada divorciada y aun así siento que mis hijos me necesitan, ¿creo es de cada quien pero si ya hay un conflicto y el niño tan pequeño si estaría de pensarse no?

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