Mis senos son normales si... ¿?

Lo primero: ten mucho cuidado con las personas oportunistas, cuyas respuestas sólo buscan saciar su propio morbo enfermizo, o aprovecharse de la inocencia e inexperiencia de las personas, para engañar, para burlarse y para confundir.

Yo, te aconsejo que no te obsesiones demasiado con tu cuerpo, porque estás atravesando una etapa de crecimiento y de formación. Tu cuerpo experimenta continuos cambios que no esperabas, y que pueden sorprenderte o asustarte. Como es algo nuevo, extraño e inesperado, además de incontrolable, muchas veces genera, en gran parte de las chicas, problemas de inseguridad, de vergüenza, de miedo y de sentimientos de culpa, de inferioridad, de rechazo hacia su propio cuerpo, al que no puede controlar y la está convirtiendo en un "monstruo". Esta "crisis" física del desarrollo, pueden hacer que una persona se aísle o se esconda dentro de sí, volviéndose muy tímida y desorientada, o Intente ocultarlo, revertirlo o frenarlo de múltiples formas, que, en muchas ocasiones resultan nocivas o seriamente perjudiciales para la salud y la vida de la propia persona obsesionada por los cánones de belleza de las modas del momento, o por evitar ser rechazadas por las personas de su mismo género, por la peor humillación que supondría ser rechazada por el género opuesto, y tener que resignarse a cargar con el peso de no sentirse agraciada por los favores y la delicadeza de la caprichosa Naturaleza. Y lo más triste e injusto, es que, casi siempre, no es más que un terco autoengaño, que sólo es fruto de la ceguera, casi siempre inducida y manipulada por las reglas y opiniones ajenas, que manipulan de tal manera muestra imagen y nuestra autoestima, que nos impide apreciar los cientos de sutiles detalles que hacen fascinante y brillante a una mujer, a los ojos de un ser humano con la suficiente sensibilidad e inteligencia para descubrir los valores que hacen irresistible a una persona, y que rara vez coinciden con la opinión cargada de tiranía, prejuicios y envidia que nos cuentan todos los espejos del mundo, desde los enormes y majestuosos, hasta los más canijos y miserables, que incluso rotos, se atreven a intentar desprestigiar, con malicia y mucha bilis, por estar condenados a no poder aportar más que un reflejo de la vida.