En la práctica de sexo oral, sin preservativo, se pone en riesgo de transmisión del VIH, la persona activa, es decir quien pone la boca en los genitales de la pareja y entra en contacto con los fluidos sexuales. La persona pasiva, quien lo recibe, no tiene riesgo de VIH ya que la saliva no tiene capacidad infecciosa. No obstante, hay que saber que la saliva, la mucosa bucal, el semen, el flujo vaginal y el preseminal, sí pueden transmitir otras ITS (Infecciones de Transmisión Sexual), como: sífilis, gonorrea, herpes, clamydia... que además, son mucho más transmisibles que el VIH.
La tricomonas no sobrevive ni en la mucosa oral ni en el recto, por lo que la transmisión será entre vagina y pene o de vulva a vulva. Se requiere que exista una relación íntima con penetración o sin ella, para que el germen pase de una persona infectada a una persona sana. Será transmisible mientras haya contacto con el microorganismo. El riesgo de contagio siempre está presente, incluso en ausencia de eyaculación. Una persona puede infectarse varias veces en la vida, por cuanto las tricomonas no producen inmunidad natural. Así, los pacientes que han sido tratados pueden adquirir de nuevo el germen si tienen contacto sexual con personas infectadas. El uso del preservativo desde el principio hasta el final de la relación, evita en gran medida la transmisión.
Se considera que las primeras molestias se pueden presentar entre los 2 / 28 días siguientes a la fecha de la infección. Sin embargo, en muchos casos las molestias se producen mucho tiempo después.